29 nov 2016

Engaño al pueblo

Por Jaime Castro Ramírez

La democracia tiene su principal valor histórico en la respetable voluntad del pueblo para tomar decisiones en su condición de constituyente primario. Esto significa que su estatus es la máxima instancia de autoridad política, y cuando el pueblo en uso de su soberanía expide un mandato, tal decisión tiene que ser acatada íntegramente por quienes ejercen el poder, pues éstos simplemente son agentes a quienes el mismo pueblo les ha otorgado ese poder, y en consecuencia, tienen la misión de ser representantes de esa voluntad popular cumpliendo y haciendo cumplir sus mandatos. Por eso se dice coloquialmente que “la voz del pueblo es la voz de Dios”.

Lo ocurrido con el acuerdo de paz y el plebiscito
La laxitud política del gobierno en la mal llamada “negociación” de un acuerdo de paz, se configuró en un débil escenario donde predominaron las concesiones, a cambio de muy poco a favor del Estado colombiano y sus instituciones. Este estado de evidente y plena inferioridad política del país frente a la contraparte, hizo que los colombianos tomaran conciencia patriótica al observar la figura claudicante de la democracia, y la consiguiente amenaza de conformación de un sistema comunista, sistema propuesto abiertamente por las Farc.

Estas condiciones llevaron a que la mayoría de los colombianos que concurrieron a las urnas en el plebiscito del 2 de octubre de 2016, le dijeran NO al Acuerdo firmado por el presidente Santos y las Farc, cuya consecuencia era entonces la negociación de un “nuevo acuerdo”, y de ninguna manera –como lo dijo el gobierno Santos– hacerle “ajustes o precisiones” al anterior acuerdo que el pueblo rechazó. Pues como se suele decir, ‘quién lo creyera’, pero el presidente de la república optó por desacatar el mandato del pueblo. Necesitó cuatro años para estructurar un acuerdo entreguista, por lo cual fue derrotado en las urnas, y en un mes y medio permitió que simplemente a ese acuerdo inicial se le maquillara con “ajustes y precisiones” menores (engaño al pueblo), ningún cambio sustancial sobre lo que el pueblo rechazó, y a eso le llamó “Nuevo Acuerdo” y con la condición de inamovible.

En conclusión, el presidente Juan Manuel Santos no respetó el mandato del pueblo y procedió a imponer el mismo acuerdo inicial. La historia le juzgará esa impostura de irrespeto contra el pueblo y la democracia.

La refrendación del acuerdo de paz
Fue promesa única, convertida en muy ‘serio’ compromiso del presidente Santos con los colombianos cuando dijo que “únicamente el pueblo tenía la facultad de refrendar el Acuerdo que él firmara con las Farc”. Después de hablar de un referendo como mecanismo de refrendación, luego dijo que el referendo era un “suicidio” (porque tenía que preguntar al pueblo sobre las concesiones a las Farc), y entonces dio todos los bandazos posibles ante el congreso de la república para que le aprobaran un plebiscito sin umbral de participación obligatorio para que hubiera decisión, que es del 25% del censo electoral vigente, y que solo le aprobaran umbral de decisión con disminución al 13% del censo electoral vigente, todas estas maromas como una estrategia electoral para ir a la fija a las urnas.

Pero todavía no era suficiente esa ventaja del umbral y entonces procedió a montar una gigantesca campaña publicitaria en todos los medios de comunicación, y a comprometer a los gobernadores y alcaldes, así como a todos los congresistas de la unidad nacional, y a los empleados públicos, para que hicieran campaña por el SI en el plebiscito. Como se puede apreciar, contra viento y marea el pueblo votó NO a la claudicación del país y su democracia.

Promesa incumplida
Sin ser la primera vez que el presidente Santos incumple lo prometido a los colombianos, en esta ocasión no tuvo inconveniente en echar reversa a su promesa de refrendación del Acuerdo por parte del pueblo (lo que él llamó “Nuevo Acuerdo”). Esta vez decidió que fuera el congreso de la república el refrendador, los mismos congresistas que fueron derrotados por el pueblo en el plebiscito, los mismos congresistas ‘enmermelados’ y por lo tanto incondicionales cuando se trata de aprobar los requerimientos presidenciales.

Ahora incluso, el presidente y el congreso, pretenden que la refrendación se cumpla simplemente sometiendo a votación una “proposición”, figura de muy poco rango de importancia política que existe en el congreso de la república. Así de fácil, a pupitrazo limpio. Además sin legitimidad porque el congreso de la república no está facultado constitucionalmente para refrendar acuerdos de paz, y menos aun puede tener facultades para aprobar por votación lo que el pueblo negó con la soberanía del sufragio. Lo que si tiene facultades el congreso es para la implementación del acuerdo de paz.

En esto ha quedado entonces el mandato del pueblo en el plebiscito, y la grande promesa del presidente Santos en el sentido de que la refrendación del acuerdo de paz la haría el pueblo en las urnas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No se iban a arriesgar en las urnas, para que el referendo fuera aprobado necesitaban lanzar mucha plata que hoy no tienen ademas la llegada del ala mas radical del partido republicano a la Casa Blanca les recorto el tiempo para cualquier nueva estrategia. Tambien hay que reconocer que los lideres del NO fueron muy blandos por que les entro el sindrome de no ser llamados "Amigos de la guerra". Como toda buena pelicula esta historia de la paz inevitablemente tendra segunda parte y esa se llevara en las eleciones del 2018, por una parte estara la coalicion de la mermelada y el comunismo que veran un peligro si esta paz no se implementa con exito y por otra estara la Centro Derecha haciendo ver el peligro de un comunismo engrandecido con lo acordado y en eso la Centro Derecha aun luce timida ya que reduce todo ese peligro en FARC ignorando lo que a avanzado el comunismo en todo este tiempo; organisaciones campecinas indigenas negritudes que hacen marchas y paros anti sistemas ongs y marcha patriotica que organiza supuestas comunidades para que frenen proyectos mineros petroleros construcion de carreteras ecetera, un sistema judicial y altas cortes abiertamente socialistas ademas de eso unos partidos politicos en el congreso bien organisados. Las FARC se desmovilisan no por que hallan renunciado al poder sino por que el poder puede llegar de la anarquia profundisada con el pulpo que han construido con sus aliados. Un Gran Pensador describia como el comunismo habia entrado a la Rucia Sarista y no lo habia podido hacer en la Alemania y Inglaterra durante su desarrollo Industrial, para este pensador la movilidad social habia sido el antidoto.


De no solo pan vive el hombre o de no solo advertencias se puede sostener la Centro Derecha Colombiana tiene que tener una estrategia de Pais y dentro de esa estrategia se debe tener presente que el Mundo ya cambio que el protecionismo se tomara el Mundo desarrollado y eso de dar gabelas tributarias ya no sera suficiente para llamar capitales, esto tiene que funcionar asi; el sector publico invierte en esto y el sector privado lo sigue, por ejemplo, el Gobierno Colombiano invierte mil millones de Dolares en la recuperacion del Rio Magnalena y inversores Colombianos y Foranios invierten 6 Billones de Dolares en puertos modos mixtos de trasporte todo lo relacionado con logiticas y negocios nuevos que se desprendan de esa nueva via, igual la Altillanura y otras extenciones de tierras necesitan vias entre otros servicios para que llegue la invercion privada, sin aumentar los impuestos para invercion la economia no crecera ha tasas altas y sin crecimientos del PIB altos no existira movilisacion social de forma rapida.

Anónimo dijo...

estos carajitos deben pertenecer a las élites uribe noguera.