Por @AdasOz
Lastimosamente, en mi anterior artículo escribí que me
sentía pesimista respecto del fallo que daría el lunes pasado la Corte
Internacional de Justicia sobre el litigio entre Colombia y Nicaragua por el
Archipiélago de San Andrés, Providencia, Santa Catalina y los cayos, que luego de
conocerse, me daría la razón. El lamentable fallo que despoja a nuestro país de
su plataforma marítima, de su espacio aéreo, de su fauna y flora marina, y de
su riquezas naturales como el petróleo que yace en ese subsuelo, se veía venir.
No había que ser muy suspicaz para darse cuenta de que saldríamos perdiendo,
por dos razones principales:
La primera, porque cuando la Canciller María Ángela
Holguín nos habló de una “decisión salomónica”, no estaba precisamente
diciéndonos que nuestra delegación ante el Tribunal de Justicia de La Haya
haría hasta lo imposible por conservar lo que es nuestro, sino por el
contrario, nos daba a entender que algo se le daría a Nicaragua, es decir, que
saldríamos perdiendo. Pero el fallo no fue tal como se entiende por “Decisión Salomónica”, ya que en este caso, Colombia ha sido siempre la madre de ese mar,
de ese espacio aéreo, de esa fauna y flora marina y del petróleo que ahí yace.
Nicaragua nunca lo fue. Por lo tanto, la “decisión salomónica” a la que hizo
referencia la señora Holguín fue más un contentillo para el país
centroamericano, que estaba contemplado dentro de todas las exigencias que han
llevado a Santos a ceder ante las FARC y ante Chávez. Al dictador venezolano le
interesa el petróleo, y qué mejor oportunidad que complacer a Ortega para él
mismo poder enviar sus barcos de exploración petrolera al archipiélago. Incluso
antes del fallo, el mismo presidente de Nicaragua había alcanzado a sacar licitaciones para extraer petróleo en aguas sanandresanas, lo que podría
confirmar que el fallo, más que eso, fue un pacto con los sandinistas, con el
castro-chavismo y con las mismas FARC.
La segunda, porque tal como lo mencioné en mi artículo
anterior, los principales medios de comunicación nacionales parecían
prepararnos para recibir el mazazo en la cabeza, al mismo tiempo que lo medios
nicaragüenses curiosamente celebraban su victoria. Personalmente considero que
este contraste puede responder a que se tenía previo conocimiento sobre el
pacto, y que sólo les hacía falta esperar a la fecha fijada en La Haya
para comunicar oficialmente la no tan salomónica decisión.
Adicional a lo anterior, pero que fue dado a conocer
tras el fatídico fallo de La Haya para Colombia, el ex embajador Enrique
Gaviria, en una entrevista para el Noticiero de la FM de RCN, explicó que su
retiro de la comisión asesora de Colombia
en litigio con Nicaragua obedeció a que el gobierno de Santos cambió su tesis de defensa territorial del archipiélago. Esta
es una razón más para pensar que lo de San Andrés se había acordado previamente
con los dictatorzuelos de la región, como prerrequisito para conseguir el apoyo
de Chávez en las negociaciones del gobierno con las FARC.
Ahora veamos a los personajes de la vida pública y política colombiana que han expresado su
apoyo al fallo, y que tras la polémica y el consejo que Uribe le dio a Santos
sobre no acatarlo, han salido a defender la decisión “Holguinesca”:
Ernesto Samper nada más ni nada menos que el ex presidente que no
conoce la ley ni la justicia en derecho, y que durante su mandato hizo todo por
comprar los jueces de Colombia para no ir a la cárcel por el proceso 8000 que
le fue abierto en ese entonces, ha dicho que el fallo debe acatarse ya que
Colombia siempre se ha caracterizado por ser un país de leyes y de soluciones pacíficas ante las controversias. Ese mismo ex presidente que una vez finalizado
su mandato huyó al extranjero y que pasó por muchos años manteniendo un bajo
perfil en la vida política del país, regresó en cuanto Santos subió al poder
para alentar temas muy relacionados con los intereses de las FARC, tales como
el intercambio humanitario, la “humanización” del “conflicto”, las mesas de
negociación, y ahora curiosamente, opina y aconseja acatar el fallo para no
indisponer a nuestros “adorables” vecinos.
Enrique Santos Calderón, el hermano mayor de Juan Manuel Santos, bien conocido por su ideología comunista, por ser uno de los principales fundadores de las FARC y por ser muy cercano a los Castro, dice en una entrevista realizada por la Revista Semana (sobre la que no profundizaré en este artículo) que el fallo debe acatarse para no estropear el proceso de “paz” que adelanta el gobierno de su hermano. Es decir, el Hermano Mayor insta a complacer los intereses de Chávez y los de Ortega, así como los de las FARC, antes que a velar y pelear por lo que siempre ha sido nuestro. Y cuando hablo de “pelear” no me refiero a armar la guerra contra Nicaragua, pues eso no es necesario, sino usar el único recurso que nos queda para conservar la plataforma marítima que nos fue arrebatada, es decir, no acatar la “decisión salomónica” de La Haya. Muchos países lo han hecho, ¿por qué Colombia debería ser la excepción?
El fallo sería la excusa perfecta para reformar la Constitución al antojo de las FARC, ya que tal como sostuvo Juan Manuel Galán, integrante de la Comisión Primera del Senado, “el fallo de La Haya obliga a modificar la Constitución”. El honorable senador Galán nunca habló de modificar el artículo sino de toda la Carta Magna como tal.
El excanciller Guillermo Fernández de Soto también fue otro de los personajes de la vida política que le hizo coro al fallo, argumentando que los fallos están para acatarlos, aunque éstos sean desfavorables. Dice que “los fallos no se pueden desconocer”.
El presidente del Congreso, Roy Barreras, fue otro que dijo que había que acatar el fallo, pero para no quedar del todo mal ante tanto descontento, dijo que Colombia debería retirarse de la Corte Internacional de Justicia. Un contentillo que no sirve de nada, ya que al final tampoco nos devuelve lo perdido.
Enrique Santos Calderón, el hermano mayor de Juan Manuel Santos, bien conocido por su ideología comunista, por ser uno de los principales fundadores de las FARC y por ser muy cercano a los Castro, dice en una entrevista realizada por la Revista Semana (sobre la que no profundizaré en este artículo) que el fallo debe acatarse para no estropear el proceso de “paz” que adelanta el gobierno de su hermano. Es decir, el Hermano Mayor insta a complacer los intereses de Chávez y los de Ortega, así como los de las FARC, antes que a velar y pelear por lo que siempre ha sido nuestro. Y cuando hablo de “pelear” no me refiero a armar la guerra contra Nicaragua, pues eso no es necesario, sino usar el único recurso que nos queda para conservar la plataforma marítima que nos fue arrebatada, es decir, no acatar la “decisión salomónica” de La Haya. Muchos países lo han hecho, ¿por qué Colombia debería ser la excepción?
El fallo sería la excusa perfecta para reformar la Constitución al antojo de las FARC, ya que tal como sostuvo Juan Manuel Galán, integrante de la Comisión Primera del Senado, “el fallo de La Haya obliga a modificar la Constitución”. El honorable senador Galán nunca habló de modificar el artículo sino de toda la Carta Magna como tal.
El excanciller Guillermo Fernández de Soto también fue otro de los personajes de la vida política que le hizo coro al fallo, argumentando que los fallos están para acatarlos, aunque éstos sean desfavorables. Dice que “los fallos no se pueden desconocer”.
El presidente del Congreso, Roy Barreras, fue otro que dijo que había que acatar el fallo, pero para no quedar del todo mal ante tanto descontento, dijo que Colombia debería retirarse de la Corte Internacional de Justicia. Un contentillo que no sirve de nada, ya que al final tampoco nos devuelve lo perdido.
Otro ex canciller, Julio Londoño Paredes, expresó que ahora Colombia es un país “más
grande” porque se ha dado cuenta de lo que perdió. Como quien dice, aquí aplica
la infortunada frase de Maturana, antiguo entrenador de la Selección Colombia,
“perder es ganar un poco”. Bastante desacertadas las declaraciones de Londoño
Paredes, por no decir mediocres, al igual que las del entrenador de fútbol.
Tampoco podía quedarse fuera del escenario la Ministra
María Ángela Holguín, quien luego de
decir hace varios meses que en La Haya se tomaría una “decisión salomónica”, luego
del fallo salió con bravuconadas contra la CIJ y que también buscará sostener conversaciones con Nicaragua para que el fallo afecte lo menos posible a los pescadores isleños. Intenta echarle tierra al asunto haciéndose la que trabaja
por los intereses de los sanandresanos. ¡Ya qué! Lo que debió haber hecho no lo
hizo y ahora lo que quiere es remendarles la vida a los isleños. ¿Qué acuerdo
piensa hacer con el país centroamericano? ¿Será que pretende acordar con el
gobierno nicaragüense para que los sanandresanos tengan doble nacionalidad y que
así puedan pescar en aguas que hasta hace poco eran suyas? ¿Busca que Ortega
les conceda un permiso especial para que puedan continuar dedicándose a la
pesca y no se queden en la pobreza absoluta? En fin, cualquier “solución” resultaría
ser un contentillo para bobos. Y como si fuera poco, la Canciller tuvo la
“delicadeza” de advertir que el fallo dejó abierta la posibilidad para que
Nicaragua interponga una demanda que le permita quedarse con la plataforma
continental. Muchas gracias por advertirnos, Señora Canciller, pero eso tampoco
nos devuelve lo que hemos perdido. Y por supuesto que Ortega irá a por más. Él
mismo lo dijo la noche del 19 de noviembre cuando se encontró en San Andrés con
Juan Manuel Santos: “bienvenido a San Andrés, señor presidente Santos”.
Por todas estas razones dudo mucho que el gobierno
esté adelantando algún plan para salvar lo perdido, y creo, sin temor a
equivocarme, que las patadas de ahogado de Santos respecto al fallo como la de considerar
el retiro del Pacto de Bogotá, son un sofisma de distracción ya que él no hará
nada para desobedecerlo, pero sí hará todo lo que esté a su alcance para no
indisponer a su mejor amigo ni a Castro ni al llorón de Ortega, y mucho menos hará
nada que pueda torpedear su plan de claudicación ante las FARC, tal como lo
mencionó su Hermano Mayor en la entrevista concedida a la Revista Semana. Para
lo único que serviría retirar a Colombia del Pacto de Bogotá es para evitar que
Nicaragua reclame la plataforma continental, pero eso tampoco nos devuelve lo
que perdimos.
9 comentarios:
Tal como lo escribio asi es Cada concepto q ud ha emitido asi a sido.
Muchas gracias, Fanny, por su comentario.
Buen día.
Me preocupa q ya han pasado varios días y no se ha tomado ninguna decisión al respecto. Ahora, Santos, el Presidente, se retractará de sus palabras luego del fallo de la CIJ catalogándolo: “omisiones, errores, excesos, inconsistencias, que no podemos aceptar” En el fondo sabemos q se va a retractar dado q desde el inicio de su mandato quiere quedar bien con todos.
La Cancillería debería hacer una mirada bastante crítica sobre su proceder xq lo q se ha visto es un ministerio obsoleto y elitista.
Ojo, Enrique Santos no debe estar leyendo los Comunicados de Prensa de la Presidencia (porque no se puede comparar el despojo con darles estatus político a la FARC)
Estimado Anónimo,
Al parecer están estudiando la posibilidad de retirar a Colombia del Pacto de Bogotá, e incluso de la CIJ, pero como explico en mi escrito, eso no nos devolvería lo que perdimos. Es cierto, Santos no va a hacer nada que contraríe a Chávez o que entorpezca lo que se discute en Cuba.
Lo de Nicaragua fue una condición que Chávez impuso a Santos para apoyar el proceso. Enrique Santos lo dijo en la entrevista para Semana: "pero la tensión con Nicaragua es un nubarrón que ha aparecido. Es peligroso y puede afectar el proceso y tensionar de nuevo el entorno regional. Hay que evitar que prospere en la sociedad colombiana el chauvinismo beligerante. Una actitud belicosa con Nicaragua podría frenar el compromiso de Chávez con el proceso e incluso a los cubanos."
Gracias x Tú respuesta Atte. El anónimo
Excelente artículo. Que bueno que los ciudadanos que aún están pensando que perdimos "agua" se concientizaran de que nos han despojado. Ahora, es cierto que no se ha tomado ninguna decisión, salvo un efímero comentario de retirar a Colombia del Pacto de Bogotá. Eso sólo sirve para que Nicaragua o cualquier otro País del ALBA no venga por otra porción importante de nuestro territorio, mas no para el momento que enfrentamos. La respuesta a el despojo debe ser una sola y con determinación. NO ACATAR EL FALLO, y Colombia entera, opositores y sus cercanos rodearíamos al Presidente Santos. Habrá una crisis diplomática con los aliados de Nicaragua, castigo internacional de parte de organismos, pero con grandeza y firmeza saldremos bien.
Sinceramente tu blog me dejó perplejo; y no es de dudarlo porque debajo de la mesa se mueven muchas aguas turbias; pero la pregunta del millón es :¿Qué haremos? porque con este hecho enrarecidamente confabulador estamos perdiendo todos los Colombianos. Si te has dado cuenta independiente de la traición de algunos de nuestros compatriotas en este despojo, hay un descontento a groso modo, nacional, de todos los estratos,por lo que personalmente creo, por interes nacional,que tal descontento hay que aprovecharlo y organizarnos de manera tal, que podamos utilizar herramientas juridicas para hacer valer nuestros derechos como ciudadanos. La misma situación dependiendo el color que pinte nos mostrará la estrategia a seguir;creo que por ahora lo más importante es ir estableciendo formas de comunicación grupal de ciudadanos descontentos con el fallo de la Haya, para llegado el caso actuar como un solo hombre.
Si a los COLOMBIANOS DE BIEN, más de 46 millones, nos preguntaran si queremos el mar que nos piden entreguemos a Nicargua o el nefasto Proceso de paz con impunidad, le diríamos que al 99.999% nos interesa nuestro mar, no un proceso viciados por los acuerdos por debajo de la mesa.
Totalmente de acuerdo con lo expuesto. Solo añadiría que se está perdiendo el foco en lo importante :La integridad territorial. Los leguleyos de siempre, los orgullosos de que seamos los mas "respetuosos" de la cuadra, se preocupan mas de como vamos a quedar ante el mundo (Un mundo que se ha pasado por la faja infinidad de veces a esa organización de parásitos mamertos que es la ONU) que la pérdida de los 100.000 km2 (No 75.000). Debemos tener los pantalones para sentar el precedente. Chile y muchos otros paises ya se empiezan a preocupar por sus propias fronteras y su subyugación ante la CIJ. Y el vecindario está preparado para empezar a despedazarnos a mordiscos. Si cedemos ahora por "quedar bien", quedará poco de nuestro territorio en 20 años.
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