15 nov 2012

¡Qué ganas de estar polarizados!

Por @Ruiz_senior

Uribismo y antiuribismo
No hay que dejarse engañar, por mucho que las polémicas en los medios y en las redes sociales alrededor de la orgía de calumnias contra Uribe parezca un reality show, en realidad lo que se intenta es desviar la atención sobre la cuestión decisiva en estos momentos en Colombia, que es el evidente cogobierno de Santos con las FARC. Para eso se recurre a montajes obscenos, como los repentinos arrebatos de "sinceridad" de personajes como Yair Klein, protegido en su país y rentabilizando viejas aventuras mercenarias gracias a la urgencia del chavismo de legitimarse calumniando cualquier resistencia (Uribe es sólo el símbolo de eso) y a su enorme provisión de recursos (cientos de miles de millones de dólares que casi una decena de gobiernos, incluido el colombiano, pueden usar en lo que quieran). De más está recordar la curiosa coincidencia de una de las típicas comisiones de turismo parlamentario en Israel.

Es decir, no deberíamos discutir sobre las supuestas culpas de Uribe, no porque haya alguna posibilidad de que las calumnias respondieran a hechos reales, sino porque aunque así fuera eso no cambiaría en nada el problema de si los ciudadanos debemos aceptar a un gobierno que protege y alienta a los asesinos y secuestradores. Los partidarios de las FARC, que son en esencia los mismos dueños sempiternos del país y sus clientelas (la tropa es el servicio doméstico armado, estudiantes de provincia que hacen el trabajo sucio para los políticos e intelectuales de la capital), siembran sin cesar calumnias con montajes impresionantes (por su descaro) para que la gente opte entre Uribe y ellos, no por lo que son, por su antigua labor de cobramasacres y su papel de incitadores del crimen, sino por el odio inducido hacia el expresidente.

El lambón arquetípico
En Colombia es especialmente difícil encontrar personas ecuánimes o comedidas, lo típico es el adulador interesado que acompaña a cualquier poderoso, y el lenguaje popular lo registra desde hace tiempo con términos como "lagarto" o "lambón". La escasa valoración que tienen los colombianos de las ideas hace que los poderosos lo sean por herencia o por algún talento para maquinar intrigas o iniquidades, ganándose la lealtad de los aduladores. Juan Manuel Santos es el modelo de esa clase de políticos, no recuerdo al primer partidario suyo que aprecie sus ideas o actuaciones y haya votado por él. Todos sus defensores son personas que reciben algún incentivo o que profesan lealtad a los terroristas y sus representantes urbanos. No recuerdo tampoco a nadie que crea que tal "santista" sea posible, y ese rasgo es muestra de la calidad de la democracia colombiana.

Gabriel Silva Luján es además de lagarto característico (no lo he oído hablar, por lo que me lo imagino como una especie de Roy Barreras reposado y cauteloso). Pero además de eso es un viejo subalterno de Santos, en cuyo periódico era columnista antes de ascender a la Federación Nacional de Cafeteros. Me propongo comentar su reciente andanada contra Uribe, pero antes conviene recordar una pieza anterior que deja ver al personaje.
El presidente Santos tiene ya suficientes méritos y realizaciones para ganarse el derecho a un segundo periodo. Entre esos logros debo destacar algo que parece menor, pero demuestra su talante. El Presidente les dijo de frente, y sin ambigüedades, la verdad a los colombianos. Eso lo sabrá agradecer el país.
Me tuve que quedar pensando cuál sería la verdad que les dijo Santos a los colombianos, hasta que lo entendí: ¡que tenía cáncer de próstata! Lo de los "méritos y realizaciones" es el retrato del lagarto. ¿Cuáles son esos méritos y esas realizaciones? De momento ha resucitado a las FARC y ha entregado a Colombia en manos del chavismo y sus socios judiciales y delincuenciales, puede que para el grotesco lambón eso se llame "méritos y realizaciones", pero ¿es un argumento para favorecer la reelección de Santos? De momento sólo muestra que no espera que nadie crea lo que dice, sólo orientar a los lagartos de menos rango que él, muchos de los cuales obtendrán algún cargo gracias a las zalamerías del personaje con Santos.

La verdad por encima de la victoria
Ese interés de confundir y presentar la cuestión del premio del crimen como una batalla contra los intereses particulares de Uribe destaca en la reciente andanada de Silva Luján. ¿De qué victoria habla en su artículo "La victoria por encima de la verdad"? De la victoria de Uribe, al que describe como nostálgico del poder. ¿Qué nos dice sobre el cogobierno de Santos y las FARC y la sorprendente victoria de los terroristas sobre sus víctimas? El interés de Silva por la verdad ya se evidenció en el párrafo que cité arriba: no es siquiera un mentiroso que pretende engañar sino un adulador que recita elogios vacíos por encargo.

El artículo se centra en la vieja falacia ad hóminem: las críticas que hizo Uribe en su discurso ante la asamblea de la U se descalifican denigrando al autor, como si el tema no importara. Las respuestas a lo que dice Uribe empiezan por la típica, colombianísima, ligereza con el lenguaje.
En su discurso, afirma que el Gobierno ha mostrado mayor interés por dialogar con el terrorismo que en la seguridad. Eso es una falacia. La política de seguridad ha mantenido la cadena de éxitos que se inició con Uribe, pero además ha dado los golpes que no se pudieron lograr en los ocho años de su gobierno. Eso no es abandonar la seguridad, presidente Uribe.
¿Qué es "falacia"? ¿De qué modo puede ser "falacia" cualquier aserto que se considera falso? Fácil: el colombiano está acostumbrado a las palabras raras, queda más de estrato alto decir "falacia" que la vulgar "mentira".

Logros discutibles
Pero ¿es mentira que el gobierno ha mostrado más interés en dialogar con el terrorismo que en la seguridad? Júzguelo el lector por su propia percepción. La frase siguiente es verdaderamente expresiva: "La política de seguridad ha mantenido la cadena de éxitos...". ¿Qué es la "política de seguridad"? La política de seguridad de Santos ha consistido en aliarse con las FARC y sus mentores urbanos para perseguir toda posible resistencia, en legitimar a los terroristas como parte equivalente a las instituciones representativas, en someter las políticas públicas a la aceptación de una banda de asesinos. ¿Qué o quién ha "mantenido la cadena de éxitos"? Quiere decir que bajo el gobierno de Santos cayeron Jojoy y Cano, pero ¿esos logros compensan el retorno de las FARC a la mayoría de los departamentos, la fuga de la mayoría de sus dirigentes con el pretexto de la negociación y con la ayuda del gobierno, la multiplicación exponencial de la extorsión, la humillación pública del ejército y la cantidad de bajas militares y policiales, muy superior al promedio de los últimos años de Uribe? Sobre la caída de los cabecillas se puede decir que en todo caso Santos no la habría podido impedir, y se dice que Cano cayó gracias a un acuerdo del gobierno con los enemigos del jefe terrorista dentro de la banda.


El siguiente párrafo pretende sustentar los avances señalados en el anterior:
La ofensiva general de este gobierno contra el omnímodo control del Catatumbo por parte de las Farc y el Eln demuestra el avance incontenible del Estado contra la retaguardia estratégica de estos grupos terroristas en la frontera con Venezuela.
De nuevo ese lenguaje decorativo, ni el autor ni la audiencia creen en lo que se dice: ¿la ofensiva demuestra el avance? Si hay algún avance de las fuerzas institucionales en el Catatumbo, ¿no es como la embestida de un toro al que se ridiculiza cuando el torero se esconde detrás del burladero? ¿O no es el gobierno el aliado de Chávez, cuyas políticas apoya en todos los foros internacionales y a cuyo principal representante en Colombia ayudó a hacer alcalde de Bogotá gracias a inversiones fabulosas en candidaturas inviables cuya única función era distraer votos? Los logros de Santos sólo son concebibles en el mundo de los lambones, vista la inyección de moral que dio a los terroristas, las actuaciones como el desmantelamiento de la red de informantes y su disposición a colaborar en la persecución contra los militares, los esfuerzos de éstos contra la tropa comunista son otra burla y otra humillación.

El repliegue estratégico
Uno de los recursos típicos de Santos y sus propagandistas es llamar victorias a las derrotas, que a fin de cuentas no sufren ellos sino las instituciones, a las que intentan destruir para reinar aliados con los terroristas. ¡La conquista del Cauca por las FARC, con ayuda gubernamental, resulta un "repliegue estratégico"!
No se puede olvidar -y me consta como exministro de Defensa- que antes de la llegada de Santos ya teníamos el desafío del repliegue estratégico de las Farc al Cauca y de la micromafia urbana en varias ciudades, como consecuencia de los éxitos en otros niveles. Esos problemas son del país, no del actual gobierno.
Claro, la alianza del gobierno con los terroristas, visible en el apoyo resuelto y sistemático de todos los propagandistas en los medios y en las redes sociales, no determina de ninguna manera el avance terrorista, no faltaría más: para la ocasión este exministro de defensa es un entusiasta representante de las instituciones.

La tarea de confusión no cesa. Ojo al párrafo siguiente:
De verdad, es totalmente alejado de la realidad afirmar que se han duplicado las 'bacrim' en dos años -como lo hizo Uribe en el Foro de 'la U'-, cuando los grandes capos de esas bandas que eludieron la justicia durante nueve años han sido todos capturados en los últimos seis meses o se han entregado a los Estados Unidos.
¿Tiene alguna relación "se han duplicado las bacrim en dos años" con "los grandes capos de esas bandas han sido capturados"? ¿Se han duplicado o no los ingresos por extorsión de esas bandas, el número de delincuentes involucrados, el número de víctimas de su violencia? La alusión a los jefes capturados es una forma de ocultar la verdad.

La siguiente mentira tiene que ver con el fuero militar:
En su discurso, el exmandatario argumenta debilidad del Gobierno para defender a las Fuerzas Armadas. Dice textualmente que la prueba de ello es que no se ha corregido el acuerdo con la Fiscalía, suscrito por uno de sus ministros de Defensa, y que todos los militares con razón señalan como el adefesio que terminó de demoler la seguridad jurídica de nuestros hombres en armas. ¿Entonces, de quién es la culpa?
¿Nadie recuerda la discusión del fuero militar en el Congreso, que terminó en un triunfo de los enemigos del ejército gracias al apoyo de los congresistas aliados de Santos? Ningún problema, cuando no hay que mostrar más que iniquidades, siempre quedan las promesas.
En esta materia, el actual gobierno ha presentado y defendido el proyecto que por fin le devolverá el verdadero alcance al fuero militar, algo que no ocurrió en los ocho años del gobierno anterior.
¿Habrá quien crea que los militares que "con razón" critican el "adefesio" del acuerdo del ministro Camilo Ospina con la Fiscalía están encantados con el proyecto que "por fin le devolverá el verdadero alcance al fuero militar"? ¿No es el colmo de la desfachatez?

Todos negocian
Dentro del mismo párrafo empieza la defensa del cogobierno con los terroristas, como quien habla rápido para no darle tiempo a pensar a la audiencia:
Y qué decir de sus críticas a los diálogos con la guerrilla, cuando su negociador de paz -el mismo del actual gobierno- siguiendo sus instrucciones buscó toda clase de contactos con los terroristas. Aquí, presidente Uribe, el país todavía espera una explicación de por qué sí bajo su orientación y ahora no bajo la de Santos.
¿Se proponía Uribe sacar una ley de víctimas que permitiera "pensionar" y presentar como víctimas a los milicianos y demás colaboradores del terrorismo? ¿Y prometer impunidad total y elegibilidad a los jefes terroristas? No se puede decir "A usted lo vieron entrando al burdel" cuando es un médico que iba a atender a un moribundo, ni "Usted entró a la casa del mafioso" al policía que iba a capturarlo. La búsqueda de contactos no significa nada, como tampoco que fuera el mismo funcionario: si fuera por eso, Uribe nombró en uno de los ministerios más importantes a este señor que lo calumnia e injuria ahora, incluso divulgando secretos de la seguridad nacional.

Leyes similares
Claro que la sorpresa del columnista no se queda ahí. Esta otra perla es increíble. Es otra muestra de esa endemia colombiana de sumar la idiotez a la perversidad y exhibir el resultado como un gran logro.
Aún menos explicable es que se oponga el presidente Uribe al Marco para la Paz como un instrumento de justicia transicional, y en cambio le parezca perfectamente legítima la Ley de Justicia y Paz de su gobierno, que ofreció un enfoque muy similar pero para los paramilitares.
¿Cómo puede usted decir que no se va a casar con mi hija si ayer mismo le prometió matrimonio a la hija del señor Martínez? ¿Promete o no promete? ¡No es explicable esa variación! Si la Ley de Justicia y Paz del gobierno de Uribe es muy similar a la nueva, ¿por qué emitir ésta? La supuesta orientación para favorecer a los paramilitares es la mentira típica: por esa ley se desmovilizaron muchos miembros de las FARC y el ELN. El llamado Marco Legal para la Paz es la legitimación y el premio de las bandas terroristas y en absoluto algo "similar" a la ley citada. ¿No es obvio suponer que los contactos que encargaba Uribe a su funcionario tenían que ver con someterse a esa ley? Al menos debería saberse qué buscaba, los contactos podrían servir para capturarlos. Siempre queda la cuestión de que si fuera por "buscar contactos", los terroristas los rechazarían con Uribe y los aceptarían con Santos, habida cuenta de que es su aliado.
Y estas son solo unas pocas de las verdades a medias, las distorsiones y falacias de las tantas que se dijeron en ese discurso. En esa pieza no se encuentra por ninguna parte el esfuerzo altruista del estadista por aconsejar, orientar o corregir, sino más bien el ánimo pendenciero del contendor político.
Sobre las demás verdades a medias, distorsiones y falacias, ¿no les basta con que las considere tales el viejo empleado de la familia Santos? Para los colombianos el hecho de declarar algo es una prueba de su veracidad, no recuerdo casi ninguna discusión en la que no me haya encontrado con esa curiosa manía. Bueno, ¡en esta pieza de Silva Luján sí que predomina el esfuerzo altruista y no el ánimo pendenciero del contendor político! Bah, "ánimo pendenciero de contendor político" aplicado a este patético lambón sería un elogio inmerecido. Sólo es la correspondiente bulla que tiene por fin, como expliqué al principio, convertir la cuestión del cogobierno con los terroristas en un reality show en el que hay un Emmanuel Goldstein contra quien se gastan ingentes fortunas en propaganda y engaño.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Le faltó un tipo de Santista: el que lo defiende diciendo que le encanta cualquier cosa que vaya en contra de Uribe. En ese grupo caen todos los "demócratas" para quienes la democracia es elegir a alguien para que mande y no darle un mandato a alguien para que lo ejecute.

Esto es buenísimo:

"Para los colombianos el hecho de declarar algo es una prueba de su veracidad, no recuerdo casi ninguna discusión en la que no me haya encontrado con esa curiosa manía."

Esa es una sola de las manías detestables de los colombianos. Otra, también muy frecuente entre los lambones, es la de confundir sus deseos con la realidad.

Ruiz_Senior dijo...

Anónimo, esa clase de santista es el mismo mamerto, que ve que sus ideas chavistas y comunistas son despreciadas por la mayoría y entonces se presenta como antiuribista, con un odio que lo delata como escoria peor que sus inclinaciones totalitarias.

Acerca de las manías colombianas, la más deprimente es la de considerarse intelectuales. De eso viven medios como Semana, pero también otros como SoHo o si hay más pretensiones El Malpensante. Sobre la calidad de ese intelectualismo le recomiendo este post reciente, con citas geniales de uno de los ídolos que más promueve el gobierno.

Ruiz_Senior dijo...

El rango intelectual.