Por Jaime Castro Ramírez
La filosofía política no admite interpretaciones de términos medios para definir el verdadero alcance del pensamiento político. Lo que se ha llamado ‘La tercera vía’ no es otra cosa que una especie de postura política sin color político definido, y con cierto tinte ideológico reaccionario hacia la izquierda y la derecha, para lo cual sus autores la han querido identificar como una tendencia de centro utilizando aproximaciones teóricas poco convincentes políticamente.
Los sistemas políticos requieren ante todo de identidad propia para poder definir su verdadera plataforma política, pues lo contrario son simples ensayos que carecen de doctrina, y de peso político específico, y por lo tanto carecen de bases filosóficas serias que le den un soporte histórico sostenible.
Querer diferenciar ‘la tercera vía’ del capitalismo y del comunismo a través de la aguda crítica a estos modelos, o de simples propuestas políticas, como por ejemplo un sistema de economía mixta, y una especie de reformismos con inclinación de perfil socialista, que por su naturaleza política no se aproximan a tener verdadero contenido institucional, pues esto no pasa de lo dicho anteriormente, es decir, que se traducen en lo identificable como ensayos políticos intrascendentes.
En su esencia la tercera vía es una especie de híbrido político conformado por argumentos o tendencias de diferentes orígenes, pues allí se conjugan variedad de ideas: liberales, socialdemócratas, progresistas, incluso tienen espacio quienes apoyan el llamado capitalismo social que es interpretado por la economía social de mercado, en contraposición al sistema económico moderno de mercado libre; aspectos estos que confirman aquello de la falta de identidad política propia.
El presidente Santos y su tercera vía
El análisis anterior nos lleva a la conclusión de que por su incoherencia política ‘la tercera vía’ no es una propuesta razonable, y por consiguiente no es sensato proponerla como supuesta solución aplicable para Colombia. Santos acaba de reunir en Cartagena a un grupo de expresidentes (ajenos a la realidad colombiana) para hablar de la tercera vía, pero además con el propósito de asociar con este tema a la política colombiana y su proceso de paz.
Hay que recurrir entonces a una afirmación esencial en el sentido de que la paz se hace bajo la garantía, seriedad y solidez de un modelo político y económico histórico, democrático, y por lo tanto sostenible en el tiempo; lo cual significa que el futuro de una paz duradera no admite improvisaciones de ‘tercera vía’ que es un mal cuento maquillado con retórica política.
En consecuencia, la tercera vía, no puede ser la vía por la que Santos pretenda proscribir en Colombia lo que él llama “la extrema derecha”, para luego querer darle la bienvenida al socialismo del siglo XXI a través de su demostrada inclinación de apoyo al castro-chavismo. La historia institucional colombiana constituye el soporte que respalda su inquebrantable tradición democrática.
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