Si hay un acontecimiento importante en estos días es la solicitud de extradición de cincuenta cabecillas de las FARC por parte de las autoridades estadounidenses. Es algo esperanzador para quienes deseamos el fin de la amenaza de guerra civil y angustioso para quienes esperan que ese fin consista en el premio copioso de las masacres (que parecen haber cesado una vez se logró sacar de la carrera electoral al indócil Navarro Wolf y disciplinar a la izquierda tras el programa fariano, así como alegrar a los que temían que el programa de seguridad democrática hubiera dado resultado). El despertar del nacionalismo y de la inquietud por las perspectivas de solución negociada merecen un comentario.
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