4 ago 2005

Ya no estamos en 1975

El título de este post es algo que me dijo un lector de este blog ante mi insistencia en el hecho de que la Universidad Nacional sigue siendo el principal centro de adoctrinamiento y ejercicio de las bandas narcoterroristas.

A tal punto tenía razón ese lector que hoy sale esta interesante NOTICIA en El Tiempo.
Claro que uno no entiende muy bien cómo dedujo el redactor que "Los estudiantes califican de insólita la decisión y prometen volverlos a pintar". ¿A qué estudiantes consultó?

¡No podía faltar que los fundadores del terrorismo latinoamericano fueran calificados de "ilustres" en El Tiempo! Lo que en cambio es seguro es que nadie dirá nada en contra de esa atribución a "los estudiantes".

Es una simple obviedad. Pero al mismo tiempo la gente sigue creyendo que las FARC y el ELN son una rebelión de campesinos pobres y "lumpenizados".

¿No debemos admitir que la desgracia colectiva es bastante merecida? La individual no, los cientos de soldados que han sido asesinados este año sólo eran gente del pueblo que ciertamente no podría asistir a la universidad casi gratuita a donde van los amitos a aprenderse la mística del terrorismo.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Primero, al periodista lo chiviò Foucault pues ya habìa hecho un comenhtario sobre el tema la semana pasada en el blog el pèndulo. Segundo, cuàl es la bobada dee borrar una pintura del che y otra del cura a cuenta de que la Universidead es patrimonio arquitectònico si los inconcientes se la pasan escribiendo grafitis en toooooooooodas las paredes y hasta en los baños y eso no va a combiar?. El otro dìa estaba en la nacho y unos muchachos estaban escribiendo en la pared y cuando le dije al celador me dijo que lo mejor era igonorarlos puesto que podrìamos terminanr linchados.

Fiona

Anónimo dijo...

Pretender que la Nacional cambie es bastante difícil...no porque tenga un ambiente de izquierda, lo que no es malo de por sí y en mi concepto es legítimo (así no comparta varias de sus ideas), sino porque allí, precisamente donde supuestamente piden tolerancia y respeto por la diferencia y la independencia, es donde existe mayor peligro de ser declarado "persona non grata" simplemente por no estar de acuerdo con alguna o una actitud o acción de los estudiantes más radicales.

Recuerdo haber leído en el periódico de la UN una vez que, para protestar y para pedir "diálogo y tolerancia" a la vez que se manifestaban en contra de las "decisiones unilaterales de hecho" de las directivas, unos estudiantes de facultades diferentes decidieron bloquear el acceso de los estudiantes de Filosofía a su propia facultad o a unas aulas (no recuerdo totalmente el caso), sin tener la menor consideración por lo que pensaran sus compañeros.

Anónimo dijo...

Las fachadas de la Universidad Nacional lo dicen todo, los ídolos de los entrenadores van a ser terroristas calificados como el Che Guevara.

Anónimo dijo...

Carvajal.

Lo que mas sorprende es que se peguen de la libre expresión para pintar de nuevo las paredes con murales poco Democráticos, ese seria irrespetar las libertades, primero por que ningún estudiante tiene que ir a una institución donde lo programen con ideología Marxista u otra y el mural del Che Guevara es un mensaje fuerte, otra cosa seria que existiera un concurso de pintura en la UN y cada estudiante pintara lo que le provocara, en ese caso si se pondría en practica la libertad de expresión.

Anónimo dijo...

Es hora que la universida nacional se valla descomidisada y el debate que ocurra cuasado por borrar los murales puede ser el primer paso.

Anónimo dijo...

Todo esto se remonta a la malograda "autonomia universitaria," peregrina idea segun la cual el estado no puede tener presencia efectiva (mejor dicho, de efectivos)en una entidad que existe gracias a la beneficencia del mismo estado. Uno entiende historicamente el por que de la autonomia universitaria, pero la historia es dinamica y todo fenomeno social tiene su parabola, asi que ya es tiempo de anunciar desde la presidencia de la republica que la fuerza publica tiene el derecho y la obligacion de entrar a la UN siempre que tenga a bien hacerlo. Miremos a ver si los muchachos enardecidos se van al monte. Lo dudo.

Anónimo dijo...

No, respondón. Su versión de la autonomía universitaria es la del deseo criminal, desinformado y ramplón. La autonomía de la Nacional no tiene nada que ver con la entrada o no de la Fuerza Pública al Campus. Se estableció con la reforma del 36, con el gobierno de López Pumarejo y su sentido primordial tiene que ver con que el desarrollo académico requiere actuar de modo autónomo frente a presiones externas, aun las de los gobiernos. En concreto, la validez de una demostración matemática se debe establecer en la Universidad por los términos propios de la discusión académica de esa disciplina y no por la filiación política del profesor, por el color de ropa que usa o por los vaivenes electorales. Nunca la autonomía ha establecido situaciones de extraterritorialidad o de ausencia de validez de las leyes del Estado. Esa es la interpretación suya pero nada tiene que ver con la realidad legal del tema.
La Universidad Nacional tampoco es una entidad de beneficencia. Que usted lo diga sólo refleja su extrema ignorancia. La Universidad Nacional se unificó bajo una ley orgánica en el 36 (aunque acogía instituciones de más tradición, de allí que su personería esté fechada el 22 de septiembre de 1867), respondiendo a propósitos estratégicos que quisieron dar los gobernantes de entonces. La Universidad tiene funciones de Ley que van más allá de vender cartones. Es piloto de las políticas de educación superior del Estado colombiano y tiene funciones permanentes de consultoría sobre muchos temas nacionales (Su Consejo Superior es presidido por el Ministro de Educación y el Rector se posesiona ante el Presidente). La Constitución del 91 estableció de manera genérica una Autonomía Universitaria que cobija a casi todas las que su ley reglamentaria califica como instituciones universitarias. Esa definición de autonomía tampoco alude a presencia o ausencia de militares o policías. Usted, que no ha leído, dice eso, pero eso no prueba tal conexión.
La historia del tema es más política que jurídica. Después de los hechos del 8 y 9 de junio del 54, Rojas Pinilla jugó por un lado a culpar de los hechos a la conspiración comunista internacional y por otro a tratar de mitigar la antipatía generada por el heroísmo de las tropas. El tipo ordenó ampliar la capacidad de las residencias y dejó un documento que reglamentaba las entradas de la Fuerza Pública al campus. No se ha derogado formalmente y es más un protocolo que recomienda a la autoriad avisarle al rector y consultar sobre la conveniencia de esos asaltos en caliente, como el que le quitó la vida a Uriel Gutiérrez. Con la década siguiente se incrementaron las razones para regular el comportamiento de la policía en los asaltos, pues se siguieron presentando desmanes. Luego vino la progresiva penetración de muchas formas delictivas que, amparadas en la estúpida apuesta de una generación que decidió proscribir a piedra a la policía del campus (a principios de los 60 había una oficina de la dirección de reclutamiento del ejército dentro del campus para tramitar libretas militares y la policía deambulaba normalmente por sus jardines), fueron tomando posesión física de ese espacio.
Los setentas, ni qué decir, pero la orgía de las armas y el culto a la ilegalidad llevaron a su propio colapso. Para el 85 la universidad había cerrado las residencias y los comedores. Las mafias de la venta de droga y otras estructuras de chantaje han sobrevivido al hecho, pero el tema es más complicado que poner tropa. Una banda que venda tanta droga como la que más vende en la Universidad no puede operar si no cuenta cuando menos con un capitán de la policía que la apoye. Es lógico porque entre las mafías se agreden con frecuencia y se disputan sus nichos. No es cierto que las autoridades no entren. El dispositivo de inteligencia e infiltración dedicado por los organismos a un espacio como ese, considerado de influencia de grupos guerrilleros, es de dimensiones considerables. Se reclutan estudiantes ya admitidos como informantes pagos, se infiltran agentes de civil. Los miembros de las fuerzas que se encuentran estudiando pregrados o posgrados allí (incluidos funcionarios de la Fiscalía) reciben instrucciones sobre misiones de inteligencia también. En situaciones de orden público alterado, cualquier Fuerza entra y la policía metropolitana tiene canales y procedimientos establecidos para coordinar con los directivos y aun demandar apoyo por parte de la vigilancia interna de la Universidad. En los últimos años ha sido lo más normal que las pedreas dejen de concentrarse en las porterías y se vuelvan un trastorno general para el interior de la Ciudad Universitaria, con desmanes de parte y parte (los policías tienden a lucirse rompiendo vidrios o golpeando al que pase, especialmente si entran respondiendo a provocaciones).
El peor enemigo de la entrada de la Fuerza Pública uniformada a la Ciudad Universitaria es la propia Fuerza Pública. Cuando han puesto ejército a ejercer control de zona, se han presentado excesos. Igual, termina siendo una carga para la operatividad del ejército tener destacamentos permanentes, cuando su pie de fuerza no da abasto para todo lo que tiene que hacer. Respondón parece no haber leído prensa ni visto noticieros los últimos cuarenta años. Todos los presidentes han anunciado que la autoridad entra cuando se le de la gana y en todos los gobiernos lo ha hecho.
Le digo más, yo estuve sentado al lado del General (R) Manuel Bonett durante el velorio de Manuel Zapata Olivella (en el León de Greiff), sé que el Ministro de Agricultura instaló un curso de políticas agropecuarias por estos días y ya se han dado varios congresos entre universidades y la policía (además de los convenios de asesoría que presta la Universidad a cualquiera de esas intituciones). Actualmente se trabaja en el sentido de ir disolviendo la barrera del mallado por partes y la preocupación central no es que se meta la policía sino la seguridad de los bienes de la Universidad. Porque es mejor la seguridad que la policía.

Anónimo dijo...

Gracias por el comentario. Confieso una ignorancia olimpica sobre el marco legal de la autonomia universitaria tal como ud. me la ha retratado. Estamos hablando de dos cosas, si bien no distintas, con distintas matices. Yo estoy hablando del fenomeno politico-cultural que se remonta a Cordoba (Argentina) 1918, ya aceptado como dogma desde antes de las medidas que ud. cita de la Revolucion en Marcha. En cuanto a lo deseable o no de la presencia de la fuerza publica, entiendo la linea que ud. traza y puede tener razon, pero mi concepto es que los excesos se han dado precisamente por lo excepcional de las entradas de la fuerza publica: como el permiso para entrar no se da sino muy de vez en cuando,y solo en coyunturas criticas, no me sorprende que se den excesos. Si el territorio de la UN tuviera el mismo status que el resto del territorio nacional, las entradas no tendrian aquella excepcionalidad y se podrian llevar a cabo con el rigor de una operacion cotidiana. En cuanto a ser o no entidad de beneficencia, estoy hablando en termino cotidianos y no leguleyos: la UN distribuye un bien pagado por muchos, a unos pocos.

Anónimo dijo...

Raul Nieto.


Hoy el Periódico el Tiempo se basa en el respeto de la “libertad y confrontación intelectual” para defender la imagines del Che Guevara y Camilo Torres, es increíble que un medio trata de sacar un recurso rebuscado para defender algo que en verdad oprime la libertad de escoger y madurar en la ideología de su preferencia, eso es como si a alguien le dijeran que puede escoger de un solo menú todo lo que comerá el resto de la vida, a esa persona no se le esta negando comer pero si escoger fuera de lo impuesto, eso es exactamente lo que les pasa a los Alumnos de la Nacional con todo lo que se respira en centro de reclusión intelectual.

La opinión del periódico tiene mas aberraciones y por eso lo copio abajo para que mas gente identifica el cinismo de esa gente que defienden la opresión haciéndose pasar por protectores de la libertad ¿Antes había existido tanto cinismo?




OPINION DEL TIEMPO.

La sorpresa que se llevaron los estudiantes de la Universidad Nacional esta semana, al regresar a clases y descubrir que las emblemáticas imágenes de Camilo Torres y el Che Guevara habían desaparecido del campus. Sorpresa parecida a la que sintieron los bogotanos en 1951, cuando la Liga de la Decencia cubrió con una tela las partes íntimas de la estatua de Rafael Uribe Uribe, en el Parque Nacional, y le puso sostén y calzones a La Rebeca, el monumento que adorna desde 1926 el costado sur de la calle 26, entre carreras 10 y 13.

Algo va del sexo a la historia y la política. Y algo, también, de las recatadas damas de la Liga de la Decencia del siglo pasado a los censores de nuevo cuño que están apareciendo en el país. Pero estas acciones –como el brote de intolerancia que acaban de suscitar las irreverentes fotografías publicadas por la revista SoHo, o el control que ejercían las ya superadas juntas de censura cinematográfica, sin hablar de la de prensa– tienen un denominador común: la propensión, entre paternalista y autoritaria, de usar tijeras, borradores o mantos protectores para ‘poner a salvo’ a los colombianos, estudiantes o no, de lo que algunos ciudadanos, no pocos de ellos en posiciones de autoridad, consideran peligros corruptores o subversivos.

Con una sorprendente diligencia, las autoridades de la Nacional se anticiparon a una decisión que está en manos del Tribunal Administrativo de Cundinamarca. Ni siquiera esperaron el fallo que bien podría ser contrario a la pretensión del demandante que exigió borrar los retratos de Camilo y el Che de las paredes de la Biblioteca Central y del auditorio León de Greiff.

Con esta decisión, las directivas del alma máter se identificaron con el criterio retardatario del demandante –¿quién podrá ser?– y cometieron una ligereza que puede salirle cara a la Universidad. Porque así como el misterioso demandante alega, según la UN, que el retiro de las imágenes era necesario para restablecer “los derechos colectivos vulnerados”, los estudiantes, que desde hace más de 20 años las convirtieron en símbolos de su institución, podrán reclamar el mismo ‘derecho colectivo’ a mantenerlas.

Sin saber aún cuál será la decisión, la forma en que ha sido manejado por la Universidad suscita algunos interrogantes. Como el de tratar de entender si una mentalidad represiva va en contravía del ambiente de libertad y confrontación intelectual que debe imperar en la Universidad. Sobre todo en la institución de educación superior más seria y progresista de Colombia.

Mal presagio esa nueva forma de censura que inspiró borrar las imágenes de la plaza Che Guevara. Entonces retiremos las estatuas de Jiménez de Quesada o las de los Reyes Católicos por haber sido unos exterminadores de nuestros aborígenes. O prohibamos el pelo largo, los descaderados, las lecturas de Mao o las del propio Che. El conservadurismo de nueva estirpe, que está haciendo su aparición en la sociedad colombiana en los albores del siglo XXI, puede hacer mucho daño.

Lo mejor es que a su sitio de siempre vuelvan el Che, Camilo Torres y, por qué no, el general Santander, a quien se le debe el nacimiento de la universidad pública.

Ruiz_Senior dijo...

Quiero contestar en particular al anónimo del séptimo comentario, 11:01 p.m. (¿"Espejo"?)

Lo primero es la validez de los argumentos legales. Eso funciona en el juego administrativo o judicial, aquí se parte de la razón o de valores morales. Es evidente que la ley establece que el dos por ciento del PIB se gaste en pagar a una casta que no rinde cuentas en absoluto al país y se arroga derechos como orientar la educación. ¿Por qué habría de sorprender que yo haya visto programas de televisión del sindicato de maestros llamando a colaborar con las FARC? Es la orientación que tiene la educación en Colombia.

Es lo que dice la ley exactamente como cuando decía que algunos hombres tenían dueño y estaban expuestos a la venta y al trabajo forzoso. Y cuando digo "exactamente" me refiero a que esa situación en que la sociedad está sometida por leyes a mantener a sus verdugos, a pagar copiosamente a quienes tienen por profesión oprimirla es rigurosamente lo mismo que la esclavitud. ¿O no se trata de que unos trabajan y sus torturadores se quedan con todo?

Ahora bien: he dicho repetidamente que la Nacional es sólo un gigantesco centro de adoctrinamiento de asesinos y el episodio de las imágenes del guerrillero-sacerdote cristiano y el médico-asesino (ver oxímoron) sólo viene a confirmar mi aserto. ¿O cómo es que "los estudiantes" protestan porque les quiten a los líderes de aquello con lo que no quieren verse asociados?

Por lo demás ese aspecto que tiene la izquierda (universidad pública + sindicalismo estatal = industria del secuestro + narcoindustria + Ministerio de la Verdad) de continuidad del sistema de castas de la Colonia queda plenamente demostrado: no podía fallar que el editorialista de El Tiempo, portavoz de los dueños del país, salga a protestar porque se hace algo en aplicación de la ley.

Uno no sabe qué rumbo tomará el país. Pero si es el de la democracia liberal, a alguna hora habrá que plantearse privatizar ese centro y destinar los billones de pesos que se gastan ahí a otorgar créditos educativos a gente que los necesita y está dispuesto a pagarlos.

No más preparar a los hijos de los ricos para ejercer el látigo contra los pobres. Cuando pase esta pesadilla lo que horrorizará a la gente del futuro no serán ni los secuestros ni las masacres ni las pensiones de 60 salarios mínimos a personas de 50 años que tienen otros negocios y grandes propiedades, sino sobre todo la infamia de financiar a los verdugos.

Anónimo dijo...

Espejo comenta:
El presupuesto anual de la Universidad es de menos de medio billón. Billón, en español, es 10^12; en inglés es 10^9. La última tabla de salvación para su aserto, a propósito de llamar asesinos a quienes se forman en la Universidad, es un silogismo - forzado con revólver - según el cual no son los gatilleros quienes asesinan sino esas eminencias grises de la academia y la burocracia estatal. Para los que protagonizan la carnicería usted expresa comprensión y los pone en un plano moral distinto. Pero acto seguido se enferma por Guevara y Torres, cuando usted mismo transcribe un texto de Vargas Llosa Junior, que pinta al argentino como ejecutor directo de auténticos genocidios y sanguinario capaz de usar la palabra "divertido" de manera irónica (nunca antes visto en la lengua de Cervantes). Torres mismo se puso en rango de tiro.
Aclaro que no me interesa la exaltación religiosa de ningún semidiós. No estoy enamorado de la fisonomía de ningún personaje que me merezca admiración alguna, a menos que se trate de alguna estúpida y voluptuosa diva del cine. Si hubiera algún personaje que me inspirara tal devoción que defendiera cada uno de sus caracteres me sentiría moralmente rebajado a la religión del uribismo. Admiro el tesón de Lucho Herrera conquistando a Los Alpes, pero no me gusta cómo viste ni publicaría sus poemas. Envidio la laboriosidad y genialidad de Alba Edison, pero no caería en el delirio de imitar cada gesto de su vida (además, también admiro a Tesla, su más prominente rival). En síntesis, me tiene sin cuidado que la foto de Korda no esté pintada en esa pared.
No es cierto que haya habido una protesta estudiantil por lo de esa pared. El Tiempo buscó a quienes dijeran que estaban en contra, usted mismo destacó el hecho. Cuando yo estaba estudiando hubo una vez un movimiento de estudiantes para derribar el busto de Lenin a la entrada del edificio de Arquitectura. La discusión terminó en que esa cosa era un testimonio de un momento de la historia y que igualmente simbólicos eran los bustos de Mutis en Biología, de Sócrates en Filosofía, de Caldas en Ingeniería, de Pasteur frente el Laboratorio Químico Nacional (parte de Ingeominas). Digo igualmente porque se demostró que a los estudiantes no les decían nada esos personajes (argumento para deribar a don Illich).
Lo único cierto del asunto es lo que fallen en el caso de las acciones populares que dieron origen a la noticia. Para cualquiera es evidente que el objetivo del demandante es ganarse un dinero (la Ley establece una suerte de premio al ciudadano que emprende acciones que restituyan derechos colectivos); pues bien podría tener afiches de Guevara en su dormitorio. Dudo mucho que obtenga su cometido, pues no han prosperado casos anteriores como el de los baños públicos en las murallas de Cartagena, la modificación encargada por Uribe al Escudo Nacional, la progresiva degradación de la fachada del Museo Nacional (fumado por habitantes de la calle), etc. Simplemente no salen porque dejan antecedentes para que mucho dinero del Estado tenga que fluir hacia manos de estos defensores de lo público.
El tópico moral, ya que coincido en que no nos apasiona la faceta legal del asunto, es la calidad del personaje que se exalta. ¿Quién se merece un monumento? ¿Quién un retrato? Citemos quién no, a ver si por descarte:
Ernesto Guevara, asesino, sedicioso, violador de la soberanía de varios Estados, mal poeta, peor banquero.
Camilo Torres R.: subversivo, católico, egresado del colegio alemán, desertor de su carrera en la Nacional.
Jacobo Arenas, asesino, ideólogo, usuario de camisas corronchas, estrafalario orador.
Manuel Cepeda, mamerto, hablaba feo, tenía caspa, feo.
Vladimir Ulianov (A. Lenin), genocida, manipulador, sus obras completas eran tan poco sintéticas que tardaron siete décadas en ser leídas para concluir que no servían.
Joseph Stalin, desgracia de la humanidad.
J. Tito, genocida, embaucador y petulante.
Mao Tse Tung, genocida, obtuso, mal poeta, peor estadista.
Ho Chi Minh, mucha lacra, matón, ideólogo.
Pol Pot, la tapa, lo peor, quién sabe quién lo derrocó, nadie me ha contado.
Napoleón Bonaparte, megalómano, genocida, chaparro, ladrón, corzo.
¿Tal vez los que siguen?
Reina Victoria, respetuosa del vecino, amante de la autoridad, culta, de buen gusto.
Winston Churchill, no se metan con su memoria, no tuvo ángulo malo, era perfecto.
General Patton, muy buen sentido del humor.
Simón Bolívar, prócer, ejemplo.
Francisco de Paula Santander, no mató una mosca, exaltó las leyes.
Hermógenes Maza, era tan especial.
Francisco Franco, defendió la decencia de las damas.
Ronald Reagan, inolvidable actor, visitó La Paz, capital de Colombia.
Henry Kissinger, era chévere.

¿A quién exaltamos?

Los políticos no lo merecen. Los militares son militares. Los filósofos y los charlatanes inventan razones para que otros se maten. Los artistas son tan anodinos. ¿A quién le ponemos velitas?

Ruiz_Senior dijo...

Para Espejo:

No entiendo muy bien qué sale de su post, y la deriva hacia los seres dignos de admiración me parece un poco ociosa, como una forma de salirse por la tangente.

El problema es la hegemonía ideológica de la izquierda radical en las universidades colombianas, salvo en las de garaje. Esa izquierda radical está ligada desde siempre a las guerrillas o en todo caso comparte objetivos con ellas. En ese contexto, el hecho de que haya protestas porque quitan las imágenes de dos íconos guerrilleros, y hasta un editorial de El Tiempo exigiendo su restitución es muy significativo.

Como es innegable que usted conoce mejor la Nacional que yo, voy a admitir que la mayoría de los estudiantes son más bien indiferentes respecto a esos próceres o a Lenin. ¿Hay por casualidad un sector influyente y activo políticamente que no sea antiamericano y anticapitalista? Puedo asegurarle que no lo hay. Es como decir que los maestros no son mayoritariamente miembros del Partido Comunista ni admiradores de Tirofijo: lo son quienes los representan y dirigen. Con eso basta. Los demás son la clientela de las masacres.

Y en términos generales los asesinos no me parecen muy respetables. Sólo un poquito menos despreciables que los vividores que los jalean y usufructúan sus crímenes desde cómodas poltronas.

Anónimo dijo...

El señor comisionado de paz. Luis Carlos Restrepo es egresado de la Sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia
No se si pueda “tildársele de izquierdozo o de guerrillero”

El Jefe actual del partido de la U, Carlos García Orjuela es egresado de la Sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia No se si pueda “tildársele de izquierdoso o de guerrillero”

El señor Luis Carlos Sarmiento Angulo, casi dueño del grupo aval es la Sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia No se si pueda “tildársele de izquierdoso o de guerrillero”

http://www.presidencia.gov.co/prensa_new/sne/2004/abril/22/01222004.htm

http://www.portafolio.com.co/porta_dono_online/10anios/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_PORTA-1245548.html


El señor Nicanor Restrepo del “sindicato antioqueño”, es egresado de la Sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia No se si pueda “tildársele” de izquierdoso o de guerrillero
http://www.larepublica.com.co/especiales/casos/2004/10casos_1/paginas/nicanor.html


El señor Ardila Lulle, es egresado de la Sede Medellín (Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia No se si pueda “tildársele” de izquierdoso o de
http://www.canalrcn.com/oal/


Lo anterior una pequeña muestra de que la Universidad Nacional es verdaderamente pluralista.