21 ene 2014

Religión, dinero y política

Por Jaime Castro Ramírez

Religión

Las creencias religiosas hacen parte del derecho interno de cada persona de profesar lo que podría llamarse un acto de fe en una instancia superior de concepción espiritual, bajo el lema de la fe en Dios, de aceptar a Dios como ser supremo, y por lo tanto creer en que su presencia gobierna los actos que rigen la existencia humana.

Entonces, a partir de estos preceptos de espiritualidad, es indudable que adjunto tienen que aparecer también los cánones de observancia del respeto a la ley de Dios, pues esto conlleva la exigencia de exclusividad en cuanto a que el culto tiene que alimentarse únicamente con la expresión de fe dentro del ámbito de la iglesia que conforman los feligreses. Esto significa que Dios da la bienvenida al derecho individual de pertenecer a la religión y a asistir a una congregación como practicante de la fe, pero sin ir más allá en el sentido de utilizar la bondad que él dispensa para direccionarla hacia el logro de fines terrenales que se conviertan en intereses materiales del individuo.

Se sobreentiende que los principios religiosos convocan a los creyentes a ejercer el cumplimiento de los mandamientos de Dios en la fe cristiana, y además, a asumir conductas de bien frente a sus congéneres, por consiguiente, entre creyentes no deben existir, ni actuaciones mal intencionadas que perjudiquen a ningún ser humano, ni discriminaciones de ninguna naturaleza entre quienes hacen parte de la iglesia y que aceptan profesar obediencia y respeto a los designios de Dios. Desde luego que esto implicaría mayor trascendencia y responsabilidad cristiana si se tratase de personas a quienes se les atribuye jerarquía dentro del ámbito pastoral de la iglesia.

Dinero
Así como la religión se entiende como el camino que conduce hacia Dios, y también el camino del bien hacia la humanidad que requiere vivir en paz interior de conciencia, resulta muy discutible el hecho material de utilizar la religión por parte de organizaciones que predican la fe en Dios, lo cual está bien, pero a la vez interponen intereses económicos muy marcados en su significación cuantitativa de los llamados diezmos que son cobrados a sus fieles. Lo que se observa es que en el fondo, quizás no sea entonces el sentido religioso lo que pareciera prevalecer, sino el sentido material de los intereses económicos que enriquecen desmedidamente a sus líderes.

Al respecto, Gabriel Pabón Villamizar, escribió un libro que tituló: “En el nombre del Señor el negocio de la religión”, en el cual menciona el resultado de sus investigaciones sobre varios ejemplos de este tipo de organizaciones y los mecanismos que utilizan para adoctrinar a sus adeptos, de tal manera que su fidelidad religiosa se convierta específicamente en fidelidad en la contribución económica a través de sus aportes en la modalidad de diezmos, que son predeterminados en su cuantía por quienes asumen la autoridad en esos entes religiosos. Es natural que esa contribución por dichos diezmos debiera ser voluntaria, tanto en la acción de querer aportar, como en la cuantía.

Con razón en el ministerio del interior proliferan las solicitudes de licencias para fundar iglesias. Por estos días ha salido a la luz pública un ejemplo, y es el caso de “La iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional”, fundada por una familia que actualmente se sabe que es muy poderosa económicamente en base al cobro de diezmos. El diario El Tiempo en su edición del 19 de enero del 2014, dice que la fiscalía llamó a interrogatorio a su máxima líder fundadora, María Luisa Piraquive, para investigarla por presuntos delitos de enriquecimiento ilícito y/o lavado de activos, y que en el expediente aparecen otros directivos de la mencionada iglesia.

La copa se rebosó de cinismo discriminatorio cuando se conoció un video en el que la señora Piraquive, en una actitud reprochable, expresó públicamente que en su iglesia no hay espacio de predicar para personas que les falte un dedo o alguna otra parte de su cuerpo, pues tal vez los considera discapacitados. Lo que debe preocupar es la discapacidad mental, no la corporal. ¿O será que de lo que se trata es de una discapacidad mental que produce este tipo de afirmaciones odiosas y discriminatorias? Bueno, quizás a esto le falte un ingrediente que ‘justifique’ la acción, que puede ser el hecho de considerar vergonzante y de mala imagen promocional para el cobro del diezmo, que una persona que le falte un dedo salga a un púlpito a predicar.

Política

La política debe ser una actividad distante de los púlpitos de predicación religiosa, y en todo se requiere guardar proporciones lógicas. Una cosa es el ejercicio del culto y otra cosa muy diferente es pretender a través de la actividad religiosa optar a instancias de poder político. Es el caso de la iglesia aquí mencionada que se valió de sus fieles para montar otra rentable empresa de origen político denominada ‘Partido MIRA’, mediante el cual eligen a miembros de la Iglesia como senadores, representantes a la cámara, y miembros del Consejo de Bogotá. El Tiempo también dice que a este partido político lo denominan “empresa material de Dios”, según versión dada a la emisora La W por un sobrino de la señora Piraquive, Óscar Bedoya Piraquive, y que en la iglesia se predica en el sentido de que Dios dice directamente que tienen que votar por su empresa, y que si no lo hacen recibirán su castigo. ¡Qué lavado de cerebro!, irrespetuoso de la dignidad humana y del derecho ciudadano de elegir libremente.

Lo que se observa además es que la discriminación con los ‘incapacitados’ para predicar la religión, en cambio sí son muy importantes para que acudan (bajo presión indebida) a las urnas a votar por los candidatos del partido político MIRA.

Todo este escenario pareciera propicio para montar una obra cuya escena central podría titularse ‘excesos religiosos que se convierten en dinero y política’.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Si lo de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional es discriminación, ¿por qué no seconsidera discriminación que la Iglesia Católica le impida a las mujeres subir al púlpito?

Eduardo dijo...

Siendo ateo practicante me asalta la misma duda del anonimo 9:17.

Supongo que en algunos trabajos se vale discriminar (invidentes pilotos de avion, catolicos que ejerzan de rabino, niños barman) pero ¿quien define cuando esto es valido para una religion?

Saludos,

Ruiz_Senior dijo...

No se trata de que los católicos debieran permitir a las mujeres ejercer el sacerdocio, sino de que los colombianos deberían empezar a concebir que hay cosas que son ajenas y a respetarlas.

¿No se han dado cuenta de que si alguien crea un premio se forman camarillas que le dicen a quién debe dárselo? Es así: la discriminación en el sentido de los derechos humanos la ejerce el Estado respecto de los ciudadanos y se considera delito o en todo caso intolerable. Si alguien crea una agencia de modelos no puede ir un anciano obeso a quejarse de que no lo dejan participar y no lo contratan.

El fondo es el catolicismo, con su colectivismo jerárquico siempre presente en la cabeza de los colombianos.

Anónimo dijo...

Ruiz_senior:

Mi punto con la pregunta inicial era la reducción del argumento de Restrepo al absurdo. La preocupación de Eduardo no es tan fuerte teniendo en cuenta que se necesitan ojos para pilotear aviones (y así).

En el argumento de fondo, estamos de acuerdo. No veo por qué el Estado deba meterse en cómo una persona administra sus actividades privadas y en eso, creo, soy mucho más libertario que usted.

Ruiz_Senior dijo...

¿Cuál Restrepo?

Anónimo dijo...

Perdón, Castro.

Jose Casagrande dijo...

Es que la cuestion es de creencias. En la biblia se dice que hay que discriminar a las personas con defectos.
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Ella solo repitio sus creencias