Por Wilfredo Moreno
La reciente cumbre de los presidentes de España, Brasil, Colombia y Venezuela dejó muchos ganadores y a Colombiacomo único perdedor. España ganó por aliarse con un país rico en recursos naturales, que gracias a su escasez lo han convertido cada vez más en un socio estratégico de muchos países, hasta el punto de ser tratado con pleitesía, como los homenajes que se rendían a los antiguos monarcas de naciones poderosas.
Por eso Zapatero vio que no podía vendérsele tanques de guerra, aunque fueran viejos y obsoletos, a un país como Colombia, de economía cerrada y con pocas reformas estructurales que hicieran crecer las posibles inversiones del país ibérico, y que además contaba con poco petróleo. En cambio ofreció al país vecino corbetas y otros juguetes de guerra valorados en más de mil quinientos millones de dólares, todo eso para endulzar el paladar del gobernante de la rica nación petrolera. Después de eso Zapatero terminará satisfecho gracias a los grandes negocios que habrá sacado adelante para su país, como contratos millonarios para las empresas ibéricas de productos energéticos, lo cual a su vez garantizará el suministro del tan escaso petróleo para que la economía española no sufra mayores tropiezos.
Brasil también se benefició, claro, cosa que viene ocurriendo desde hace mucho, pero ahora engrandecido gracias al apetito militar que despertó en Chávez. Brasil venderá aviones militares a Venezuela, y además se acercara más al vecino rico en recursos naturales para que sus empresas de todo tipo lo aprovechen más.
El gobierno bolivariano fue el gran ganador en la cumbre ya que terminó de abrir todo el camino para seguir armándose y al mismo tiempo consolidar el "mundo multipolar" que pregona. Gracias a su nuevo arsenal seguirá intimidando a los países vecinos y con los nuevos socios seguirá proclamando la retórica que lo mantendrá más tiempo en el poder a pesar de haber destruido la democracia de su país.
En cambio Colombia fue el gran perdedor de la cumbre, y no era que el gobierno no lo supiera antes. Sólo que no podía dejar de asistir, primero porque esa actitud la habrían aprovechado sus enemigos internos para acusarlo de querer "aislar" a Colombia, por mirar a un solo ángulo, Estados Unidos. Segundo porque asistir o no cambiaría poco las cosas, España no dejaría de vender armamento a Venezuela porque eso a Colombia le preocupara, ya Zapatero había acariciado el perro antes de comprarlo, lo demostró cuando tumbó el contrato de ventas de tanques, negocio que su gobierno no había iniciado. Brasil tampoco cambiaria de actitud y una de las causas es porque su país hace rato se está beneficiando de las locuras que se le ocurren a Chávez, tercero porque cualquier protesta de Colombia en dicho sentido habría prendido la hoguera ya apagada con el fin del caso Granda y que mostró la vulnerabilidad del país para lidiar con un vecino tan grotesco y a su vez tan rico.
A cambio, Colombia, como buen perdedor, se limitó a creer los cuentos que contaban sus colegas, que las armas no pararían en manos guerrilleras que más bien irían a combatirlas, que los barcos y fragatas detendrían los cargamentos de coca y que los aviones y helicópteros estarían dispuestos apagar fuegos forestales que se iniciarían en Colombia... Y por otro lado rogando que la democracia regrese a Venezuela para volver a tener relaciones normales, que caiga Chávez para no seguir sufriendo tanta intimidación que nos podría poner a las puertas de una guerra que nadie en Colombia quiere.
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