El artículo de ese violentólogo que publica hoy El Tiempo es luminoso porque deja ver las razones de la oposición del columnista al Plan Patriota. Es evidente el sesgo opositor de sus cuentas y la manera perversa de evaluar los hechos.
Por ejemplo, dice que han aumentado los ataques guerrilleros al ejército. ¿Cómo no van a aumentar si el ejército se mete en sus madrigueras? Rangel mete cifras mientras que otros meten propaganda pacifista (como Daniel Samper: "no se remedia la guerra con más guerra", o como los del informe de PNUD: una guerra de perdedores), de modo que el lector previamente engañado entiende que las cosas están empeorando porque el gobierno dejó de entregar zonas a los terroristas.
Por eso las cuentas que importan, como las de los alcaldes que no podían estar en sus municipios, no aparecen, o como la densidad de población de las regiones donde las guerrillas operan. ¡Da lo mismo que haya combates alrededor de Bogotá o en las comunas de Medellín que en el Guainía!
Las cuentas del secuestro están claramente atenuadas, sí hay menos extorsivos pero hay más simples (¿cuáles son ésos?), no se sabe bien, etc. La gente en las ciudades grandes, donde vive la mayoría de la población sí sabe cuánto se ha reducido el secuestro.
Es que uno no puede estar a favor de la solución negociada y al mismo tiempo de la victoria de un bando, con lo que no habría negociación de nada. Y no puede pensar que una sociedad puede vivir renunciando a elegir sus leyes y gobernantes y dejándolo hacer a unos malhechores. Quien defiende eso está claramente en el bando de los terroristas, y si resulta que preside una fundación respaldada por el director de El Tiempo, pues ya está todo claro.
Es la mejor propaganda del Plan Patriota que se puede leer.
4 comentarios:
Anguel Ramos.
Rangel es un mamerto de pies a cabeza, pero como piensa que Colombia esta llena de estupidos se hace llamar “estudioso imparcial del conflicto” algún día el País identificara todas las y maneras de las expresiones del terrorismo, espero que ese momento no este lejos.
Los nuevos voceros de las FARC son Samper y López, dos personas altamente cuestionadas, López dono dinero y no se que mas a la guerrilla Salvadoreña cuando esta quería llegar a implantar un régimen Comunista en el País Centro Americano, Samper por su parte Compuso su gobierno con gente muy cercana a la ideología Comunista, esos pergaminos deben de estar presente a la hora de escuchar a los dos manchados personajes.
Rangel critica porque nadie le hace caso a un analista si no critica: lo llaman mamerto y cosas peores. Lo reprochable de la estrategia oficial no son los puntos mencionados por Rangel, sino la falta generalizada de agresividad de las FFMM, no obstante los logros alcanzados hasta el momento. Da ganas de retomar las famosas palabras de Lincoln a su general en jefe, es decir el jefe anterior al gran general Grant: General, si no estas usando el ejercito, me lo puedes prestar?
Eso que dice Respondón de la falta de inciativa del ejército lo veo yo muy difícil de remediar, porque requeriría una moralización muy improbable. Puede que en un plano objetivo la asertividad (?) sea más aconsejable para el conjunto del ejército, pero el suboficial que está en su guarnición no va a escuchar muchas razones que lo lleven a ir a exponerse en el campo. Claro, se lo puede regañar, descalificar, despedir, etc., pero gente dispuesta a ser muy combativa y al mismo tiempo a luchar por ese sueldo y a someterse a todas las restricciones legales no hay en Colombia.
De modo que puede estar bien espolear a los militares, pero sería muy iluso esperar grandes resultados. Y ciertamente la causa de esa escasa moralidad es la falta de apoyo ciudadano, como la causa de todo es la falta de civismo.
Pero lo de Rangel es otra cosa, es la apuesta por descalificar al gobierno y su estrategia. Siempre habría cosas mejorables en una estrategia, pero venir a dar a entender que las cosas han empeorado pero el gobierno las presenta como mejorando y que la guerrilla no ha retrocedido, contar los secuestros de un modo que no parece haber habido una reducción drástica y alguna otra cuenta de eso corresponde a un afán opositor que a la larga sólo es miedo a que se haga imposible la solución negociada.
En Colombia no hay guerrillas sino agentes de la solución negociada. Para mí la diferencia entre desear que se negocien las leyes gracias a que se ha matado gente y matar gente es ínfima. Y puede que sea más grave lo primero, pues los amigos de la solución negociada no tienen penurias ni rencores ni indigencia intelectual ni arraigo en modos de vida primitivos ni amenazas contra su vida si no obedecen.
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