19 feb 2005

El peligro de ponerle trabas al proceso de paz con los paramilitares

Por Wilfredo Moreno

Se sabe de sobra que las AUC surgieron a causa de los atropellos de las guerrillas y de la inexistencia de un Estado fuerte que protegiera los bienes, la honra y la vida de los afectados; también es muy conocido que las AUC son una colcha de retazos, que los orígenes y ambiciones de los grupos que las forman son diferentes, y que por eso no ha sido fácil negociar un proceso de paz con ellos. Lo único que los ha motivado a desmovilizarse es la percepción generalizada de que por fin hay un gobierno fuerte capaz de crear las bases para corregir los desajustes que los llevaron a tomar las armas.

Toda esa realidad choca con mitos que giran alrededor de ellas y que la demagogia política explota, unas veces para adornar con razones la propaganda izquierdista y otras para hacer oposición al gobierno. Por eso cuando la guerrilla se reunió con Pastrana exigieron como primera medida "desmontar el aparato paramilitar". Esa petición fue apoyada ampliamente por los políticos de izquierda, pues venía a significar que los paramilitares fueron una invención estatal para proteger el statu quo; es decir, los crímenes paramilitares eran injustificables porque protegían el "estado de cosas que hacían de Colombia un país lleno de injusticias", a diferencia de los crímenes guerrilleros, dirigidos a eliminar el cúmulo de injusticias que aquejaban a la patria.

Así es como la propaganda izquierdista ha explotado la existencia de las AUC, y los crímenes se han dividido entre buenos y justificables por una parte, y atroces y sin justificación alguna por otra. Además, los paramilitares han aportado una nueva definición de lo que son la izquierda y la derecha y sus extremos en Colombia: ahora unos campesinos y finqueros sin lealtades ideológicas han pasado a representar la extema derecha, y quienes se les asemejen entonces son de derecha, todo eso para defender el statu quo mediante crímenes atroces. Ya Rudolf Hommes lo decía en una de sus ultimas columnas: en Colombia nadie quiere estar en los extremos, los únicos que quedarán en la extrema derecha serán los paramilitares, pues teniendo en cuenta que su existencia resulta muy útil para la izquierda retrógrada, tales definiciones llevarían al país a una escalada sin precedentes. Ya los paramilitares han demostrado lo que pueden hacer cuando se sienten acorralados, y por mucho que carezcan de ideología, no son tontos. Por algo Mancuso dijo que él había hecho elegir a una gran parte del Congreso, afirmación hecha después de que el gobierno Pastrana negara cualquier posibilidad de negociar con ellos. Se sabe que las guerras primero se llevan en el terreno político para luego pasar al militar ¡Mancuso puso a medio país a dudar con una afirmación! Imagínense lo que podrían hacer aliados con las verdaderas mentes de extrema derecha porque una parte de la sociedad, los poderosos con influencias, los querrán acorralar.

Ante ese panorama, el país quedaría dividido en tres frentes: uno, representado por la extrema izquierda con la guerrilla y todo el poder mediático y político que lo apoya; el otro, por la extrema derecha, con los paramilitares acompañado de las mentes deambulantes que se creían almas en pena pero a las que una jugada en forma de carambola de sus enemigos hará retornar a la vida; y en el centro el Estado que no podrá contener estas dos fuerzas y por lo tanto se desprestigiará hasta desaparecer y esperar pacientemente cual de los dos bandos en batalla será el ganador. No quiero imaginarme el océano de sangre en que quedara convertida Colombia.

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