A pesar de lo que diga la propaganda hostil, el presidente Uribe es ante todo un político práctico que rehúye el conflicto y busca el consenso aun con sus enemigos. Esta actitud, que muchos criticarán, es sumamente eficaz para mantener un apoyo mayoritario. Y ese apoyo es el que le permite llevar ventaja en todo forcejeo con sus enemigos: no le interesa tanto debilitar a éstos cuanto cumplir sus objetivos, y siempre de un modo que cualquier enfrentamiento que provocaran lo perderían.
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