Algo que debería llamar la atención de los politólogos y aun de cualquier lector de periódico es la persistencia de un discurso político que no corresponde en absoluto a la realidad de las acciones de quienes lo emplean. Es un caso que recuerda a esas personas de familias prestigiosas que se dedican a cometer estafas. El caso extremo y sin embargo el más frecuente es la supuesta inclinación de la izquierda a defender a los pobres. ¿Qué ha significado eso para los pobres que sufrieron el comunismo o lo sufren todavía, como los cubanos o venezolanos? ¿Es la destrucción de puestos de trabajo un gran favor a los pobres? ¿Es la nostalgia de Sadam Husein y el apoyo apenas velado a quienes masacran día tras día a los iraquíes una forma de defender a los pobres? ¿Y el silencio continuo respecto a los crímenes de las guerrillas, apoyadas por casi todos los grupos de izquierda de Europa y Latinoamérica?
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