Por @ruiz_senior
Lo que hará el gobierno de Petro se puede saber desde ahora porque todos
los gobiernos narcocomunistas hacen lo mismo, todos tienen el mismo libreto y
por ejemplo en Chile intentaron crear los mismos bantustanes (palabra que
designa los pseudoestados para negros del régimen de Apartheid en Sudáfrica) que impuso el golpe de Estado de 1991 en
Colombia (aunque los mapuches fueron menos torpes que los indios colombianos y
votaron masivamente en contra). Las mamarrachadas ambientalistas se ponen en
práctica en todas partes, al igual que la ingeniería social relacionada con la
ideología de género y muchos otros fenómenos que a lo mejor un incauto cree que tienen origen
local.
Por eso el caso de la película española En
los márgenes no puede ser tomado como algo extraño sino como una
premonición: el problema de la vivienda será una ocasión magnífica para los
malhechores que «gobiernan» en Colombia y la solución ya se ve en España, pero,
insisto, pronto se verá en toda Hispanoamérica.
El actor Juan Diego Boto dirige esa película financiada por un fondo de la
Unión Europea y Radiotelevisión Española, y con algún aporte menor de Amazon
Prime y una entidad belga. Es decir, la mayor parte de la inversión es dinero
público, también el de la UE, que no tiene una reserva inagotable de recursos
sino que se financia con los impuestos que pagan los contribuyentes de los
países miembros. En el reparto figuran actores muy reconocidos y bien pagados,
como Penélope Cruz y Luis Tosar.
El tema de En los márgenes es el
drama de las personas que no pueden hacer frente a la hipoteca que pesa sobre
su vivienda y se ven expuestas a un desahucio. En el periodo de expansión de la
economía que concluyó en 2008 se concedieron muchos préstamos hipotecarios a
personas que no aportaban muchas garantías y cuando vino la crisis fueron
muchos los que no pudieron pagar y perdieron la vivienda que consideraban suya.
Fue un motivo de movilización de los comunistas españoles que tuvieron gran
presencia en los medios y grandes recursos para la propaganda gracias a la
«generosidad» de Chávez y Maduro. Sin ir más lejos, la actual alcaldesa de
Barcelona, un personaje que parece una mezcla perfecta entre Claudia López y
Gustavo Petro, destacó como líder de la Plataforma de Afectados por la
Hipoteca. Ese protagonismo le dio muchos votos a su partido llamado (recuerden,
siempre es todo lo mismo) ¡Comunes!
La crisis de 2008 fue particularmente cruel en España con la gente más pobre,
era el resultado del gobierno de Zapatero, que había ganado las elecciones gracias
a los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 y había despilfarrado los
recursos en propaganda y medidas demagógicas. Ese «plus» de sufrimiento
favoreció la propaganda comunista en la década siguiente, no hay que olvidar
que Zapatero es, junto con Ernesto Samper, un gran valedor del régimen de
Maduro. La miseria que generan se vuelve su principal baza. Ésa es la magia de
la llamada «izquierda». Mientras no haya una conciencia mayoritaria de lo que
significa el socialismo, siempre encontrarán público.
De modo que el dinero público se gasta en pagar a personas que se jactan de las
mansiones que tienen y que evitan pagar impuestos en España (a tal punto que
Javier Bardem, esposo de Penélope Cruz, fue multado por evadir impuestos) para
que hagan propaganda de la ideología del gobierno, y esa clase de gasto es lo
que determina que se reduzcan las oportunidades para los que necesitan una
vivienda, al menguar la inversión y el empleo.
Desgraciadamente el socialismo es en realidad hegemónico en la mentalidad
hispanoamericana, y claramente mayoritario en Europa. Las personas que sufren
desahucio se sienten víctimas de una gran injusticia porque ya se consideraban
dueñas de su casa y culpan al banco o al constructor. Las demás sienten
automáticamente un impulso solidario. ¿Se habrá puesto el lector a pensar
cuántas personas conoce que cuestionen el «derecho a la vivienda»?
Este «derecho» está incluso en las constituciones de muchos países de la
región, incluida España, aunque su materialización, incluso en los textos
constitucionales, se queda en vaguedades. La verdad es que la mayoría de la
gente ante el temor de no tener dónde vivir considera de lo más natural poder
preguntar: «Bueno, ¿yo dónde me quedo?».
Si se piensa en el «derecho a la educación» y en la naturalidad con que todo el
mundo cree que el Estado debe pagar la carrera de todos los jóvenes, es
comprensible que sean aún más los partidarios del «derecho a la vivienda». El
tipo de ser humano que habita los países hispánicos se gratifica con ese sentimiento
justiciero.
En paralelo a la movilización política que pretendía anular los créditos
hipotecarios y expropiar a los prestatarios, avanzó en España otro fenómeno, el
de los okupas. Grupos de personas que se organizan para tomar viviendas
deshabitadas y quedarse a vivir ahí. Cada vez hay más, en 2021 se denunciaron
más de 17.000 actos de esa clase y es famoso que incluso hay personas viejas
que no salen a la calle por miedo a encontrar su vivienda okupada al volver.
¿Recuerdan las «invasiones» de tierras? ¿Cuántas personas recuerda el lector
que sin tener un interés directo en el asunto se pongan resueltamente en contra
de los invasores? La okupación de viviendas parte del mismo principio y es
materialización del derecho a la vivienda, que el gobierno no puede garantizar
porque aún no se ha consumado la revolución. Los que conocen algo de Cuba saben
que a cualquiera le meten en su casa a personas que no tienen donde vivir, o
quien recuerde la película Doctor Zhivago
tendrá presente el retorno del médico a su casa, okupada por indigentes.
Es la reforma urbana que pronto llegará a Colombia; las víctimas, que
unánimemente reconocen el derecho a la vivienda, a lo mejor se sorprendan de que
les haya tocado a ellas, pero no tanto, lo que es seguro es que no le tocará a
Penélope Cruz, o en Colombia a Manolo Cardona o Julián Román. Bah, mejor
organizarse y luchar por ese derecho y dejar a los arrodillados al capitalismo
que trabajen y paguen su casa. Es lo que pensarán millones, y la amenaza a las
viviendas desocupadas o mal defendidas será una fuente de apoyos y votos para
los narcocomunistas: se construye poco y cada vez hay más gente que renuncia a
comprar una casa o a pagar alquiler.
2 comentarios:
El derecho a todo sin trabajar nada y que paguen los ricos sigue siendo un éxito de ventas para los adoctrinadores -y adoctrinadoras- en las escuelas, colegios, universidades y sindicatos.
Sería un milagro que Colombia se convirtiera en el primer país en la historia que alcanza la prosperidad con un gobierno comunista, pero la expresión de felicidad de amigos de Petro como los promotores de invasiones Iván Cepeda y los padres de Roux y Giraldo es un presagio muy malo.
Sí, esa forma en que la vociferación, el odio y las amenazas en aras de la rapiña se convierten en una forma lícita y aun honrosa de vida es ya como una forma de identidad. Y nadie reacciona porque las rentas fáciles parasitando al pueblo son una tentación irresistible, y para entenderlo de otro modo haría falta una comprensión que la educación impide.
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