Por @ruiz_senior
Gustavo Petro Urrego, un antiguo terrorista que no sabe
expresarse correctamente en castellano ni como miembro de las huestes de la
palabra escrita ni de la hablada, ignorante absolutamente de todas las materias
y con una desfachatez que resulta difícil concebir, no es presidente de
Colombia únicamente por la presencia de dineros calientes en su campaña ni por
el apoyo de los formidables medios del clan oligárquico ni por la adhesión de
la populosa clase funcionarial. Hay otro motivo más importante.
Ese patán inverosímil es el presidente porque representa a los ciudadanos del
país. Lo que pasa es que sin haber dejado de ser uno de ellos es muy difícil
darse cuenta de hasta qué punto lo que señalo en la anterior frase es exacto. Cada
vez que presto atención a las cosas en las que creen los supuestos adversarios
o críticos de Petro, uribistas, derechistas, conservadores, etc., descubro que
en planos más hondos de la ideología o de la opinión comparten casi todo con
los llamados mamertos.
Lo de la acción de tutela es sólo un ejemplo típico y la idea de que no es
correcto que haya una potestad de los jueces para interpretar generalidades y a
partir de ellas tomar decisiones sobre cuestiones que afectan al gasto público
es incomprensible y fastidiosa para casi todos los colombianos cuya opinión al
respecto he conocido. Ni hablar de si se puede tener un derecho fundamental a
la educación o a la salud que se traduce en sacrificio económico de otros o del
erario. O de que la reducción del gasto público es la primera condición para
generar desarrollo económico.
Bueno, no sólo la reducción del gasto público sino sobre todo la forma en que
esa reducción sería eficaz y no afectaría a prestaciones que podrían llegar a
las personas más necesitadas o afectar a la seguridad del país o al
funcionamiento del Estado. Me refiero al cierre o venta de las universidades
públicas y a la consideración de las demás como empresas normales que tienen
propietarios, pueden lucrarse de su actividad y pagan impuestos por ello.
Decirle eso a un colombiano de clase media es como proponerle asar a la brasa a
la madre y comérsela con salsa barbacoa. ¿Cómo se puede concebir algo así?
La razón es muy sencilla: por conservador o anticomunista que sea alguien,
cuando pertenece a un medio más o menos acomodado tiene como prioridad que sus
parientes jóvenes accedan a un título universitario y no se queden excluidos o
en riesgo de indigencia. La situación actual favorece a casi todos los de ese
medio social, y decirles que en realidad en las universidades colombianas no se
aprende más que la recitación de la propaganda narcoterrorista no los conmueve
en absoluto. Obviamente todos lo niegan, y explicárselo es tan carente de
sentido como convencer a alguien de que es tonto.
Cuando leí que un joven de la Universidad Nacional había muerto en el
laboratorio a causa de una explosión supuse que habría muerto preparando
materiales para atentados terroristas, cosa en la que al parecer me equivocaba,
como quien supone que alguien que intenta entrar por la ventana de una casa es
un ladrón y no alguien que va a avisar de un peligro que hay en la puerta
principal. ¿Cuántos casos de estudiantes muertos preparando explosivos para
matar policías ha habido? Sólo en los últimos veinte años han sido más de diez,
que yo más o menos recuerde.
Queda la cuestión de que la explosión convierte a ojos de sus compañeros, o
mejor dicho de sus compatriotas, en un héroe de la ciencia, tal como los
policías o soldados que se dejan matar son héroes para los demás. ¿No será que
su preparación era deficiente?
Pero lo interesante es la reacción que tuvo en Twitter mi errónea suposición.
Una persona llegó a decirme que sin las investigaciones de los científicos yo
no podría estar escribiendo detrás de una pantalla. Entre muchas decenas de
respuestas sólo había unas pocas que no contuvieran palabrotas y errores
ortográficos y de redacción penosos. Pero lo interesante es esa asociación
entre el estudio y el conocimiento que todos aceptan. No pude evitar acordarme
de un político uribista que aseguraba que la multiplicación de cupos sacaría al
país del atraso, ni de la matrícula cero que promovía el gobierno de Duque y
que todos los candidatos en las elecciones de 2022 suscribían.
Tampoco de las olimpiadas de Barcelona en 1992, en las que un integrante del
equipo de natación de Guinea Ecuatorial no sabía nadar. Todos los países tienen
su bandera, su himno, su orquesta sinfónica y sus universidades. El estudiante
colombiano de filosofía se siente portador de una carrera que incluye a Platón
y a Descartes, que en su época eran como él ahora. La señora que defiende a los
científicos cree que los ingenieros colombianos son como los que inventaron los
sistemas operativos. ¿Acaso no se llaman todos ingenieros?
Insisto, no se trata sólo de los comunistas, los estudiantes y profesores no
son comunistas porque la universidad colombiana haya sido infiltrada por
ideologías foráneas criminales, sino porque la planta sobre la que se construyó
el país es el parasitismo. El profesorado universitario es sólo el trasunto del
clero de la época colonial y de hecho muchos profesores comunistas empezaron en
el seminario. Los antepasados de los profesores de puestos más seguros eran
igualmente privilegiados absolutamente improductivos durante muchos siglos.
Si uno entra en una librería de otro país NUNCA encuentra una obra de un
colombiano que no trate de Colombia, y aun así es difícil encontrarla. Si uno
va a un gran almacén en otro país NUNCA encuentra un producto manufacturado en
Colombia, y de hecho en el país la mayoría de esa clase de productos son
importados. Si uno va a buscar alguna patente entre los millones de patentes
que se han registrado en este siglo, si llegara a haber alguna colombiana sería
de algo insignificante. Si uno lee una revista científica o sobre medicina o
algo así puede encontrar muchísimos nombres indios o árabes, pero casi ninguno
hispano y NUNCA ninguno colombiano. Si uno mira cuáles son las empresas
colombianas, cuál es su tamaño y cuál es su prestigio, se da cuenta de que
aparte de las materias primas y la cocaína sólo hay algunos productos
agrícolas, porque no se aplica ningún conocimiento a nada y el «estudio» sólo
le abre camino a la prosperidad a alguien si se hace funcionario, para lo que
lo apropiado es asociarse con los comunistas.
Sencillamente, la universidad es el lugar en el que se reparten los recursos
del país entre los de siempre, con el añadido de que la formación que proveen
no es otra cosa que propaganda. ¿Alguien recuerda los posicionamientos de la
universidad, de todas las universidades, respecto de la paz de Santos por la
que los violadores de niños se convirtieron en legisladores a los que nadie
eligió? ¿Alguien recuerda acaso a esos monstruos dando conferencias en las
universidades? ¿Alguien entiende quizá que para un colombiano es absolutamente
natural que la definición de «estudiante» sea «persona que sale a tirar
piedra»? No hay problema en que los uribistas o conservadores se opongan, por
decantación a toda costa intentarán conseguir que sus hijos se conviertan en
doctores, ojalá funcionarios.
Colombia no va a ninguna parte y se merece a un presidente como Petro porque no
se puede construir un edificio cilíndrico sobre una planta piramidal. Es
imposible encontrar a una persona que estudie o enseñe en una universidad y que
no haya votado por Petro, o a alguien que apruebe la idea de que la formación
la pague cada uno si puede, y si tiene mucho talento o ambición que pida un
crédito. Es imposible porque el molde de sociedad parasitaria produce a una
persona tosca (como los estudiantes que me contestaron) y vulgar que cree que
por obtener un título sabe algo y ciertamente sólo sabe recitar las consignas
de sus profesores.
Me hizo acordar del sabio refrán: "Los pueblos tienen el gobierno que se merecen porque sus ciudadanos se le parecen"
ResponderBorrarEstoy de acuerdo con las apreciaciones del artículo, me hizo acordar que basicamente Colombia culturalmente es un país colapsado, eclipsado. Basta con mirar este hecho: Desde 1982.... En literatura no hay ALGO ni meramente valioso que haya producido un Colombiano.
ResponderBorrarSi uno busca escritores argentinos o mexicanos vienen a la mente 4 o 5 nombres interesantes, pero en Colombia nos quedamos en GABO.
Los escritores de hoy, si uno los analiza pues son estos mismos hijos y nietos de los periodistas y políticos que fueron la élite que gobernó desde 1960 hasta hoy.
Y lo peor es que estamos estancados en que precisamente los libros que se escriben siguen siendo sobre el mismo asunto: La Política desde el punto de vista de que la Guerrilla es una cosa romantica y heroica, y se pone a los Militares como seres brutos y simiescos.
Yo diría que el país literalmente hablando esta en un oscuro infierno, sin posibilidades de salir del hueco.
Mírese por donde se mire TODO el sistema está podrido.
Es cierta la frase del artículo que los "escribidores" colombianos, nunca hablan de otro tema que no sea la política (la politiqueria) y la violencia en Colombia.
Ninguno arriesga una novela de ciencia ficción, o una novela histórica sobre digamos los Turcos.
Pues No. Los temas son los de la nieta de German Arciniegas (Gabriela Arciniegas), contando cómo sufrían sus parientes a causa de los allanamientos de la 'dictadura militar'.
Claro en Francia y en Europa en general hay gente que estos relatos les encantan y le dan hasta medallas a la dama en cuestión, que no ha hecho más sino engordar mostrándose como las víctimas del sistema y de como tiraban piedra en la facultad.
Un rumano lee esos autores y supone que en Colombia hay una Junta Militar de extrema derecha que gobierna el país y que los narcos y la guerrilla son los 'buenos' del paseo.
(- recuérdese que los Santos en sus revistas muestran 'el tirar piedra' como el mas bello y virtuoso de los actos de un estudiante-)
(esto aplica no solo para arciniegas sino para toda esa legión de escritores 'famosos' que ahora tiene colombia)
Jesús Moreno: tampoco es cuestión de culpar a los ciudadanos como si cada uno fuera responsable de lo que es. Casi todo lo que somos o hacemos está determinado genéticamente (en el plano individual), y lo que les ocurre a los ciudadanos como comunidad lo determina la historia, el poder que implanta sus valores e ideologías. Es un sistema, un modo de vida. Los ciudadanos se parecen a Petro porque el orden social y las costumbres arraigadas los producen así.
ResponderBorrarJosé Casagrande: primera noticia que tengo de la nieta de Germán Arciniegas. Mi punto era el disparate de la educación, esa idea de que producir diplomas es progresar cuando lo que se hace es degradar el saber, y de que si alguien no ha estudiado es ignorante. De hecho, si una persona va a ejercer una profesión práctica, odontólogo o ingeniero mecánico, necesita una formación específica, y a menudo esas personas, incluso siendo buenos profesionales, son absolutamente ignorantes de las demás cosas, incapaces de decir cuánto tiempo hay entre Carlomagno y Napoleón o de reconocer un cuadro de Joan Miró. Pero si alguien va a pretender que entiende la sociedad no puede desconocer esas cosas, y no las adquiere en el estudio, ni siquiera teniendo el mejor colegio del mundo, porque es demasiada información y requiere un interés distinto al de sacar una carrera para trabajar.
ResponderBorrarPero además el nivel de las universidades colombianas es por lo general malísimo, aunque la gente que ha estudiado ahí no lo va a reconocer. El resultado es que el titulado en Antropología, Filosofía, Historia, etc. es un ignorante presuntuoso que sólo ha aprendido la propaganda. La mediocridad del resto es una consecuencia lógica.
No se puede comparar a Colombia con México o Argentina. México tiene más del doble de población y era la sede de grandes culturas precolombinas. Durante el periodo colonial la Nueva España era una región próspera y muy poblada, y durante los siglos republicanos ha tenido decenas de ensayistas y autores de talla mundial. Argentina era un país riquísimo cuyas elites tenían conexiones cercanas muy fuertes con Europa. Maria Callas cantaba en Buenos Aires y México, y lo mismo García Lorca o muchos otros autores españoles iban a Buenos Aires. Tras la guerra civil española, esos países acogieron a muchísimos escritores y artistas del bando "republicano" que tenían gran nivel. Colombia estaba aislada, con la capital lejos de cualquier cosa y rodeada de selvas inhóspitas.
En fin, la producción cultural podría ser mejor pero en la realidad es grotesca por la hegemonía comunista, que sólo es el modo de vida de siempre actualizado para consumo de gente cuyos abuelos eran analfabetos. Están dichosos con sus diplomas y si uno contara las obras literarias que han leído alguna vez los pongamos cuatro millones de titulados (suponiendo una cantidad así) FUERA DE LAS TAREAS ESCOLARES, puede que no llegara ni a una por cabeza.
Muchas gracias por sus comentarios.
Coincido totalmente, el sector educación en Colombia es el pleno reflejo de esa incapacidad creativa.
ResponderBorrarConverse sobre el tema aquí leído en Pais Bizarro, acerca de esos problemas de los autores colombianos y mi amigo que había sido estudiante de la Nacional, me dijo que básicamente en la facultad de "Literatura y Letras" lo único que le interesaba a los profesores era una y otra vez tener como dioses a Gonzalo Arango y a Carlos Caicedo. (y lo unico que querían los estudiantes era NO graduarse, sino botar los estudios a medio camino... -yo la verdad no entiendo eso- ese amigo pues duro siglos en la facultad y cierto no trajo a casa ningún grado.)
Este caballero me dijo que en realidad si intento hacer escritos en el genero llamado absurdismo situando las escenas fuera del ambiente Colombiano.
Pues bien, el profesor lo humillo públicamente indicando que lo escrito era producto de una mente "escapista",
y luego el profesor prosiguió diciendo que la literatura en Colombia debía ser "comprometida" y "social".
Entonces es claro que esas universidades publicas o privadas no están interesadas en educar a nadie.
Coincido que los profesionales en Colombia salen de la universidad creyendo que son GENIOS,
y si coincido en que ninguno ha armado el "sistema operativo criollo",
cosa que si hizo un caballero europeo: Linux Torvalds. Que de muchacho sin más recursos que su ingenio se fabrico un sistema operativo para él solito. Y hoy es un sistema de talla mundial (vaya uno a saber si son meras leyendas).
Ahora bien hace usted en indicar que el "Ingeniero" colombiano, en el fondo sabe que no tiene la misma capacidad del ingeniero de una potencia mundial. Pero lo calla, incluso se presenta como un igual o incluso mejor.
La verdad el articulo es de primera, ya lo recomendé en mis redes sociales, pero soy sincero.... la gente prefiere no pensar en estos temas.
Si, de verdad que coincido: Petro es el modelo de Colombiano.
Duro decirlo pero es la verdad.
Como siempre mis felicitaciones, yo procuro mantener la lectura del blog, no siempre comento, pero EXISTO.
Feliz Tarde.
Andrés Caicedo. El fondo de la cuestión es el parasitismo, y eso no es culpa de la ideología comunista sino de la vida de siempre. La ideología es el pretexto. Sencillamente, el que quiera estudiar que lo pague. Pero la gente no entiende que lo que le dan antes se lo han quitado.
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