Por Jaime Castro Ramírez
Las expectativas que la gente espera ver cumplidas en cuanto
al desempeño de sus gobernantes como representantes de la sociedad, se fundan
en el anhelo que la imaginación produce como grado de satisfacción esperado en
el resultado de esa gestión de representación que la sociedad le ha conferido
al gobernante.
Entonces, misión cumplida de acuerdo al grado de satisfacción
esperado, enaltece la condición de hombre de Estado frente al pueblo, pero si
el resultado de dicha gestión lo identifica la deficiencia, y si tal
circunstancia es matizada con maniobras de engaño, pues se concluye en un plano
muy negativo donde la sociedad no tiene alternativa diferente que refugiarse en
la desconfianza hacia quien gobierna, lo cual genera una consecuencia perversa
en el sentido que puede afectarse significativamente la gobernabilidad.
En la época de la globalización y especialmente de la
información, es fácil conocer lo que la gente piensa de quienes gobiernan, y
cómo los califican, pues esto se logra gracias a la tecnología utilizada por la
técnica estadística que manejan las empresas encuestadoras para auscultar
opiniones masivas que definen tales perfiles.
Lo que Santos habló en
Colombia pero calló en la ONU
por
parte de Santos a Ortega (Méjico Dic.1 de 2012).
En cuanto se refiere al tan mencionado caso que afecta en
forma grave la soberanía colombiana respecto al despojo que la Corte Internacional
de Justicia le hace a Colombia de 75 mil kilómetros cuadrados de mar, y se los
entrega a Nicaragua, el presidente Santos optó por tomar una posición
ambivalente y por lo tanto engañosa para tratar el tema ante los colombianos: en discurso nacional
criticó duramente el fallo de la
CIJ (organismo que pertenece a la ONU ), y terminó calificándolo
de “fallo inaplicable”, aunque tal apreciación es solo presentación de fachada,
porque lo que ocurre realmente es que el gobierno colombiano acata dicho fallo.
Eso seguramente habrá sido hablado en el encuentro que tuvieron en Méjico Santos
y Ortega. El diálogo puede haber sido del siguiente estilo: ‘Ese mar ahora es
suyo presidente Ortega, pero permítame decirles a los colombianos que “el fallo
es inaplicable”, porque necesito votos para mi reelección’. Tranquilo
presidente Santos, puede decirlo, pues Ortega avisado no plantea guerra…
En estos términos aparece entonces muy clara la ambivalencia,
que consiste en ‘acatar el fallo, pero aparentar patriotismo calificándolo de
inaplicable’. ¿Qué significa esto para los colombianos? Pues evidentemente
habrá que responder que lo de ‘inaplicable’ no significa nada para el pueblo
que lo que requiere saber es cuál es la verdadera respuesta de firmeza del
gobierno frente a la arbitrariedad de esa decisión de la CIJ. La respuesta
presidencial es simplemente lo que se suele llamar un sofisma de distracción
para querer aparecer como defensor de lo que no defiende, que es la soberanía
nacional en esa zona de mar de la cual despojan a Colombia.
En realidad lo que Santos está admitiendo (sin utilizar la
franqueza para decirlo), es la derrota, y en consecuencia admite la entrega a
la dictadura del señor Ortega de ese preciado patrimonio marítimo colombiano.
Si se trataba de defender los intereses patrios, el mejor
escenario para que Santos hubiera expuesto el tema con la ‘vehemencia’ que lo
hizo en Colombia, debió haber sido en la 68 asamblea general de la ONU que se celebró en Nueva
York en septiembre de 2013. Pues resulta que, para sorpresa de todos los
colombianos, allá no mencionó nada sobre este delicado asunto de nuestro país
con Nicaragua.
Reiteramos que está entonces todo dicho sobre lo que el
gobernante plantea a sus gobernados como una simple apariencia de patriotismo, versus
lo que en verdad ocurre, pero que decide adoptar una actitud de engaño público
ocultando esa realidad para tratar de reivindicarse políticamente, pues la
caída vertiginosa de su popularidad en las encuestas lo tiene muy preocupado
por sus cálculos políticos personales de reelección.
2 comentarios:
Realmente no es sorpresa para los colombianos todas las mentiras y engaños de santos, francamente es imposible exista un ser mas despreciable y enemigo de Colombia q' Juan Manuel Santos. Muy bueno el artículo, de acuerdo contigo
Este traicionero de Presidente ya no tiene acostumbrados a las patrañas. sólo campaña reeleccionista.
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