Las recientes masacres de las FARC, que anuncian miles de asesinatos en los casi tres meses que quedan de campaña electoral, y la actitud cínica de los partidos afines a esa banda, así como de la gran prensa, ponen a cada persona ante la disyuntiva moral de premiar esos crímenes votando por aquellos que exigen que la sociedad se rinda, aquellos que nunca condenan esas masacres y por supuesto no piden a las guerrillas que se desmovilicen, o de votar en contra. Pero apoyar a los candidatos del narcoterrorismo no es la única forma de votar por Tirofijo, hay otras más sutiles que significan simplemente mayor peso de los votos positivos que obtenga el gran exterminador. Y todo parece indicar que la madurez de la sociedad colombiana tardará un tiempo en ser realidad.
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