Por @ruiz_senior
Cuando usted se plantee tomar partido por
alguno de los bandos que combaten en Gaza debe darse cuenta de lo que hace,
porque lo más probable es que lo haya captado la propaganda obsesiva de las televisiones
y radios, y también las redes sociales, en las que participan muchos empleados
públicos, estudiantes adoctrinados, activistas con intereses en los partidos
socialistas y afines, y en las que los propagandistas cuentan con dinero para
pagar cuentas premium.
CORRÍJAME SI ME EQUIVOCO
¿Puede Israel renunciar a la destrucción de Hamás sin amenazar su propia supervivencia? ¿Se respeta usted a sí mismo como para dar a esta cuestión otra respuesta que la indignación que le despiertan a punta de pornodestrucción? El que admita que Israel no puede desistir de destruir a Hamás, ni tampoco Estados Unidos puede, se preguntará qué es lo mejor que puede ocurrir. Y para que cesen el sufrimiento y las muertes, el único camino es una derrota rápida de Hamás.
El que desee otra cosa no está contrariado
por la destrucción y el sufrimiento sino ansioso de apoyar al bando agraviado,
qué casualidad, el mismo que viola, mutila, tortura, secuestra, mata y pone de
rehenes a los hijos de los más débiles, que ellos viven bien en Catar. Qué
casualidad, a esa clase de personas indignadas por la destrucción y el
sufrimiento no se les ocurre otra cosa que alentar más destrucción y
sufrimiento.
Esa toma de partido define a la persona.
¡No se acuerda de cómo comenzó la guerra ni de que Hamás mata a los
homosexuales y lesbianas y cometió el monstruoso pogromo! Y eso porque cree que
tiene un móvil más alto que el combate a la crueldad. Con eso delata su
pobreza, su rusticidad y su indigencia moral. Cree que puede decir sin delatarse
mintiendo que defiende los derechos humanos tratando de proteger a una banda
asesina que no va a buscar nunca ninguna paz, sino que espera la ocasión de
volver a matar.
Eso es lo que despierta Sánchez en España
para que el centro de atención no sea la corrupción de su gobierno, de su
partido y de su propia familia. Pero la idiosincrasia local es propensa a caer
en ese discurso, que es a fin de cuentas el discurso socialista. Para ver hasta
qué punto esa ideología conduce al antisemitismo baste pensar que si uno le
dice a un español que los colonos sionistas de Palestina compraron la tierra en
que se asentaron, esto no los pone a su favor sino aún más en contra, en la
medida en que se ponen de parte del débil: es una prueba del abuso de
superioridad económica. La riqueza les parece una injusticia, en ese anhelo de desagravio
basan su moralidad. El apoyo a Hamás es una venganza contra el destino de gente
engañada que nunca descolló y anhela una reparación. Y muy a menudo la
pretensión de gente cuyo poder y cuyos recursos no proceden del trabajo sino
del privilegio en un orden tradicional, por eso son tantos los antisemitas de
familias acomodadas.
Así queda claro que el grotesco clamor por
el “genocidio” es sólo apoyo a la violencia y al crimen, a la violación de la
ley y a la crueldad. Queda claro que la persona capaz de identificarse con la
propaganda de los gobiernos criminales como el de Sánchez o los de Petro o
Maduro no está deseando que cese el sufrimiento sino que siga, porque no puede
no darse cuenta de que el único resultado de su actitud es que los terroristas
se sienten legitimados para retener a los rehenes y sacrificando niños y
personas débiles para protegerse y mantener su designio asesino.
Queda claro que no son personas engañadas
sino personas contrahechas en términos morales, tan ruines como los propios
terroristas.
1 comentario:
Hasta dentro del mossad existen discrepancias por la no realización de operaciones selectivas, sino generales; la comunidad mundial se está dando cuenta y el contraterrorismo de Israel está en vilo.
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