27 oct 2012

Los enemigos del proceso


Por @Ruiz_senior

Lo que ocurre en Colombia sería muy difícil de explicar a una persona de otro país porque ésta no lo podría creer. Uno de cada mil habitantes ha sido víctima del secuestro, y si se piensa que este crimen sólo es un caso extremo de extorsión, se podría decir que muchos millones de personas la han pagado a las diversas bandas criminales. Pero dichas bandas cometen muchos otros crímenes, y lo que sería imposible de entender para una persona de otro país no es que esas bandas tienen nexos muy poderosos con el poder político, sino que la mayoría de la gente comparte las falacias con que se las intenta justificar.

Es decir, ¿a cuántos colombianos les parece que la principal tarea de los grandes medios escritos es legitimar a las bandas terroristas? Puede servir de excusa que muy pocos leen más allá de los titulares, y que aun quienes lo hacen carecen de recursos intelectuales para entender lo que leen, pero ¿cómo es que los pocos que los entienden están de parte de los terroristas?

La extorsión y los demás negocios de las bandas criminales son la verdadera identidad del país, su ADN, y no tienen una resistencia de gente que los considera inadmisibles. Por eso los precandidatos de la "derecha" autodenominada "Puro Centro Democrático" son unánimemente defensores de la componenda de Santos con las FARC y casi ninguno de los supuestos descontentos le ve ningún problema a ese apoyo, que en el caso de Juan Lozano llega al extremo de crear un portal llamado "El portal para la paz" (promovido en la cuenta de Twitter de Uribe).

La tarea de los medios, parte del negocio de las bandas criminales, es envenenar el lenguaje para legitimar las actividades terroristas. TODOS los columnistas aceptan la posibilidad de que la desigualdad sea una causa de la existencia de las guerrillas y no precisamente su consecuencia más clara. A ninguno se le ocurre que premiar los crímenes sólo los incentiva. Para todos el hecho de que unos asesinos salgan a tratar de oprimir a los demás ciudadanos hace que haya una guerra que debe remediarse sometiéndose a dichos asesinos.

En ese orden, lo que sería una obviedad en cualquier país civilizado (oponerse a que los secuestradores que reclutan niños y siembran minas se conviertan en gobernantes) se convierte en el verdadero crimen. Hay un bando unánimemente defendido en la prensa, que es el de la paz, y otro perseguido y vilipendiado, el de "los enemigos del proceso".

De modo que ante la inversión de valores y la promoción descarada del crimen que comete la prensa colombiana, toda persona recta, que no roba ni mata ni se lucra de actividades ilícitas ni obra servilmente ante criminales ni miente para acomodarse ante el nuevo imperio de los asesinos y secuestradores, no puede no ser descrita como "enemiga del proceso".

Es lo que ha llegado a ser Colombia, un infierno en el que se estigmatiza a la persona justa y se ensalza al criminal. Un muladar en el que los socios de los criminales exhiben su poder en la prensa, intimidan y calumnian al tiempo que la tropa de niños masacra y extorsiona sin cesar.

No podré sentir respeto por nadie que no sea enemigo del proceso. Puede que terminemos siendo muy pocos, ya se ve por los precandidatos uribistas, pero es como si todo el mundo empezara a alimentarse de carne humana. Cuantos menos seamos, más honra.

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