Desde la persona que se queja de la falta de «decencia» (!) que hay en quien pone objeciones en que se dé un cargo de poder importante a los que mandaron quemar vivas a varias personas hace unos días, o que esa proeza sirva para dictaminar leyes que las personas «decentes» como ella consideran deseables, hasta el sicario moral que nos acusa de promover asesinatos por denunciar a quienes los promueven y tratan de engañar a la sociedad con el señuelo de la negociación, la blogosfera aporta grandes argumentos a quien quiera entender la atroz realidad colombiana. | Lo triste es que cuando la gente lee ese adjetivo, atroz, piensa en las tareas ingratas que hace el servicio doméstico armado en zonas remotas, cuando eso es sólo la sombra de lo que dicen la mayoría de los doctores en las ciudades y ambas cosas son expresión de una misma voluntad, compartida por los sicarios y los sicofantas, del mismo modo que el que distrae a la gente en la puerta de la casa obra de consuno con los que entran por atrás a desvalijarla. Lo atroz no es sólo el gore televisivo, sino eso hediondo que asoma en las palabras de los empresarios de la masacre y que con verdadero entusiasmo coleccionaremos para disfrute e ilustración de los estudiosos y bacteriólogos. |