16 sept 2022

El olvido de la memoria

Por @ruiz_senior 

La conjura totalitaria, lo que se conoce como socialismo, «progresismo» o «izquierda», es una amenaza feroz contra la humanización, un retroceso a la esclavitud y una forma de opresión que echa a perder todo lo que se consiguió en los siglos de esplendor de Europa, desde el Renacimiento. No es raro que tenga como aliados a poderes retrógrados como el clero iraní, la agresiva autocracia rusa, el liberticida régimen chino y muchos otros, incluidas las organizaciones de narcotraficantes que dominan a casi toda Sudamérica.

Un ámbito que permite ver con claridad lo anterior es el de la educación. En España, el gobierno socialcomunista impuso una nueva ley educativa cuyo objetivo declarado es quitar peso a la memoria en la instrucción y reducir las barreras que condenan a muchos estudiantes al abandono o a repetir curso. Sus objetivos declarados son aumentar las oportunidades educativas y formativas de toda la población, contribuir a la mejora de los resultados educativos del alumnado y satisfacer la demanda generalizada de una educación de calidad para todos. La forma que encuentra de satisfacer la demanda y aumentar las oportunidades es mejorar los resultados educativos del alumnado.

Esa «mejora» no debe entenderse como que las personas vayan a saber más sino que se les facilitará obtener resultados satisfactorios. Es decir, se rebaja la exigencia académica, es decir, se impide que la gente aprenda porque si el resultado de esforzarse es el mismo que el de no esforzarse pues nadie se esforzará. Y sin esforzarse es imposible acceder a conocimientos complejos como los que demanda el mundo moderno. El interesado en los efectos de esa mentalidad en España puede orientarse con este artículo de Arturo Pérez-Reverte. https://www.zendalibros.com/perez-reverte-ahora-somos-un-pais-de-genios/

Esa degradación de la tarea educativa está ligada al proyecto totalitario desde siempre y en Hispanoamérica tiene un camino más sencillo porque la forma de vida de la sociedad colonial nunca ha desaparecido. Lo que llaman educación es en realidad una nueva evangelización, es decir, adoctrinamiento, inoculación de propaganda: lo que se pretendía en el siglo xvi no era que los indios aprendieran matemáticas sino que creyeran, so pena de graves consecuencias, en la religión verdadera. En Colombia los jóvenes que ingresan en la universidad no pueden escribir una línea completa sin graves errores de ortografía pero ya van pertrechados del preceptivo odio a Uribe.

¿De qué forma una sociedad se entrega a esa clase de degradación? Lo explicó Ortega y Gasset refiriéndose a la decadencia de Roma: el Estado, la máquina creada para servir a la sociedad, se apropia de todo y la sociedad termina sirviéndole, y la casta que lo domina se interesa exclusivamente por mantener su poder. Por eso todos los que implementan la promoción automática en la escuela evitan que sus hijos «disfruten» de esa ventaja, bien enviándolos a colegios privados en los que sí hay exclusión de los que no aprenden, bien enviándolos a estudiar en el exterior.

De modo que lo que se presenta como acción contra la desigualdad lo que hace es reforzarla impidiendo a las personas ajenas a la casta acceder a conocimientos útiles. Y esa exclusión real de las mayorías se impone mediante la promoción automática, y también el cambio de la evaluación individual de conocimientos porque lo que se evalúa son los proyectos grupales, y esto simplemente quiere decir que algunos trabajarán pero todos obtendrán el reconocimiento. La pérdida de la memoria como referente del conocimiento, a favor de supuestas destrezas o competencias que a la hora de la verdad implican que el estudiante puede completar su ciclo sin haber aprendido nada, es otro recurso de esa estrategia de idiotización.

La multiplicación de los cupos universitarios o la reducción de los precios —como la indecente matrícula cero del gobierno de Duque, que sólo significa que los sueldos de los profesores y los demás gastos de la educación «superior» no los pagarán los que se benefician de ellos sino todos los demás— van en la misma dirección: millones de personas obtienen un título universitario que es sólo un grado de mamertos, porque o bien consiguen un puesto como profesores recitando la propaganda o bien hacen trabajos ajenos a lo que estudiaron y viven resentidos con el «sistema» que los obliga a trabajar, y siguen así sirviendo a la casta dueña del Estado como víctimas del capitalismo ansiosas de colectivizaciones más drásticas.

Desde hace décadas es mayoritario un rechazo del «aprendizaje memorístico», a veces porque se atribuye la independencia intelectual a factores diferentes a la información con que se cuenta, a veces porque simplemente se odia el conocimiento o la inteligencia y se quiere que los exámenes se puedan aprobar sin poder dar cuenta de que se sabe lo que se pregunta. Es verdad que a veces, aunque es algo de épocas remotas, se daba demasiada importancia a la reproducción de datos sin contexto en niveles en los que la preparación del alumno debería permitirle otras destrezas. Pero sin la memoria no puede haber aprendizaje, y sin evaluación y esfuerzo tampoco. Ya señaló Platón que lo que llamamos saber y aprender no son otra cosa que recordar.

No cabe duda de que la educación de antes se debe adaptar a nuevas realidades ni que medidas como repetir todo un curso por no haber aprendido bien algunas materias pero quizá sí otras conduce a malgastar tiempo, pero esa clase de cosas se podrían discutir si hubiera un consenso sobre el sentido de la educación.

De lo que tratan las políticas «progresistas», como ya se ha dicho, es de la igualdad de resultados, de que para «no dejar atrás» a los que no aprenden se los gradúa a todos. Con eso, por una parte, se impide que los esforzados y talentosos prosperen y resulten rivales de los dueños del Estado, que basan su poder en el voto mayoritario de los que no aprenden nada pero obtienen un reconocimiento que es pura ilusión. Y por otro, se crea una población cuya indigencia intelectual la deja sin defensas frente a la propaganda, como ocurre en Cuba y ocurrió en todos los países comunistas.

A la gente ignorante es fácil convencerla de que poder recitar las capitales de los departamentos o de los países, o las tablas de multiplicar, no sirve para nada y no significa nada, pero es eso que se recuerda de forma automática, y que a menudo se aprende mecánicamente y por repetición, lo que permite al lector entender el contexto de la información que recibe. Una persona que no se sabe las tablas de multiplicar puede averiguar el resultado de cualquier operación con la calculadora del teléfono, pero ¿tiene una noción más precisa de los números o de las cantidades? Yo también puedo traducir con el computador este artículo al coreano pero eso no quiere decir que pueda distinguir una letra de otra. Y de hecho conocer las letras en la propia lengua es un aprendizaje memorístico, repetitivo, mecánico y rutinario porque es difícil que un niño de seis años esté para plantearse el sentido del lenguaje.

Ese desprecio de la memoria tiene un consenso absoluto, todo el mundo suscribe que la educación de antes era peor por centrarse en ella. Lo extraño es que si hubiera que sostener que los jóvenes que llegan a la universidad ahora están mejor formados que los de antes puede que no hubiera tanta unanimidad.

En resumen, lo dicho: el mamerto no puede dar cuenta de las tablas de multiplicar ni de las capitales de los departamentos, pero tiene una profunda convicción de que sabe cómo se debe gobernar un país y a pesar de que ve aumentar la miseria y la violencia, sigue recitando lo que le resultó más fácil aprender porque era sólo halago engañoso, porque su ignorancia es lo que sostiene el poder en la narcocracia.

7 comentarios:

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  2. Lo del sector educación es un tema muy siniestro, recuerdo que país bizarro viene denunciando desde hace mucho tiempo atrás de como las universidades eran unos fortines ideológicos para doblegar al estado.

    Concretamente, se ve con el tema de la ministra Vélez. Profesora desconocida hasta hace unos días de la universidad del valle.

    El tema se hace intrigante cuando se entera uno que es hija de Hildebrando Vélez, también profesor de esa universidad y célebre por sus escritos académicos, que son básicamente pasquines políticos buscando acabar con el sector minero.

    (hay algo raro también, los escritos de Hildebrando son citados frecuentemente por activistas que buscan politizar el sector salud....)

    Irene, heredo ese nicho de su padre y continuo por la misma línea: Obtienen sendos presupuestos para hacer esas ponencias académicas, ella fue más ambiciosa que el padre y debe haber creado o co-creado unos 20 de esos informes dedicados a destruir un enemigo al cual llaman el "extractivismo". Y a partir de esa palabra sostienen un caballito de batalla que les da poder y dinero.

    Luego nos enteramos que Hildebrando es el padrino político de Francia Marquez....

    Y este Hildebrando es un solo ejemplo de miles de esos profesores que se han tomado las universidades para convertirlas en fortines ideológicos, de donde extraen poder y dineros.

    Ya pusieron presidente, ministros, etc.¿qué seguirá?

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  3. La gente a tomado a chiste a esa ministra porque finalmente les parece muy candorosa, pero OJO no hay que equivocarse Irene Vélez representa unos planes muy siniestros que son copia de lo que ha ocurrido en México y Chile: 

    En la cartera de Minas/Energía/Petróleo en esos países también pusieron a alguna persona con cara de despistada y con absoluta incapacidad para tomar las decisiones adecuadas .

    Recordemos que las minas representan eso, Minerales: Que traducidos en la industria sirven para construir mil cosas diferentes. Son, pues muy valiosos en todo el planeta.

    Pero con un agravante.... en Colombia el "subsuelo" SIEMPRE ha sido del Estado.

    Estos Vélez y otros como ellos responden a unos intereses absolutamente aterradores, por eso buscan a como de lugar apoderarse y controlar TODAS las minas que serán  la fuente de riqueza para ellos y sus amigos.

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  4. José Casagrande: muchas gracias por la información que nos cuenta. En efecto, detrás de los sacamantecas de las guerrillas están camarillas de parásitos de clases altas que tienen toda clase de planes para despojar al país. Es muy importante conocerlas.

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  5. jesus moreno12:59 a.m.

    En los países "progresistas"-que siempre resultan siendo los mas atrasados- imponen la memoria que les convenga con sus leyes de Memoria histórica. "Todos esclavos y en la esclavitud iguales" escribió Dostowievsky en su obra Los Demonios, libro que aún figura en el índice del Ministerio de Educación colombiano.

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  6. Jesús Moreno: Yo leí "Los demonios", excelente novela, no sé si el índice del ministerio es de obrar recomendadas o censuradas. Falta leer más literatura de calidad.

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  7. jesus moreno4:33 a.m.

    Muchas gracias por contestar, señor Ruiz.
    No sé si me lo puede creer, pero tengo una amiga profesora de bachillerato, egresada del Externado y me confesó que no conocía la existencia de Los Demonios.

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