Por @ruiz_senior
No hubo muchos comentaristas de la prensa española que señalaran las fiestas
del orgullo LGBTIQ entre los motivos por los que Sánchez convocó elecciones para
el 23 de julio. Lo tendrían previsto sus cientos de asesores. Ahora el mes de
desfiles, borracheras y ligues les sirve para
encender la alarma antifascista y antifranquista explotando el
victimismo de las organizaciones de homosexuales. Así van creando la atmósfera
de miedo que esperan que podría salvar a Sánchez.
Llama la atención la forma en que las sociedades modernas han normalizado un
movimiento formado por personas cuya principal misión en la vida es contar que
les gusta practicar la sodomía. El pretexto de la justicia y el respeto les
sirve para montar un gran negocio de pornografía, prostitución y corrupción
política en un Estado cada vez más grande al que se sienten con derecho a
pedirle pan y sexo.
El pretexto de reivindicar a una minoría tradicionalmente proscrita les sirve a
los totalitarios para poner en práctica su ingeniería social y cebar a sus
clientelas políticas. Los militantes marxistas que crean esas organizaciones de
identidades sexuales diversas adquieren poder, acceso a recursos públicos,
visibilidad, dinero, etc.
En últimas, ese activismo es una estrategia comunista para disolver a la
sociedad, con el pretexto de la tolerancia se va imponiendo la intimidación y
la censura a favor de un bando político partidario de cobrar más impuestos y
dedicar más recursos de todos a su propaganda. La histeria sectaria con que
acusan al partido Vox es sólo muestra del pánico que les produce esa probable
pérdida de poder si cae el llamado gobierno de Sánchez.
Y el fervor de esas multitudes convenientemente acariciadas les sirve a los
comunistas para crear un ambiente de censura e intimidación violenta que
sencillamente es la continuación de la vieja lucha de clases por otros medios,
con otro paraíso del que se tienen anticipos más tangibles. A la sociedad
«heteronormativa» se la obliga a admitir que vivir así no es algo deshonroso
sino lo propiamente honroso, lo que inscribe a la persona en el pueblo elegido.
Y desde luego el individuo casto o religioso, o que simplemente se niega a
tener buena opinión de esas prácticas sexuales se convierte en una especie de delincuente.
Con esos designios de dominación, los totalitarios han construido una
formidable industria del odio que domina la educación en casi todo Occidente. Por
ejemplo, si un lector va a buscar una obra de literatura infantil sobre una
familia convencional que sale adelante, no la encuentra, porque todas tratan de
chicos que salen del armario, de transexuales, de hijos de lesbianas, de niños
adoptados por gais… Y cada vez más la educación les sirve para reclutar a las
nuevas multitudes de gais y transexuales, para que a los niños se les enseña
desde muy corta edad a masturbarse y a acariciar a sus compañeros.
Como ocurre con todas las movilizaciones identitarias, en cuanto se las conoce
siempre se detecta la pulsión anticapitalista: para los jóvenes hay una oferta
en la que está el pasado con la religión, el tabú de la homosexualidad, el
capitalismo, etc., la «España en blanco y negro», y un mundo nuevo en el que
hay libertad sexual gracias a la «izquierda» y pronto renta básica universal.
Así las camarillas clientelares con rasgos de sectas los entusiasman y los
reclutan a punta de caricias para que después nutran las manifestaciones y el
orgullo, que es la principal manifestación.
También conviene destacar el sentido neopagano de esa celebración, aunque lo
único que tiene en común con el viejo paganismo es la hostilidad al
cristianismo, que por otra parte sólo procede del afán de hegemonía ideológica
de los comunistas. No está de más recordar que cada vez que los comunistas
tienen alguna influencia sobre algún grupo social lo animan a perseguir a la
religión. En la decada de 1930, con la Segunda República española, fueron
asesinados miles de curas y monjas sólo por serlo, y lo mismo ocurrió en
Colombia durante las revueltas de las bananeras y del bogotazo.
De ese modo la libertad que proclaman sólo es un pretexto de la opresión y la
oferta de placer es equivalente a la del Viejo de la Montaña, el líder la secta
musulmana medieval de los asesinos. La oferta de placer les sirve para reclutar
adeptos que los llevarán al poder, desde donde harán lo que les dé la gana,
incluso torturar y encarcelar a los homosexuales, como se hizo en la Unión
Soviética y como se hacía hasta hace pocos años en Cuba. (Es divertidísima la
desfachatez con que el Partido Comunista Cubano es ahora el abanderado de la
diversidad sexual, tal vez porque calculan que esa clase de turismo tiene
futuro en la isla a la que tienen secuestrada.)
Y de eso es de lo que tratan las celebraciones del orgullo gay en todas partes,
no de si alguien opta por vivir su sexualidad de una manera o de otra, sino si
con ese pretexto se amplía la base social del totalitarismo, que ya domina casi
toda Iberoamérica y avanzará implantando en todas partes regímenes como el
cubano. También en España si no se hace frente a esa ingeniería social.
4 comentarios:
No sé que es peor; si esas aberradas celebraciones del orgullo gay o que Zuluaga reciba dineros de Odebrecht !..al final son lo mismo.
Anónimo, muy flojo tu argumento sobre Zuluaga acusado por unos hacker; es mejor dejar eso a la justicia. Ruiz senior acaba de escribir un largo blog contra Petrográfico sin nombrar las bolsas de plástico repletas de fajos de billetes.
Ese anónimo es simplemente un hampón, está muy preocupado por que Zuluaga recibiera dinero de Odebrecht como si Santos no hubiera recibido la misma clase de dinero. Los enemigos de la corrupción dan mucho asco, no les preocupa que los violadores de niños y asesinos hagan las leyes, sino que alguno se haya enriquecido fácilmente como les gustaría a ellos.
prefiere llamar hampon a un anónimo que al propio zuluaga; con razón su blog es una miserable porquería. Ultima vez que lo visito, ni para recomendar su retórica barata y rebuscada. Ja !
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