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Colombia es increíble. No hace mucho entrevistaban en varios medios a Camilo Gómez, el cual no vacilaba en presentarse como el experto en paz, ni en hacerle toda clase de recomendaciones autorizadas al gobierno.
Lo mismo pasa con este ex ministro ligado al pastranismo. ¿Cómo fue que todos los indicadores económicos empeoraron cuando él era ministro? Nadie le va a negar el "mérito" al gobierno anterior, pero si un ministro de economía anda combatiendo a los grandes capitales, tampoco va a quejarse de que éstos huyan.
Claro que no era así: sencillamente, el conservatismo, ese imposible fósil operante del Lodazal Jurásico, (¿O será de "La noche de los muertos vivientes"?) busca excusas para que los desaprensivos congresistas godos (elegidos gracias al apoyo gubernamental, no lo olvidemos) vendan caro su voto de apoyo a una reforma necesaria. ¿CÓMO ES QUE NO APOYARON EL REFERENDO? ¿CÓMO ES QUE NO VOTAN EN MASA UNA LIMITACIÓN DE LAS PENSIONES Y SUELDOS DE FÁBULA DE LA ALTA BUROCRACIA?
Puede que con esas medidas para contener el gasto se pudiera evitar la reforma que aplica el IVA a productos básicos. Pero es que ¿tendrían estos señores algún interés en reducir el déficit? Ellos, los que permitían compras tan filantrópicas como la mesa de despacho del general Gilibert, que costó 60 millones de pesos de la época.
La verdad es que la búsqueda del protagonismo político en algunos casos implica tareas más bien deshonrosas y en todo caso cómicas, como la campaña por el NO al referendo y ahora la demagogia contra el IVA. ¿Cómo es que cuando el señor Restrepo era ministro todos los expertos se quejaban de las execciones y no se podía exhibir la excusa de que se trataba de apoyo a la inversión productiva?
Como decía Gómez Dávila: para escandalizar a alguien hoy en día basta con proponerle que renuncie a algo. Decirle a un político que su hora pasó y que sus esfuerzos por mantenerse a flote empiezan a ser despropósitos resulta escandaloso. ¿Qué se le va a hacer?
Colombia es increíble. No hace mucho entrevistaban en varios medios a Camilo Gómez, el cual no vacilaba en presentarse como el experto en paz, ni en hacerle toda clase de recomendaciones autorizadas al gobierno.
Lo mismo pasa con este ex ministro ligado al pastranismo. ¿Cómo fue que todos los indicadores económicos empeoraron cuando él era ministro? Nadie le va a negar el "mérito" al gobierno anterior, pero si un ministro de economía anda combatiendo a los grandes capitales, tampoco va a quejarse de que éstos huyan.
Claro que no era así: sencillamente, el conservatismo, ese imposible fósil operante del Lodazal Jurásico, (¿O será de "La noche de los muertos vivientes"?) busca excusas para que los desaprensivos congresistas godos (elegidos gracias al apoyo gubernamental, no lo olvidemos) vendan caro su voto de apoyo a una reforma necesaria. ¿CÓMO ES QUE NO APOYARON EL REFERENDO? ¿CÓMO ES QUE NO VOTAN EN MASA UNA LIMITACIÓN DE LAS PENSIONES Y SUELDOS DE FÁBULA DE LA ALTA BUROCRACIA?
Puede que con esas medidas para contener el gasto se pudiera evitar la reforma que aplica el IVA a productos básicos. Pero es que ¿tendrían estos señores algún interés en reducir el déficit? Ellos, los que permitían compras tan filantrópicas como la mesa de despacho del general Gilibert, que costó 60 millones de pesos de la época.
La verdad es que la búsqueda del protagonismo político en algunos casos implica tareas más bien deshonrosas y en todo caso cómicas, como la campaña por el NO al referendo y ahora la demagogia contra el IVA. ¿Cómo es que cuando el señor Restrepo era ministro todos los expertos se quejaban de las execciones y no se podía exhibir la excusa de que se trataba de apoyo a la inversión productiva?
Como decía Gómez Dávila: para escandalizar a alguien hoy en día basta con proponerle que renuncie a algo. Decirle a un político que su hora pasó y que sus esfuerzos por mantenerse a flote empiezan a ser despropósitos resulta escandaloso. ¿Qué se le va a hacer?
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