Por Jaime Castro Ramírez
La economía tiene sus bases sólidas sobre las cuales soporta su desarrollo y crecimiento, y una base fundamental es la fortaleza que le aporta el sector industrial, el cual a la vez se convierte en una especie de aporte de desarrollo para la sociedad en su conjunto a través de la producción de bienes de consumo, o de materias primas para otras industrias, pero con una incidencia mayor que implica bienestar social por medio de la generación masiva de empleo formal. Es decir que la industria a través del empleo contribuye a generar poder adquisitivo para que la gente pueda adquirir en el mercado interno los bienes de consumo que ella misma produce; aparte de los márgenes de exportación para contribuir también a la generación de divisas y al crecimiento de la economía.
Tropiezos de la industria colombiana
Las políticas públicas del gobierno son las orientadoras del desarrollo general nacional, y en particular del progreso de la economía; por consiguiente, la política económica tiene que tener directrices puntuales de fortalecimiento del sector industrial para impulsar su desarrollo sostenible.
Infortunadamente, la industria colombiana está en retroceso debido a consecuencias del mercado internacional de importaciones auspiciado por la revaluación del peso, valga decir, devaluación del dólar, y consiguientemente la disminución de las exportaciones, lo cual desequilibra la balanza comercial del país.
Particularmente tienen mucha incidencia las importaciones procedentes de China de donde vienen productos de mala calidad y a precios muy bajos, circunstancia que perjudica a las empresas colombianas, pues su estructura de costos no les permite competir con esos precios. Además hay que registrar el hecho que mucho se comenta en el sentido de que esos precios exageradamente bajos que maneja China se deben en gran medida a que no pagan mano de obra, es decir que hacen trabajar a los operarios en las fábricas por darles la comida, o si les pagan se reduce a salarios de miseria.
Se podría afirmar entonces que importar de China es contribuir a patrocinar esa esclavitud laboral, pero además contribuir al cierre de empresas colombianas, y en consecuencia a que se incremente el desempleo en Colombia. A manera de un simple ejemplo, se puede citar el caso del cierre en junio de 2013 por dificultades económicas de la empresa que en una época se llamó Icollantas, y que luego fue adquirida por Michelín, dejando vacantes 600 empleos directos, algo así como el sustento de 2.400 personas si se analiza que por cada empleo se sostienen en promedio 4 miembros de una familia. Esta empresa se va de Colombia a montar su planta de producción en otro país y desde allá se traerán luego las llantas importadas. Si se hiciera una encuesta sobre este mismo tema ¿cuántas empresas mas resultarían en el mismo nivel de posible cierre por dificultades económicas?
Comportamiento de la industria colombiana
Por estadística oficial se conoció que al término de abril de 2013 la industria ha decrecido en 9%, lo cual es una pésima noticia para la economía colombiana, pues además del atraso en desarrollo económico por la baja productividad, esto puede representar la pérdida de entre 200 y 250 mil empleos a nivel nacional.
A nadie mas se puede señalar como responsable del comportamiento inadecuado de la industria nacional que al gobierno con sus medidas económicas, pues la crisis es el resultado de la desprotección oficial al sector.
Al contrario, lo que el gobierno debiera promocionar es la economía de escala, es decir, brindar apoyo al empresariado para lograr el ensanchamiento de las plantas de producción, pues así se obtiene mayor valor agregado en la medida que se amplía la productividad y en consecuencia se reduce el promedio de los costos y gastos de producción, esto desde luego acompañado de la utilización de tecnología de punta, es decir, la tecnología de avanzada de última generación.
Entre mayo y junio de 2013 el dólar ha subido en su cotización de 1.800 hasta 1.900 pesos, pero no por medidas eficaces de política monetaria, sino que esto obedece básicamente a un mal indicador para la economía que consiste en la disminución en el flujo de dólares que entran al país motivado por disminución en la inversión extranjera, y si esto ocurre es por pérdida de confianza inversionista por condiciones inadecuadas que está ofreciendo la economía colombiana para el desarrollo empresarial.
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