Por Jaime Castro Ramírez
Tratándose de gestión de gobierno, los estados de ánimo de la sociedad son directamente proporcionales al grado de satisfacción o de desconcierto que causa la fuente que los produce. Si es satisfacción, la gente agradece la gestión pública que la genera y expresa sentido de gratitud, de lo contrario, si la expectativa se convierte en engaño público, la respuesta producirá efectos de repugnancia colectiva hacia la acción del autor o autores de la impostura. Esta segunda conclusión es una condena hacia los comportamientos perversos de gobernantes que conspiran, en forma grave, contra los intereses sociales a través de posturas farsantes con adorno ficticio de promesas engañosas.
Financiación del Metro de Bogotá con cheque simbólico
En esta imagen, del 25 de Mayo de 2015, lo primero que pareciera advertirse es la lectura fantasiosa que transmiten los protagonistas de la acción, es decir que ni siquiera disimulan en su vana expresión una especie de escena de ficción al estilo comedia burlesca donde se invierten el decoro y los valores serios.
En esta imagen, del 25 de Mayo de 2015, lo primero que pareciera advertirse es la lectura fantasiosa que transmiten los protagonistas de la acción, es decir que ni siquiera disimulan en su vana expresión una especie de escena de ficción al estilo comedia burlesca donde se invierten el decoro y los valores serios.
Quizás creen tener el don sobrenatural de la palabra y sonrisa hipnotizantes que el pueblo debe asumirlas como acciones serias, pero resulta que el pueblo piensa, y tiene la facultad de obrar por reflexión a través de su capacidad de raciocinio.
El ‘papel’ que muestra el presidente Santos dice: “Páguese a Bogotá la suma de: El 70% de inversiones para el Metro”. Lo no serio de esta calculada foto (de solo intención política electoral) empieza por tener que decirse que la realidad del hecho no existe por cuanto esa plata del 70% aporte de la nación (9.65 billones de pesos) no está en ninguna parte, no tiene ninguna apropiación financiera, está solo en la imaginación ligera y folclórica que produce fantasías. Y en esto hay que aclarar que con esta cifra están hablando para aplicarla únicamente a 27 kilómetros de la primera línea del Metro, y sin hablar de los ineludibles y exagerados sobrecostos que resultarán. Igual fantasía de parte del alcalde Petro, pues Bogotá tampoco tiene más de 4 billones de pesos que le correspondería aportar para este tramo de la obra.
Lo único que se ve claro en esta promesa del presidente de la república y del alcalde de Bogotá es que están haciendo política con el tema del Metro, pues se aproximan las elecciones regionales de Octubre de 2015 para elegir alcaldes y gobernadores, y entonces es el momento de intervenir en la elección del nuevo alcalde de Bogotá, y también es el momento de darle un empujón a la proyección política futura del señor Petro, en lo cual parece interesado el presidente Santos.
La seriedad que se le observa a esta propuesta daría para pensar que con cheque simbólico Bogotá podría tener Metro Simbólico.
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