En estos días oí a Petro diciendo esto: «El
reflejo químico en la atmósfera de la acumulación ampliada del capital es el
crecimiento químico de los gases de efecto invernadero y por tanto la crisis
climática. Es decir, la crisis climática es un efecto lógico de la acumulación
de capital. Por tanto, si se deja, su efecto final es la extinción de la
humanidad». Es extraño que este líder mundial reconocido por la Universidad de
Stanford, la revista Time y hasta
Nancy Pelosi esté tan solo en su denuncia: ¡qué curioso que ningún gobernante
de un país avanzado nos alerte sobre semejante amenaza!
Esa clase de discursos y de personajes no son «revolucionarios» sino justo lo
contrario, expresan las manías de las castas parasitarias que mantienen a
Iberoamérica en el atraso y la miseria. Para formarse una idea de la absoluta
hegemonía de ese discurso en el mundo académico colombiano baste fijarse en el «ideario» que publicó Alejandro Gaviria en 2021 cuando pretendía lanzarse como candidato
presidencial. Ahí ya está todo lo que dice y hace Petro, que es algo que las
clases altas comparten plenamente, porque el comunismo sólo es la vieja
dominación. El prestigio del exrector de Los Andes añade una supuesta solvencia
académica, del nivel del país, pero es la misma ideología, y hoy en día, a
causa de las desavenencias en el gobierno, este personaje resulta apreciable
por una parte de la turbia «oposición». Éstas son las claves de su «ideario»:
Las formas importan en la política
[Lo decía tranquilamente antes de ser ministro de un gobierno elegido gracias a
la labor de las bodegas dedicadas a la intimidación en las redes sociales, de
obras documentales como Matarife y de
montajes como el de Claudia Morales. Los sometidos por esa masa de sicarios
deben guardar las formas y «comer callados», es lo que viene a decir Gaviria.
El diálogo civilizado que concibe es el del secuestrador con el padre del rehén,
palabras respetuosas y buenas formas. Termina este punto con esta frase: «el
pluralismo es una de las más importantes (y más difíciles) virtudes
democráticas», como la defensa del régimen de Cuba o del senderista Pedro
Castillo por parte del gobierno del que formaría parte. Son como niños jugando
a engañar a tontos.]
El cambio social requiere voluntad y método
«El cambio social no es cuestión de todo o nada. No consiste en sustituir un
modelo corrupto que ya no puede mejorarse por otro perfecto que ya no habría
que mejorar.»
[El primer punto de este apartado deja
ver a qué llama Gaviria «cambio social». El «modelo corrupto» que había que
superar era el del uribismo, cosa que emprendieron los gobiernos de Santos y de
Petro, de los que él formó parte. Pero con Santos la corrupción se agravó
muchísimo y con Petro llegará a ser como la de Venezuela. La peor corrupción es
la pasividad general cuando el diablo hace hostias, cuando Tornillo da
lecciones de moral y democracia y este compañero de Armando Benedetti y Roy Barreras
habla de «superar un modelo corrupto».]
La libertad es un valor supremo
[Este punto se desarrolla con generalidades, propaganda woke y una llamada a la «descriminalización del consumo de drogas».
Ésa es la noción de libertad de esta gente. ¿Dónde eran las personas libres
hace un siglo, donde podían tomar alcohol, como en la recién nacida URSS, o en
EE.UU., donde no podían? ¿Quién es más libre, el ciudadano de Singapur que
puede tener hasta pena de muerte por traficar con drogas o el venezolano que
sólo prospera dedicado a ese negocio del gobierno?]
La crisis ambiental es nuestro principal desafío a mediano plazo
[Nietzsche decía que el cristianismo era un socratismo para el pueblo. Del
mismo modo se puede decir que Alejandro Gaviria es el petrismo para los que van
a universidades caras. Aquí incluso advierte que la humanidad perecerá por el
capital fósil, aunque con otra retórica. También alude a la sabiduría indígena
para remediar el apocalipsis climático y tácitamente aplaude que se acabe la
extracción de hidrocarburos. El «ideario» sólo es una burda diatriba woke absolutamente idéntica a la de
todos los grupos narcocomunistas en España e Iberoamérica, el programa de Petro.]
El papel redistributivo del Estado es fundamental
[La misma propuesta de exacción del chavismo en toda Iberoamérica, castigo al
ahorro y despilfarro en la clientela funcionarial. Aquello que hace que ningún
país de Iberoamérica pueda ser próspero por un periodo largo, porque siempre aparecen
los saqueadores que se ven como los verdaderos dueños de todo, dejando a los
dueños nominales y a los que emprenden como meros testaferros, lo que ya
hicieron con los propietarios rurales las FARC, claramente presentes en el
gobierno de Petro.]
Las fallas del mercado coexisten con las fallas del Estado
[Aquí no proclama la propiedad colectiva de los medios de producción,
pero ¿qué falta hace? Ya hay doble y triple tributación por cualquier ingreso,
y basta con que el Estado se gaste la mayor parte del PIB para que no sea
necesario expropiar a nadie. Naturalmente propone regular precios, invertir,
que quiere decir «gastar», en ciencia y tecnología —es decir, en las camarillas
de compañeros de universidad de Gaviria—, y reemplazar las exportaciones de
hidrocarburos, tal vez por aguacates.]
[Después de una serie de vaguedades, el último punto señala que «La
lucha oportunista contra la corrupción, que acusa sin evidencia y señala sin
discernimiento, es perjudicial». Claro que cuando se trata de infamias como la
condena a Andrés Felipe Arias, Gaviria se cuenta entre los que aplauden y quién
sabe si no entre los que encargan la sentencia. La corrupción es algo contra lo
que todos luchan, no hay nadie que la defienda, lo maravilloso es que un
ministro de Santos pontifique al respecto.]
La igualdad de género es un atributo indispensable para una sociedad
justa
El desarrollo rural es clave para la superación definitiva del
conflicto
La recuperación de la seguridad territorial es clave para garantizar los derechos y libertades
[Obviamente de lo que trata este punto es de los abusos que supuestamente
cometen militares y policías, a los que viven matando o apaleando los peones
del bando de Gaviria, sea como guardia indígena, como guerrillas y disidencias
o como saqueadores urbanos. Gaviria concluye que «La implementación
integral del Acuerdo de Paz es la mejor manera de evitar la repetición del
conflicto armado». La despreciable propaganda legitimadora de tantos crímenes —que
pretende hacer expresión de una rebelión popular— y el aplauso del remedio que
consiste en convertir en amos a los criminales. La seguridad territorial se
alcanzará cuando estos canallas no tengan el poder.]
La ética de la verdad define mi concepción de la política:
«Mantenerse leal a uno mismo, no renunciar a los principios por
conveniencia o ambición, es uno de los desafíos mayores de la política.»
[Eso suena muy bien, no cuesta nada aferrarse a los principios cuando los que
se tienen y la verdad que se concibe se pueden resumir en proezas como algo que
declaró Gaviria cuando Petro lo nombró ministro de Educación: ¡había que
enseñar en las escuelas el informe de la Comisión de la Verdad de Molano y De
Roux! Verdad es lo que él llama verdad, no tiene problema en llamar verdad a la
peor propaganda de los asesinos, a los que sirve de ayuda de cámara. Presenta
el chavismo de un modo digerible para los doctorcitos que quieren fingirse
diferentes a los secuestradores con los que comparten el poder, cuando
sencillamente el medio social de este prócer se ha sumado al narcotráfico y al
comunismo para expoliar al país.]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario