Por Jaime Castro Ramírez
El pueblo, que es el origen del poder político a través de su participación ciudadana en las urnas, requiere el máximo respeto por su condición de poder primario y por su condición de conformar la sociedad, pues de lo contrario se comete un pecado social grave que la historia debe registrar como deshonroso y condenable antecedente de deslealtad de quien recibe el mandato popular de ejercer el poder en base a un programa de gobierno, con el cual se haya comprometido, y luego incurra en desacato a ese mandato no cumpliendo lo prometido.
Compromisos de Santos para gobernar en su reelección
La inconsistencia en las ideas es una flaqueza conceptual de quien actúa sin firmeza de pensamiento, con criterio menguado por la banalidad de la simple exhibición. En política, el populismo con característica de irresponsabilidad, suele ser una conducta habitual, utilizada para distraer las expectativas del pueblo respecto al anhelo de obtener beneficio social como resultado de la gestión de los gobernantes.
En el discurso de posesión de reelección, el presidente Santos se comprometió con tres programas que identificó como los “pilares” de su segundo periodo de gobierno: paz, equidad y educación.
Colombia es un país de leyes, y por consiguiente es el poder legislativo quien le da al gobierno las herramientas legales para poder ejercer el poder y cumplir sus compromisos con el pueblo. A propósito de los tres ‘pilares’ mencionados por el presidente de la república, llama la atención la pobreza de la agenda legislativa presentada al congreso de la república por parte del gobierno, agenda que se ha ocupado de temas absolutamente insubstanciales para el desarrollo económico, político y social del país, tales como los siguientes:
1. Equilibrio de poderes.
2. Reelección de alcaldes y gobernadores, contradictorio con la propuesta de no reelección de otras autoridades, como, el presidente de la república, el procurador general de la nación, los magistrados, etc.
3. El voto preferente.
4. Unificación de periodos de las autoridades de los distintos niveles de gobierno: presidente de la república, gobernadores, alcaldes, congresistas, diputados, concejales y miembros de las juntas administradoras locales.
Por supuesto que ninguno de estos temas tiene nada que ver con el desarrollo legislativo necesario para impulsar los presuntos ‘tres pilares’ prometidos como grandes temas de gobierno, lo cual indica la facilidad con que se prometen cosas de un colorido de suntuosidad política espectacular, pero de realidad incierta en cuanto a su materialización.
Esta agenda presentada al congreso de la república por parte del gobierno es únicamente de perfil politiquero, pues obedece a las promesas de este estilo hechas por Santos en la campaña de reelección presidencial.
No se ve entonces cómo van a ser las reformas a la educación y a la justicia, reformas que ya tuvieron rotundos fracasos en el primer periodo del actual gobierno, ni la necesaria reforma a la salud, ni tampoco se ve cómo va a ser la implementación legislativa del tema de la paz, tema este del cual hay muchísimas dudas en la mayoría de los colombianos sobre qué ‘clase de paz’ es la que firmará Santos, y en consecuencia, qué suerte correrá el país en cuanto a su institucionalidad y el futuro de su modelo económico y democrático, de lo cual depende todo el futuro de Colombia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario