Por Jaime Castro Ramírez
Las normas legales y constitucionales exigen absoluta claridad y puntualidad sobre la interpretación y aplicación de su contenido. Es esencial que a tales disposiciones se les respete integralmente su fuero representativo de la autoridad que aporta a la investidura de los jueces de la república para aplicar procedimientos legales, obviamente sobre hechos cumplidos, nunca sobre hechos desconocidos o imaginarios, o simplemente adjudicando la condición de presunción o probabilidad de que pueden ocurrir. Lo abstracto no puede tener alcance de aplicabilidad legal, justamente por ausencia de materia.
Autorización del plebiscito por parte de la Corte Constitucional
Es tal el apuro del gobierno en mostrarle algo al país sobre su obsesión que ha llamado paz (aunque no va a ser la paz), que quizás haya incurrido en presiones a la Corte Constitucional para que definiera rápidamente la aprobación del plebiscito sobre el acuerdo que negocia en la Habana con las Farc, sin tener el acuerdo firmado, pues además, desde el principio en ese escenario definieron que “nada estará acordado hasta que todo esté acordado”.
En consecuencia, lo primero que aparece al análisis ciudadano es el grande interrogante sobre ¿cómo es posible que la Corte apruebe un plebiscito sobre algo que todavía no existe y que por consiguiente era un tema desconocido en su contenido integral para la misma Corte?
A esta clase de aprobación de la corte al plebiscito hay que agregarle la extrañeza de que ese alto tribunal argumentó de que era el “instrumento adecuado” para la refrendación de lo pactado en el acuerdo. Ante tal circunstancia, cualquier desprevenido ciudadano podrá plantearse la seria duda de cómo puede calificarse como el “instrumento adecuado” si no se conoce el alcance del contenido del presunto acuerdo con las Farc. Lo mínimo que a ese ciudadano le puede parecer es que se trataría de la comisión de un despropósito ante la filosofía de la figura legal del plebiscito, e igualmente ante un eventual riesgo para los intereses supremos del país frente a la realidad, es decir, en atención al contenido real que pueda tener dicho acuerdo.
Por qué no es el plebiscito de la paz
Primero que todo, la libertad de expresión ciudadana en las urnas para decidir sobre el SI o el NO del plebiscito seguramente estará coaccionada por la presión armada y amenazas de las Farc obligando a los campesinos de varias regiones a votar por el SI. En segundo lugar, otras razones explican el por qué de las grandes dudas para los colombianos sobre la ‘paz’ que pregona el presidente Santos. Y esto tiene que ver, hasta ahora, incluso con lo poco que se conoce sobre las concesiones a las Farc por parte del gobierno en la mesa de negociación, como por ejemplo citar algunos puntos:
1. La impunidad total a los peores crímenes contra la humanidad cometidos por las Farc, pues ante esto hablan de “justicia transicional” que es un engaño de justicia, pues es simplemente un pretexto para evadir la verdadera justicia, lo cual equivale a sinónimo de impunidad.
2. A cambio de justicia para tales victimarios, la respuesta es que serán premiados con curules.
3. Entregar territorios llamados “zonas de paz”, o llámense “zonas de reserva campesina”, o el nombre que se quiera, donde mandarán las Farc, es dividir el país en pequeñas repúblicas independientes socialistas-comunistas.
4. Las Farc han dicho que la entrega de armas, y desmovilización total, no están en su idioma.
5. El llamado “Tribunal de paz” con parte de los magistrados puestos por los interlocutores del gobierno en la negociación de la Habana, esto no es otra cosa que oficializar una cacería a contradictores políticos de las Farc para encarcelarlos.
6. Considerar dentro del acuerdo de paz el narcotráfico como delito conexo al delito político para ‘amnistiar’ a las Farc y de paso legalizarles su riqueza. Sin embargo no indemnizarán a sus víctimas porque, según ellos, dizque “no tienen plata”.
7. Quizás el punto más importante que es pedir perdón por parte de las Farc a los colombianos, ellos dicen que no tienen de qué arrepentirse.
Los anteriores considerandos dejan prever a los colombianos que en vez de paz lo que puede generar el acuerdo es posiblemente más focos de violencia, incluso de algunos frentes de las mismas Farc que manifiestan no acogerse al acuerdo de la Habana. Con el agregado de que si hipotéticamente fuera la paz con las Farc, quedan otros grupos violentos que seguirán en su ley, como el ELN, el EPL, las bacrim, y quien sabe cuales otros que aparezcan en el escenario. Pero a esto es que el gobierno Santos le llama paz.
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