Por @AdasOz
El pasado 19 de septiembre el procurador Alejandro Ordóñez anunció que investigaría a un grupo de funcionarios públicos que habrían viajado a Cuba a reunirse con las FARC sin previa autorización del presidente Juan Manuel Santos o del alto comisionado para la paz. Hasta entonces, los nombres de los funcionarios no se habían revelado. Sin embargo, el jueves pasado el Noticiero de la FM muy temprano en la mañana entrevistaba a Horacio José Serpa, hijo del exministro Horacio Serpa, para que explicara las razones de su viaje a La Habana en octubre del año pasado. La entrevista es corta, dura un poco más de 6 minutos, pero en tan poco tiempo deja más interrogantes que aclaraciones.
En todos esos 6 minutos largos de entrevista, que para él debieron parecer una eternidad, hay un detalle que no sólo me llamó la atención a mí sino a muchos oyentes, y hasta la misma Natalia Springer tuvo que hacerle una aclaración a Serpa. Veamos lo que explica el concejal:
“Estuve en octubre del año pasado en La Habana, un país que no conocía, y fui con familiares y amigos a un plan totalmente turístico. Una de esas tardes cuando íbamos a salir del Hotel Nacional, que era el hotel en donde yo me estaba quedando, me encontré con el periodista Hollman Morris que estaba hablando a su vez con el doctor Andrés París. En ese momento yo lo saludé, el encuentro duró no más de dos, tres minutos y me fui del hotel. Pero yo no acepto que me metan en un listado porque yo no he ido a Cuba a hablar con ninguna persona del grupo de las FARC (titubea). Pues que investiguen, esto sí me parece salido de los cabellos.”
¡Cuánto respeto le tiene el concejal Serpa al terrorista y con qué naturalidad le sale llamarle “doctor”! Ahora resulta que un criminal fugado (con la ayuda del Fiscal y del Presidente) es una respetable eminencia a quien se le saluda de la mano y se presta para entablar una conversación con él sin sentir al menos algo de temor o animadversión.
Colombia es un país sui géneris donde cualquier persona que asciende a cierto nivel jerárquico automáticamente adquiere el título de “doctor” sin merecerlo, lo que sucede especialmente en el ámbito estatal, aunque en el privado suele ser también frecuente ese inmerecido trato. También doy fe de que algunos maestros se hacen llamar “doctores” sin ser abogados ni médicos ni mucho menos cuentan con un título de doctorado, pero que se jactan de serlo ante sus alumnos quienes no tienen otra opción más que obedecerles y dirigirse a ellos con el susodicho título que suele anteponerse al apellido.
Quien haya vivido y trabajado en otro país, o incluso quien haya tenido la oportunidad de trabajar con extranjeros de cualquier parte del mundo, incluso de Latinoamérica, sabrá que para ellos es incómodo que se les adjudique dicho título. Hasta llamarles “señor” o “señora” les resulta incómodo e inmediatamente piden menos formalidad para dirigirse a ellos. Pero el estado de sumisión de los colombianos es un mal tan arraigado, que nos parece extraño que nos pidan un trato menos formal y distante y entonces continuamos utilizando el formalismo sumiso que tanto nos caracteriza.
Anteriormente, que un terrorista terminara siendo un “doctor”, se lograba mediante una amnistía (si es que a esto se le puede llamar un logro). Fue así como los excelentísimos próceres de la banda terrorista del M19, apadrinados por Pablo Escobar, terminaron siendo “doctores” sin serlo y sin merecerlo. Pero ahora es más rápido aún. El mal llamado proceso de paz orquestado por los Santos y por el castro-chavismo ha logrado entrever que para servidores públicos como Horacio José Serpa, los terroristas fugados de las FARC en La Habana se convierten en respetables y honorables “doctores”. Digo yo, serán los “doctores” del terror, porque no son más que unos sanguinarios criminales con una amplia experiencia en cometer crímenes de lesa humanidad, que no se arrepienten ni piden perdón por haberlos perpetrado. Todos unos sociópatas estos angelitos y ¡qué desprestigio para los verdaderos doctores!
Quizás a Serpita le enseñaron a respetar terroristas, pues bien conocidos son los vínculos de su papá Horacio Serpa la mafia y con grupos terroristas como el ELN y los paramilitares, y por eso usa el título de “doctor” para referirse al terrorista fugado Andrés París. En todo caso, es demasiada coincidencia y, para colmo de males, muy de malas que el concejal se hubiese encontrado, así como quien no quiere la cosa, con el periodista de las FARC, Hollman Morris, y con París justo en el lobby del hotel donde él se encontraría con sus amigos y familares. O quizás, sí viajó a Cuba a reunirse secretamente con las FARC. Habrá que ver el resultado de la investigación que adelanta la Procuraduría.
Nota al pie: Obviaré lo de “La Habana, país que no conocía”.
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