Por Jaime Castro Ramírez
Una de las trascendentes responsabilidades constitucionales de los gobernantes consiste en su obligación de defender la soberanía nacional, lo que significa defender el poder que tiene el Estado sobre la extensión del territorio nacional, y defender la identidad de patria de sus habitantes, con el fin de mantener un país independiente y con la condición de ser inviolable por acciones foráneas, al igual que por fuerzas ilegales internas. Gobernante que por acción u omisión no cumpla esta orden constitucional puede incurrir por lo menos en el delito de traición a la patria, de lo cual le corresponderá rendir cuentas ante el pueblo y ante la historia.
La soberanía de Colombia frente a los abusos de Venezuela
Infortunadamente los colombianos observamos con dolor de patria que nuestra soberanía nacional ha sido vulnerada en reiteradas ocasiones por parte de autoridades venezolanas, y el actual gobierno de Colombia no ha tenido una respuesta de firmeza patriótica para hacerla respetar, lo que claramente indica que Colombia está arrodillada ante el gobierno chavista venezolano. A propósito del gobierno venezolano, no sobra agregar que es veedor del proceso de ‘paz’ de Colombia, al igual que el gobierno de Cuba…
Recurrentemente se han escuchado quejas de habitantes de Cúcuta y de otras zonas de frontera, en el sentido de que miembros de la Guardia Nacional Venezolana, abusivamente pasan a territorio colombiano y cometen actos de agresión contra compatriotas nuestros. Es decir, que no solamente violan nuestra soberanía territorial, sino que además violan derechos humanos de colombianos. Lo verdaderamente lamentable es que ante estas denuncias pidiendo apoyo del gobierno colombiano, no pasa nada, pues simplemente hay silencio, con cuya actitud se comete un acto de complicidad de estos atropellos contra nuestra identidad de patria colombiana. Si fuera a la inversa, o sea que militares colombianos cruzaran la frontera hacia Venezuela, con absoluta seguridad que de inmediato serían encarcelados por el gobierno de ese país, además de hacerle contundente reclamo al gobierno de Colombia, como debe ser.
El gobierno Santos tampoco ha reclamado ante Venezuela, ni ha denunciado ante la comunidad internacional, el hecho de que ese gobierno atente contra nuestra soberanía admitiendo en su territorio al terrorismo para que desde allá planeen atentados contra nuestra seguridad nacional.
Sometimiento de decisiones colombianas
Es incomprensible que nuestro país, a través del actual gobierno, tenga que someterse a los caprichos autoritarios del gobierno venezolano. Al respecto, se pueden citar algunos casos en que el gobierno Santos ha hecho el papel político de obediente súbdito:
1. El gobierno norteamericano había suscrito un acuerdo con el gobierno del presidente Uribe para prestarle a Colombia asistencia técnica y equipos de inteligencia militar en materia de seguridad nacional, contra el narcotráfico y contrabando de armas. Pues este acuerdo fue desechado por el presidente Santos cumpliendo exigencia de Chávez.
2. Walid Makled, mafioso venezolano capturado en Cúcuta, debió ser enviado a Estados Unidos porque tenía solicitud de extradición de ese país, y sin embargo, por exigencia de Chávez fue enviado a Venezuela.
3. Los estudiantes demócratas opositores, Lorent Gómez Saleh y Gabriel Valles, que estaban refugiados en Colombia huyendo del régimen opresor venezolano, fueron capturados y enviados a Venezuela por exigencia de Maduro.
4. Cuando el presidente Santos recibió a Enrique Capriles, eso le valió recibir insultos de Maduro, ante lo cual Santos calló y no defendió su autonomía como presidente de la república de Colombia, país libre y soberano.
5. El embajador de Colombia en Venezuela, Luis Eladio Pérez, en defensa de nuestro país, afirmó que el presunto asesino del diputado venezolano Robert Serra, no es colombiano (como lo afirmó sin pruebas el gobierno de Maduro), sino que es de nacionalidad venezolana, lo cual dio lugar a una nueva arremetida del presidente de la Asamblea de Diputados, Diosdado Cabello, contra el embajador Pérez (ya había otro antecedente), y el gobierno Santos, no solo no salió a defender a su embajador, sino que por el contrario la canciller María Ángela Holguín lo que hizo fue decir públicamente en una emisora que le había llamado la atención a Pérez.
Una heroína y mártir de la revolución francesa, Madame Roland, dijo en el momento en que la iban a decapitar: “Oh libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre”. Parodiando esta exclamación de valor patriótico, aquí se podría decir: Oh soberanía colombiana, cuántas debilidades se cometen en tu nombre.
No defender la soberanía nacional equivale a perder la identidad de país.
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