Es de verdad triste registrar todavía los cuentos de los que quieren que Colombia desista de firmar el TLC con EE UU, sobre todo porque en lugar de prestar atención a esos parásitos el gobierno debería animarse a buscar tratos con otros países, como los de Centroamérica, México, Chile, Japón y sobre todo China. Se puede resumir diciendo que esa resistencia es la añoranza de un mundo perdido, del mundo que permitió esa anomalía antropológica que es esa especie de Hombre de Flores que el aislamiento permitió prosperar en la zona andina, y que el supuesto interés nacional que dicen defender es lo contrario al interés de los colombianos pobres en encontrar un empleo y acceder al bienestar. Pero es normal: cualquier paso hacia la civilización amenaza el dominio de esa gente, por eso esa resistencia es en realidad una buena noticia.
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