Por Jaime Castro Ramírez
Los intereses propios suelen ser un grande motivo que inquieta la tranquilidad de muchos cuando se observa que las perspectivas no son favorables a sus pretensiones, de cualquier índole que estas sean. Las intenciones de obtener su cometido se hacen entonces muy fuertes, y generalmente se acude a utilizar los medios que sean necesarios para lograr sus fines. En este escenario, lo discutible es la legitimidad de los medios utilizados, pues eventualmente intereses particulares pueden afectar intereses comunes.
La realidad del cese al fuego bilateral
Las Farc tienen razón en exigirle al presidente Santos que autorice el tan mencionado cese al fuego bilateral, y tienen razón por varios motivos:
1. Para que sus miembros que están en Colombia puedan realizar sus movimientos (narcotráfico, extorsión, armas, ocupación de territorios, etc.) sin que la fuerza pública los presione.
2. Para que la demora en la firma del acuerdo de paz no desmoralice a la tropa que opera en la selva colombiana cumpliendo las ‘actividades’ ordenadas por los jefes que están dándose excelente nivel de vida en Cuba.
3. Una preocupación mayor para las Farc es la cada vez peor situación de crisis política y económica en Venezuela, pues ese gobierno, que ha sido su protector, puede naufragar en medio de la ferocidad de la tormenta que dicho régimen creó, y entonces las Farc podrían perder los privilegios de domicilio y fraternidad que el gobierno chavista les ha concedido en ese país, y en consecuencia se verían obligados a regresar a territorio colombiano.
Cualquiera de las anteriores razones hacen que el tema del cese al fuego bilateral sea esencial para las Farc por cuanto necesitan la inactividad del ejército de la república. Sin embargo, la lógica y la prudencia política dirían que el momento para decretar dicha medida no puede ser antes de la firma del acuerdo definitivo de paz (incluida la desmovilización), pues hacerlo antes, el país pierde.
Aspectos adicionales a tener en cuenta
Es importante considerar el hecho de que en Colombia la inseguridad no solo proviene de las Farc, también existen, el ELN, las llamadas bandas criminales, la delincuencia común; luego, el cese al fuego bilateral dejaría en libertad de acción a todos estos grupos para hacerle mucho daño al país, por lo tanto, se trata de un análisis profundo que el gobierno debe hacer sobre la viabilidad o no de conceder respuesta positiva a la propuesta de las Farc. La circunstancia de la diversidad de inseguridad en el territorio nacional aconsejaría la inconveniencia de la medida, incluso después de firmar el acuerdo de paz con las Farc.
Además, el cese al fuego bilateral conllevaría una clara desventaja para los intereses del país, pues mientras el ejército nacional se concentraría en los cuarteles, las Farc no tendrían verificación sobre el cese de actividades criminales. En estas condiciones significaría una medida equivalente al cese unilateral de hostilidades por parte de la fuerza pública.
Es evidente la premisa de que la paz, para que sea verdadera paz, debe tener condiciones esenciales exigidas por el Estado, y no el Estado aceptando incondicionalmente todas las exigencias de sus interlocutores farianos. En consecuencia, le corresponde al presidente de la república asumir la responsabilidad sobre la defensa de los intereses nacionales.
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