12 feb 2014

Antioquia la más adoctrinada

Por Ana García 

Como todos sabemos, desde que era alcalde de Medellín el actual gobernador de Antioquia es un experto en agitar la bandera de la educación, un propósito elogiable que siempre encuentra partidarios en Colombia. Pero ni las enormes cantidades que se gastan en la campaña “Antioquia la más educada” ni el hecho de que a este rubro en 2013 se haya dedicado 914 576 millones de pesos de un presupuesto de 
3 billones 375 890 millones y que este año se inicia con una inversión de un billón de pesos y se espera que ascienda a 1 200 billones, ha logrado que el departamento tenga mejores resultados.
 
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La brecha entre educación pública y privada es abismal, pareciera que el objetivo del Plan de Desarrollo de Antioquia es ofrecerle educación a todos, pero sin calidad. Así y todo, el gobernador pretende solucionar con educación todos los problemas que padece Antioquia.
Fajardo sólo es un hábil publicista dedicado a la propaganda que pretende convencernos de que importan más sus buenas intenciones que sus resultados. Lo cierto es que los gobiernos dedicados a la propaganda están siempre en campaña, ante un eslogan tan halagador, ¿qué importa que se despilfarren los recursos para obtener tan mediocres resultados? Los esbirros están felices, los demás ven a los esbirros felices y deducen que todo está bien. Pero los únicos indicadores de evaluación disponibles demuestran que la educación en Antioquia empeora día a día. 

No estaría mal conocer a Sergio Fajardo también por su trayectoria política y por la clase de gente que lo ha acompañado y no sólo por sus buenas intenciones. Por ejemplo, en 2010 se lanzó de candidato presidencial llevando como candidato a la Vicepresidencia a Julio Londoño Paredes, un ex militar que ejerció cargos diplomáticos en Cuba y destaca por sus salidas en defensa del régimen de la isla, mientras que al Congreso promovía a Luis Eladio Pérez, un liberado por las FARC que también parece trabajar para esa banda criminal, como puede comprobar cualquiera que conozca sus declaraciones. Tras un reclamo de su amigo Héctor Abad 
Faciolince, uno de los más típicos "enamorados" de Uribe, se unió a la campaña de Mockus y a un partido que hoy incluye a la Marcha Patriótica en sus listas al Congreso y al Senado, aunque ya entonces era manifiestamente afín a la propaganda terrorista. 
Según declaraba recientemente León Valencia, otro personaje que promovía la campaña de Fajardo y colabora con su gobierno, la Marcha Patriótica no está infiltrada por las FARC sino que son las FARC directamente. Es bien sabido que siendo gobernador no puede participar en política, pero ¿no es como raro que un alto funcionario subalterno suyo cuando era alcalde resultara capturado en un campamento de las FARC? Ahora, con el pretexto de las buenas intenciones de paz, su partido es socio abierto de esa banda. 
Fajardo resulta así el gobernador cuya base social es la llamada izquierda, los grupos de empleados públicos y universitarios que exigen infinitos privilegios y que el gasto público se haga en su favor. Su labor en la gobernación parece el resumen de lo que ha sido la Constitución de 1991: multiplicar el gasto en educación para obtener resultados ínfimos, sólo ventajas increíbles para los profesores universitarios y para los maestros, cupos baratos en las universidades y casi ningún resultado, toda vez que el principal aprendizaje es el activismo para que haya más gasto en educación.
 
Y así todo resulta relacionado: se multiplica el gasto en educación y sobre todo en propaganda del programa educativo para favorecer a la base social de los nuevos socios del Partido Verde, sin que la población obtenga ninguna mejora que perciba alguien que no sea comunista y no crea que la "conciencia" que los miles de afiliados a Fecode de todo el departamento inculcan en los jóvenes es un avance.  En otras palabras, hace ruido para convencer a la gente de que se logra algo con el adoctrinamiento a favor de los terroristas, perversamente presentado como "paz", palabra que se usa para mostrar reconocimiento a las FARC, como si quienes no hemos matado a nadie estuviéramos en un conflicto normal con quienes sí lo han hecho y debiéramos reconciliarnos sometiéndonos a ellos. 

Son muchos los antioqueños que siguen admirando a Fajardo por su aire de intelectual respetuoso y amable, pero sólo es la cara simpática y gomela que ponen para promover el pacifismo y las organizaciones próximas a las FARC en Antioquia. Fue elegido gobernador con el apoyo más o menos oculto de Santos, al igual que Petro, y gobierna con los mismos fines. Su trayectoria lo pone en ese bando, una semana antes de que Pastrana cesara el despeje del Caguán publicó una columna en la prensa oponiéndose a que eso ocurriera, cínicamente buscando apoyos para algo que sólo había servido para que hubiera más muertes; pero es que además suele ser víctima de amenazas, es decir, protagonista de titulares como víctima de amenazas, al igual que todos los portavoces del terrorismo, por no hablar de esos curiosos tics antipolíticos en alguien cuyos compañeros de fórmula son cada vez más abiertamente socios de las FARC.

Desgraciadamente no se lo denunció ni se impidió que llegara a la gobernación en 2011. Esa distracción de los antioqueños se pagará cara.
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fajardo ha apoyado en Antioquia cosas como justicia transicional, justicia y paz, y cosas así a favor de los diálogos en la Habana. Santos lo apoya, claro, hace poco dijo aquí en Medellín: Colombía la más educada. Fajardo es otro que apoya que el dinero para la "guerra" sea destinado a la educación, educación mala,mediocre, pésima...para escuelas que cierran en el campo, mientras piden más y más plata que van a un bolsillo roto sin resultados.