Por Jaime Castro Ramírez
Hablando de gobierno, entre la política y el poder debe haber una relación recíproca de responsabilidad común, pues no es válido gobernar bajo condiciones disímiles, valga decir sin unidad de mando y donde la política se aparte del resultado de la gestión de gobierno.
Hablando de gobierno, entre la política y el poder debe haber una relación recíproca de responsabilidad común, pues no es válido gobernar bajo condiciones disímiles, valga decir sin unidad de mando y donde la política se aparte del resultado de la gestión de gobierno.
Quien ejerce el poder otorgado por la voluntad soberana en las urnas es el responsable políticamente ante el pueblo, y por consiguiente está obligado a rendir cuentas. Esto significa que no puede apartarse del control al ejercicio de las funciones de sus colaboradores en cuanto a la ejecución de las políticas de gobierno, o si simplemente deciden salirse de la línea de gobierno y el responsable superior no actúa corrigiendo el rumbo a través de tomar las medidas requeridas. El funcionario subalterno responde administrativamente y el gobernante responde políticamente por las eventuales fallas de su equipo de gobierno.
La reprochable actuación de la ministra de educación
La señora Yina Parody, en su condición de ministra de educación, consiguió poner al país en alerta máxima como consecuencia de su equivocada decisión de querer implantar en la educación escolar en Colombia la mezquina y falsa teoría de género consistente en afirmar que: “la persona no nace sino que se hace”. Para promover semejante disparate de ideología sexual se pretendió implantar en los colegios una cartilla con ese adoctrinamiento, pues no de otra manera se podría intentar tal adefesio de lavado de cerebro; donde se comete un grave error de querer imponer su criterio, pues lo que de por sí es una excesiva y desorientadora discusión de principios para planteársela a los niños, además en dicho texto se puntualiza recurrentemente con la expresión: se debe, es decir, aplicando el sentido de ordenar a los docentes la enseñanza de semejante exabrupto.
Las mentiras a bordo para pretender engañar a la opinión pública
A nadie se le acepta decir mentiras por la obvia y grave connotación de querer engañar la voluntad ajena, pero si esto viene de un alto funcionario del estado pues la incidencia sobrepasa todos los límites de gravedad porque está engañando a todo un pueblo. Sin embargo, la ministra, una vez descubierta en su cometido, se dedicó a eso, a decir mentiras: Empezó contradiciéndose al afirmar que las mencionadas cartillas no existían, pero al observar la grande presión nacional que se gestó de inmediato contra ella por la gravedad del asunto en mención, se retractó diciendo que las cartillas sí existían pero que no eran iniciativa del ministerio de educación. Luego de que se conoció que esos textos estaban debidamente soportados y validados con el sello oficial de dicha cartera, entonces vino la siguiente mentira diciendo que no habían sido revisados por la señora ministra Yina Parody y que por lo tanto esa publicación no tenía autorización, y para completar la trama se dijo también que el ministerio de educación no tenía nada que ver con el hecho de financiar tales cartillas. Pero como alguien decía, las mentiras se vuelven en contra de quien las dice. Quedó al descubierto que el ministerio pagó un contrato de 900 millones de pesos para apoyar tal finalidad.
Es claro que la condición de género de la ministra es respetable y es su asunto o problema personal, pero de ninguna manera le es permitido que desde su cargo intente influenciar a los niños con su propia causa, razón por la cual el país se movilizó masivamente en manifestaciones de reproche a la conducta de la ministra.
El apoyo del presidente Santos a su ministra
La famosa sentencia de que la voz del pueblo es la voz de Dios, esto nada que ver para el presidente de la república Juan Manuel Santos, ese mandato le resbala, pues la multitud de gente que salió a las calles en diferentes ciudades del país pidiendo el retiro de la ministra del cargo, tuvo la respuesta de Santos apoyándola a ella, lo que en consecuencia significa apoyar las mentiras que se habían dicho alrededor del tema.
A un mandatario le queda muy mal políticamente apoyar a funcionarios que promueven causas inconvenientes para el país y que por consiguiente no admiten apoyo alguno porque lesionan intereses comunes, además de que lesionan la dignidad presidencial y su autoridad.
El aporte de la ministra al plebiscito
Como el presidente Santos va a utilizar su equipo ministerial para hacer política electoral por el SI al plebiscito, debiera encabezar ese frente de trabajo con su ministra Parody quien le mereció su apoyo y confianza, y con seguridad que le conseguirá muchos votos por el NO. Las familias colombianas están demasiado ofendidas, al igual que otros sectores sociales, con la muy desafortunada intentona de la ministra.
Si el presidente de la república pensara políticamente, y no en función de amiguismos, su solución inteligente de este grave impase hubiera sido salir de su incómoda ministra, además atendiendo la exigencia del pueblo que es a quien él se debe en su cargo.
Pareciera entonces que el mismo presidente Santos estuviera en plan de campaña por el NO al plebiscito al defender lo indefendible apoyando a la señora Parody.
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