Muchísima gente cree que el hecho de que la inmensa mayoría de los intelectuales europeos y latinoamericanos apoyen a los partidos de izquierda es muestra de que esas personas más informadas han llegado a determinadas conclusiones sobre las medidas que se deberían tomar para vivir mejor. Pero la triste realidad es que esa adhesión sólo es el resultado de las ambiciones de poder de ese sector social. Y ni siquiera es eso lo más grave, sino que en el contexto latinoamericano hay algo que va más allá y es el statu quo que se enmascara detrás de la retórica justiciera. Antes que una persona informada o sensible, el intelectual es alguien que pertenece a un grupo privilegiado que aprovecha la consideración social de que disfruta para defender sus privilegios. Y esa actitud entre otros muchos efectos abominables tiene el de bajar el nivel de la producción cultural, pues los sabios andan dedicados a asegurarse rentas y poder a través de la política, como han hecho sus antepasados, en lugar de aportar sus conocimientos para el progreso de las naciones.
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2 comentarios:
Como me dijo alguna vez una señora en un bus: "Ahora no da nobeles (de literatura) por escribir bien, sino por ser de izquierda". Igual su Post es absolutamente es un prejuicio tonto que sólo conduce a posiciones como "toda la izquierda está mal" o al reves. No hay nada como "los intelectuales", esa es una categoría bastarda en la cual todo el mundo -y a la vez nadie- pertence.
La señora tiene toda la razón, eso mismo lo dice Philip Roth. De lo que sí puede estar seguro es de que Mrs Thatcher nunca contó con gran respaldo en las facultades de Ciencias Sociales en ninguna parte del mundo, y en cambio sí es reconocida por los economistas, los votantes y los historiadores como la gobernante que sacó al Reino Unido del hoyo.
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