16 ago 2004

Pretensiones constitucionalistas en el triste trópico

Me ha enternecido al extremo leer en el artículo de Armando Benedetti Jimeno la consideración de la Constitución como un estatuto de Sociedad Civil en el que no hay territorios vedados a la Constitucionalidad.

Creo que para el caso hace falta poner cámaras en todos los rincones y pantallas omnipresentes para que la gente se informe de sus derechos.

¡A presentar tutelas contra el amante chantajista, contra el hijo indócil, contra la esposa que tiene mal aliento! La autoridad constitucional interpretará correctamente hasta qué punto nuestros derechos fundamentales se ven afectados, y no dudo que todos los magistrados verán por ejemplo en la esposa con halitosis un atentado contra el derecho a la vida.

Pero ¿DE DÓNDE SALE ESA NOBLE Y PERFECTA AUTORIDAD? A los redactores de la constitución los votaron menos del 20 % de los ciudadanos y por eso hubo un gran peso de una banda de asesinos que previamente había quitado de en medio a los verdaderos juristas y que, ahora se sabe, trabajaba aliada con el mayor bandido de la historia.

En realidad la pretensión constitucional del articulista ya la practican en los pueblos las bandas terroristas, que armonizan matrimonios y curan vicios aplicando su concepción constitucional.

A ver, ¿cómo obran esos sabios ultrasalomónicos? Uno decreta un aumento de sueldos de sus amigos y de él mismo y después se vuelve candidato a la vicepresidencia, otro se pensiona joven y se dedica a representar al partido que justifica a los que pretenden destruir la constitución, otro declara pomposamente que no van a someterse a ningún criterio de factibilidad de sus sentencias porque la Corte no va a hacerse cómplice de la ineficiencia del Estado, unos meses antes de retirarse, también joven, a ejercer sus negocios privados...

Es que... es fácil: Colombia es un muladar. Cualquier persona de un país plenamente humanizado lee los argumentos de este señor y se queda desconcertada de tanto descaro.

¿Y si leyera los comentarios de los lectores al artículo de Benedetti? POR EL AMOR DE DIOS, SON LOS MISMOS QUE VIVEN HABLANDO DE JUSTICIA SOCIAL. Ésta consiste por lo visto en que se sacrifiquen todos los recursos de los pobres para seguirles pagando a ellos pensiones que no se pagan en ningún país rico, donde mucha gente trabaja hasta los 70 años.

Hay una enorme afinidad moral entre los magistrados, el columnista y esos comentaristas... ¿Habrá quien se ponga a pensar qué otros colombianos razonan así?

No es que la economía sea complicada, sobre todo en esos niveles. Cualquier padre de familia entiende que si la plata se va en pagarle pensiones de 60 salarios mínimos a los magistrados y a sus amigos, no va a haber para otros fines, por ejemplo, para pagar la deuda, que se ha contraído precisamente para pagar ese parasitismo.

EN COLOMBIA EL DERECHO ES OTRA ESPECIALIDAD DEL CRIMEN.

Esta gente sólo es una banda de desaprensivos, mentirosos, parasitarios y cínicos. El sentido último de lo que pretenden es que trabajen los demás y las rentas sean todas para ellos.

Es el viejo esclavismo, y moralmente no hay diferencia entre el empresario de la cocaína y el "jurista" que teje la urdimbre de mentiras (tampoco el Derecho es tan complicado, lo asombroso es el descaro de estos personajes) para despojar a la gente humilde. ¡QUÉ GENTECITA!

1 comentario:

Ruiz_Senior dijo...

Una cosa que caracteriza a los que mandan y han mandado siempre en Latinoamérica es el "ayatolismo": los mismos que son ricos gracias a la corrupción viven soliviantando a los pobres contra los ricos y corruptos.

El hablar así es algo que define también su jerarquía dentro de la sociedad. Puede que en algún caso pongan gente del "pueblo pueblo" (lo cual para algunos es sumamente honroso, no tener ducha ni desodorante, no saberse expresar ni distinguir una pintura de una fotografía), como es el caso de Chávez.

Pero detrás del jefe de patio de prisión estaba al principio la versión venezolana de Santodomingo, que se llama Luis Miquilena, y ahora la versión local de Alfredo Molano, que se llama José Vicente Rangel. Les voy a poner un ejemplo más fácil: este mismo Armando Benedetti Jimeno, ex ministro, amigo de cuanto poderoso samperista haya en Colombia y organizador de tertulias de toda la "jai" en Barranquilla... ¡Pues en el mismo artículo se queja de que a la "clase dominante" los salarios siempre le parecen demasiado altos.

¿Paga algún salario el señor Benedetti? Él cobra una pensión estatal, con toda seguridad, y puede que litigue o haga consultorías sobre sus contactos en entidades estatales. El que paga salarios y siempre los encuentra demasiado altos es el zapatero de Bucaramanga o el carpintero de Pereira que contrata a un par de muchachos de su barrio y que apenas gana un poco más que sus empleados.

Pero en Colombia, típica teocracia selvática, esas personas son los enemigos de los universitarios, doctores, personas bien relacionadas y de gran cultura...

¿CUÁL ES LA VERDADERA CLASE DOMINANTE EN COLOMBIA? El descaro para mentir de tan importantes personajes es el modelo de toda la delincuencia que hay debajo.