11 ago 2005

Desasosiego en Laputa

Una de las obras más hondas y valiosas de cuantas se han escrito es Los viajes de Gulliver, de Johnathan Swift, desgraciadamente considerada un libro para niños, cosa que su autor nunca pretendió.

El tercer libro de esa obra trata de un viaje a una región sobre la que reinan los sabios que viven en una isla flotante, llamada "Laputa", ciertamente con el sentido que tiene la terminación de esa palabra en español, del mismo modo que "Liliput" tiene su relación con el mismo oficio.

Según el relato de Swift, la región dominada por esos sabios era miserable precisamente porque los amos no compartían los sufrimientos de los demás ciudadanos y de vivir lejos de la realidad (de donda surge la imagen de la isla flotante) ya habían creado sus mitos diferenciados: el escritor ya entonces desconfiaba de lo que podían administrar unos señores lejanos a la realidad que administran.

Esa imagen se impone cuando se piensa en nuestra Universidad Nacional y sus características: ¿cómo es que la más rancia oligarquía proterrorista, como el editorialista de El Tiempo se atreve a salir en defensa de las imágenes de los mayores iconos del terrorismo? ¡Son mitos de los estudiantes que nadie debe tocar! Claro que para el caso nadie recuerda que fueron puestos ahí por la fuerza.

Hoy es un ex rector el que sale a exigir que sean restituidos esos símbolos en un artículo que casi sirve para convencer al más escéptico de todo lo que he dicho sobre esa "universidad".

La explicación de su defensa está más o menos resumida en este párrafo. Agradezco, eso sí, al lector enterado que me lo traduzca, pues yo no lo puedo entender:

Es precisamente porque vivimos bajo el signo del conflicto armado que importa circunscribir el significado de las figuras simbólicas del ‘Che’ y Camilo en la plaza universitaria. Nunca he creído que esas imágenes expresen una apología iconográfica de la violencia antiestatal. Reconocen, más bien, que violencias más complejas y enraizadas de lo que pretenden Bush y sus epígonos colombianos, continúan inscritas y siguen tan campantes en la vida pública del país.

De verdad, ese señor era rector. No digamos nada de la gramática ni de la sintaxis, pues ya se sabe que la Nacional... uf... Pero ¿qué quiere decir? ¿Las violencias más complejas y enraizadas son las que dieron lugar a las guerrillas que son distintas de lo que persigue Bush en su guerra contra el terrorismo?

¿Es o no este señor un apólogo del narcoterrorismo? ¿Qué otro sentido tendría todo eso? ¿Por qué unos asesinos han de ser sagrados y sus imágenes veneradas en centros que se financian con los recursos de los demás colombianos?

Esas imágenes, esos ex rectores, esa movida que han armado al respecto sólo deja ver lo que llevo años diciendo, que tras las orgías de sangre de los terroristas está la defensa de un orden esclavista cuyo eje está en los centros en que se transmiten los valores de las castas parásitas. Lo increíble es el silencio del gobierno.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo raro es que Palacios no tiene antecedentes (recientes) de esta naturaleza. Asi que le critico la columna tan ridicula que acaba de publicar, pero tiene una trayectoria muy positiva en la UN, durante sus dos administraciones. Basta ver a quienes lo odiaban. No se si esta buscando conquistar sus amistades con la salida boba de hoy--no seria el primer ejemplo de semejante calculo desalmado y ademas inutil.

Ruiz_Senior dijo...

Para Respondón: es lo que yo pensaba de él, también por ser autor de libros independientes sobre la guerrilla.

Lo malo es que no contestas si has entendido o no el párrafo que está en cursiva.

D. dijo...

Pues yo no conozco la trayectoria de ese señor, pero por lo que dijo esta vez pudo haber borrado cualquier pasado más sensato. Si Einstein hubiera cometido la mayor estupidez del mundo un día antes de morir, no hubiera quedado registrado como un genio.

Anónimo dijo...

Espejo comenta:
Yo tampoco entiendo la súbita preocupación de Palacios sobre el tema. Sí es claro el reclamo frente a la respuesta que se dio a un demandante de oportunidad (un sujeto interesado en sacarle un dinero a la Universidad, excusándose en la defensa de "derechos colectivos"). Obviamente, recriminar en público a funcionarios del equipo nombrado por él mismo es politiquería manifiesta y de la más barata.
Entre más se mete Ruiz con la Universidad, más demuestra que pelea con la idealización que tiene de ella. Es un asunto entre él y su ficción. Por eso le pica tanto no hallar unanimidad ni uniforme en lo que la Universidad realmente es. La Nacional, pese a no ser confesional, tiene capellanía y capellán. Tiene registrados varios grupos universitarios de tendencias religiosas protestantes, algunos de los cuales han hecho exóticas liturgias para exorcizar la plaza del culto al pecado. No está dentro de los principios de una Universidad no confesional prohibir o perseguir opciones políticas, ideológicas o religiosas. El límite lo establece la ley, por supuesto. Los hechos de coerción relacionados con la imposición del símbolo de la disputa, no son imputables directamente a la institución ni al grueso del colectivo. Alguna vez un lector escribió a El Tiempo indignado porque no le permitieron entrar a la Biblioteca Central de la Universidad y remataba su carta asociando el hecho con un elemento de propaganda de las Farc, pegado en una pared cercana. Ya de entrada se evidencia que el tipo no tenía idea, ni quiso entender, que la entrada a ese sitio es para personal vinculado (los egresados tienen que renovar su carné anualmente para poder usar esos servicios) o para quien vaya refrendado por una institución con la cual la Universidad tenga convenio. De ahí en adelante la interpretación rabiosa ratifica que se opina sin conocer.
"¿Por qué unos asesinos han de ser sagrados y sus imágenes veneradas en centros que se financian con los recursos de los demás colombianos?". Buena pregunta. A mi no me gusta que pinten a esos señores, es mi posición. Lastimosamente nuestra institucionalidad tiene origen en un levantamiento armado rico en asesinatos y asesinos. Recursos públicos evocan a tipos armados, a contrabandistas y ladrones elevados a héroes de la patria, a sanguinarios como Hermógenes Maza, a idealistas como Bolívar, a realitas como Agualongo, a delincuentes uniformados como el general Manosalva. Varias ciudades veneran el símbolo del hacha sobre el árbol muerto. De los Estados Unidos, qué decir. Existen monumentos a los B-52 de los bombardeos del 72 sobre Vietnam y Washington está lleno de monumentos de conmemoración de múltiples guerras. Pero bueno, yo creo que no tiene presentación glorificar a los asesinos malos y toca aceptar que cada sociedad y cada Estado venere a sus asesinos buenos.
Sobre cuáles son los mayores íconos del terrorismo, me gustaría ver la ficha técnica de su dictamen. Todas las guerrillas de Colombia son terroristas, lo han sido, se han preguntado si serlo y lo han decidido. Eso no lo discuto. De ahí a comprar el cuento de que el terrorismo distingue a los bandos, me avergonzaría ser tan estúpido. No he visto una sola definición legal de terrorismo que no sea tan vaga que deje por fuera de ella a los enemigos del terrorismo. Cuando un helicóptero de Israel dispara un misil contra una estación de policía de Palestina, puede tratarse de un evento más preciso (no necesariamente más exacto) que un cilindro. Cuando los bombardeos sobre una posición se centran más en el efecto psicológico y en la postración moral del adversario, se está usando el terror como medio y fin. Minar zonas de pesca, arruinar cosechas, violar leyes internacionales para difundir radio y televisión en territorios soberanos, esconder y proteger a responsables de acciones terroristas,... son elementos típicos del prontuario de los Estados Unidos, líder de la guerra santa contra el terrorismo.
Para una mentalidad religiosa debe ser todo un orgasmo encontrar por fin la fórmula que le permita por siempre distinguir a los buenos de los malos. Venderle a ese pobre cristiano que esa fórmula mágica es que a un lado están los terroristas y los otros somos los chéveres, me recuerda al gallo Foghorn Leghorn y al perro Spike, utilizando a una comadreja crédula para su sucia guerra, en un memorable episodio de la gran creación de Chuck Jones.
La figura de las castas es la menos aplicable a la Universidad. Como eufemismo literario, está bien, es usted todo un Eduardo Galeano. Pero es como todos sus análisis sociales, anacrónico y sacado de todo contexto. Las castas no se untan unas con otras. La Universidad Nacional es tradicionalmente lo contrario. Conozco muy pocos espacios tan policlasistas como ese.
Las filas indias se ven bonitas, he visto cómo los maoistas vibran cuando ven las imágenes de miles de chinos alineados en una plaza (y al lado la foto de miles de sacos alineados en una bodega). La equidistancia, palabra que usted usa pero que no ha terminado de comprender, ha de verse muy simétrica, aristotélica. Tal vez como describía al universo Picco de la Mirandola. La pluralidad no es así; chilla, no encaja, hace ruidos raros. Usted brama contra el totalitarismo cubano pero añora la cuadrícula y el libreto.
Respondón comentó en El Tiempo sobre el abandono del marxismo. Si supiera cómo es el asunto en la Universidad de Chicago y en las más conservadoras. Si allá estuvieran llenos de ruices, media Norteamérica ya habría tomado la balsa con la esperanza de sobrevivir golpeando llantas de buses en los semáforos de Madrid.

Anónimo dijo...

Palacios anda en el plan de captar "electores" para volver a la UN. Parece que se le olvida los desadaptados infiltrados que como una orda de salvajes se tomaban a piedra las calles.

Ruiz_Senior dijo...

Lo que dice Espejo sin remedio conduce al lugar común de "tapar el sol con un dedo". Ahora resulta que el unanimismo proguerrillero de los profesores de la Nacional es una muestra de pluralidad y es lo mismo un monumento a unos bandidos de otra época relacionados con el nacimiento del Estado independiente que la propaganda del levantamiento totalitario. Es increíble.

Por ejemplo, nunca he leído un solo comentario que no sea antiamericano en el periódico de la UN. ¡Qué curioso! ¿Cuántos documentos ha publicado la universidad que reivindiquen la racionalidad económica y cuántos que ensalcen el modelo cubano? Supongamos que fueran igualmente legítimos.

Es simple: Colombia se gasta una buena parte del PIB en financiar a unos señores que no producen nada en absoluto más que propaganda del levantamiento armado y del sistema comunista. Y si uno denuncia algo tan evidente, un abuso tan intolerable, resulta que uno es el totalitario.

Supongo que dada la situación de un lugar como Colombia poco se puede pedir en materia de avances científicos a las universidades, pero sí está en el idealismo de uno que los jóvenes fueran a aprender a ganarse la vida y a pensar por cuenta propia, y no sólo a recitar el catecismo fariano. ¡Es idealismo totalitario! Perdón, todavía peor. ES QUE ME LO INVENTO YO, EN REALIDAD EN LA NACIONAL SE APRENDEN OTRAS COSAS, PERO NADIE LAS HA VISTO. SON TAN SUTILES.

La universidad debería ser privada para que la formación que reciben los que estudian allí fuera retribuida a la sociedad. El gasto actual en educación superior se debería destinar a ofrecer créditos a los nuevos estudiantes, de modo que se pudiera ampliar en gran medida la cobertura. En la medida en que eso no ocurre, lo que hay es una casta que obtiene gratis un bien preciadísimo y después exige que se le pague por haber estudiado, sin producir absolutamente nada, en todo caso sin producir nada gracias a esos estudios, como ocurre con los maestros del sistema público.

¿Cuántos pobres estudian en la Nacional? Conocí muy de cerca a una persona pobre que entró con un puntaje excelente y al cabo de poco tiempo no pudo seguir estudiando porque sus horarios coincidían con las horas en que estaba abierta la cafetería (eran los primeros semestres) y sus recursos no le permitían pagarse un almuerzo en un restaurante. Tuvo que abandonar. Pero fuera de eso he conocido a unos quinientos estudiantes y a varias decenas de profesores y todos son de extracción social media-alta.

Es sencillísimo: mientras que los hijos de los empleados estatales van a colegios públicos, los hijos de los pobres están mendigando en el semáforo, trabajando o recibiendo adoctrinamiento sicarial a manos del fecodista del barrio. ¿Qué educación puede haber tenido quien todos los años disfruta de varios meses de huelga? ¿Cómo puede competir con los hijos de los maestros, que siempre van a colegios privados? En buena medida, las huelgas de maestros son una estrategia para asegurarle la "educación superior" gratuita a los hijos.

El sentido de la noción de casta de las universidades en Colombia remite sin remedio a su origen clerical: la pluralidad de opiniones se vuelve la excusa del parasitismo como la piedad y la oración justificaban los privilegios del clero en la época colonial.

Señores abusadores y parásitos, no queremos coartar su libertad de opinión, lo que nos gustaría es dejar de mantenerlos, dejar de pagarles generosamente por la noble tarea de redactar discursos para mandarnos matar y secuestrar y mutilar y despojar y amedrentar. ¿Es tan difícil de entender?

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Usted patalea y se unde más. Origen clerical tuvieron Oxford, la Sorbona y otras no muy desprestigiadas. ¿A usted quién lo estafó con el cuento de que la Nacional se fundó para formar curas?
Usted dice que los hijos de los empleados estatales van a los colegios públicos y los hijos de los maestros a los privados. ¿Se conduele usted de los hijos de los estatales? Yo tuve toda mi formación en el sistema público, llegué a la Nacional mejor preparado que muchos niños que fueron a costosos colegios a aprender a rezar y anudarse la corbata (cosas en las cuales yo patino). La educación pública vive un mal momento y existen muchos malos docentes. El sindicato apesta y me consta. Lo cruel es que el conjunto de la educación privada está peor. No olvide que privados son los mejores colegios y también los peores. Los promedios de las pruebas califican mejor a la educación pública.
Cuando fui a marchas y asambleas, por allá a comienzos de los 90, ese tema de las posibilidades de acceso era nuestra cantaleta central. Deplorabamos desde el precio del formulario (cuando me presenté casi no alcanzo a comprarlo) hasta el poco éxito de los egresados de colegios públicos y de provincia. Desde antes de eso, la institución ha seguido el tema de la composición de la asmisión por tipo de colegios, por estrato, por otros criterios y aunque es cierto que la Nacional de Bogotá es de Bogotá y de los colegios privados, la participación de públicos sigue siendo muy relevante, más allá del discurso que echabamos.
Un razonamiento suyo parado sobre una premisa falsa: "La universidad debería ser privada para que la formación que reciben los que estudian allí fuera retribuida a la sociedad". No hay evidencia de que la universidad privada presente mejores resultados al respecto. Es más, no importa en que tipo de universidad estudie uno, si la economía local no lo retiene ante la tentación de triunfar con su título en sitios más prósperos, puede ser un problema de ética profesional, de patriotismo o lo que sea; pero es un tema individual palmario para mucha gente. Es más, el sector privado no ha tenido éxito en expandir la cobertura (en los últimos años todas las importantes entraron en crisis de matrícula) y menos en hacerlo con calidad.
Sus afirmaciones sobre el catecismo fariano me llevan a preguntarle. ¿Cuál es el catecismo fariano? Hasta donde yo sé, no es Marx. Conocí a un reinsertado que relataba su experiencia tratando de hablar del filósofo. Macabra. Luego contaba que cuando reclamaba invocando el reglamento y el organigrama (aludiendo a órdenes del secretariado), le recitaban que ellos no obedecían al secretariado sino a la "Tercera Conferencia", la cual les ordenaba construir ejército y conseguir el dinero para financiarlo. Y no es que el secretariado sea el paradigma de la coherencia y la credibilidad. El cuento del antineoliberalismo y esas cosas es bien parecido en el discurso político de los movimientos fachada del paramilitarismo. Ahora les dio que por Bolívar y ahí sí que es difícil con tanto telegrama. Pero no, la gran mayoría de los estudiantes de la universidad opina (o repite la opinión de sus padres) en el sentido de que el gran problema de este país es la guerrilla, que hay que ponerse a trabajar y que todos los políticos son lo mismo.
Usted no ha leído bien el periódico de la Universidad, el cual es además un organo de divulgación, es manejado por un montón de ineptos comunicadores sociales (carrera que no se ofrece en la UN) y no representa la producción académica formal de la Institución. Y no está de moda ya hablar bien de la economía cubana. Algunos hablan bien del modelo de salud pública (otros lo cuestionan muy duro), de su parque biotecnológico (el Instituto de Cuba ha asesorado al de la Nacional y sí nos llevan una ventajota abismal), sobre cómo manejan problemas epidemiológicos en la producción pecuaria (tienen algo de experiencia, crecida además por sabotajes del espíritu santo) y sobre varios tópicos médicos.
Es una gran falsedad decir que lo único que se produce es propaganda. También lo es que los que fundaron nuestra independencia no hicieron un levantamiento totalitario. Recomiendo la lectura de los empaques de productos "El Arbolito", o los reclamos de Louis Perú de LaCroix, o los informes de los legionarios británicos.
Finalmente, las supuestas incompetencias sintácticas y gramáticales de Palacios a quién se las cobramos. El tipo es abogado de la Libre, posgrados en el Colegio de México y en Oxford. En la Nacional lo nombro Rector Belisario Betancur (hoy académico de la Lengua) y años después su producción académica fue revisada en persona por Cecilia María Vélez (de la de Antioquia y con doctorado en MIT).

Ruiz_Senior dijo...

Perdón, cometí una grave distracción al escribir y puse "públicos" donde debía decir "privados". Los empleados estatales, entre los que se cuentan los maestros, mandan a sus hijos a colegios privados.

En cambio nunca he dicho que la Nacional fuera creada para formar curas (me refiero al sentido literal de este sustantivo, claro). Lo que escribí fue esto: "El sentido de la noción de casta de las universidades en Colombia remite sin remedio a su origen clerical". Las universidades sí tienen origen clerical, ciertamente como Oxford o la Sorbona, pero en esos países se salió de la Edad Media y en Colombia no.

La Colombia republicana reproduce el orden social de la sociedad que la precedió y a su manera torva y provinciana sigue teniendo su nobleza y su clero. El saber no tiene relación con la producción sino con la utopía, y a los soñadores de paraísos imaginarios se les paga generosamente por sus diatribas contra la gente como antes se pagaba a los curas por sus oraciones. La idea de que el resto de la sociedad debe pagarles por todo lo que saben es absolutamente clerical, y su aptitud real sólo es aconsejar sobre la moralidad de los actos de quienes trabajan. Por eso se da eso tan característico, eso que a un japonés lo haría caer para atrás de la risa como los personajes de Condorito, y es que el haber estudiado incapacita a la gente para encontrar trabajo.

¿Para qué va a ser necesario crear más puestos universitarios si después habría que gastar muchísimo más en dar empleo a los doctores y premiarlos por todo lo que honran al país con sus saberes? Más sensato sería dar ese dinero a las empresas para que contraten gente sin conocimientos y sin sentido de justicia social, gente distinta de la que firma el contrato con el único objetivo de organizar huelgas.

Lo que no llego a entender es lo que me responde sobre la necesidad de que el que estudie pague lo que la sociedad le da. Es comprensible que los actuales estudiantes no deseen tal cosa y que sus hijos tal vez prefieran emigrar a Cuba, donde ofrecen becas para estudiantes colombianos, pero para eso hay cientos de miles de jóvenes que sí estarían dispuestos a pagar.

Pero es que yo sigo ilusionado con la idea de que los centros de enseñanza deberían preparar a la gente para ganar más dinero en un mercado abierto, y la realidad, sobre todo respecto a nuestras universidades públicas, es que el paso por esas instituciones imposibilita ese sueño. Y ya que la sociedad no está dispuesta a aceptar esos atroces planteamientos neoliberales, al menos sería deseable que los premiados por tan noble largueza no fueran tantos, porque la miseria es sólo el resultado del parasitismo descomunal de esa capa social, da igual que a veces coopte algunos de los estratos bajos para producir buena imagen.

En resumen: las universidades públicas son una de las principales causas de la miseria, sus egresados no encuentran trabajo como no sea en el Estado y las empresas privadas, cegadas claro está por el fanatismo bushiano y la demencia del lucro desmedido, no encuentran ninguna utilidad a los conocimientos de esos sabios.

Pero es que de eso no se puede hablar, como si hubiera un mandato divino o del dios de los doctores que determinara que una parte de la sociedad fuera próspera sin producir nada. Bueno, perdón, es que las protestas por la "inequidad" y el neoliberalismo no me resultan especialmente útiles para reducir la pobreza.

Pero es lo que subyace a la cultura del país, donde hace sólo un siglo se seguía viajando a lomo de indio. ¿A quién se le va a ocurrir renunciar al saber por ruines criterios de producitividad? A fin de cuentas, si algún colombiano da clases en otros países, como el solucionador de conflictos Alfredo Molano, es gracias a los movimientos utópicos que crearon los profesores de la Nacional, como Camilo Torres Restrepo, o los estudiantes, como Guillermo León Sanz. ¿No son esos egresados los que hacen conocer al país en el exterior?

Lástima no poder complacerlo, no poder admirar tales frutos del saber.

Anónimo dijo...

Entiendo el parrafo en cursiva: como muchas personas aca en EEUU, Palacios tanto lo detesta a Bush, que su odio desdibuja sus opiniones. Vease, por ejemplo, la cantidad de personas que entienden perfectamente que Saddam Hussein era un tirano de los peores, pero luchaban tenazmente para impedir la invasion porque no aguantaron la posibilidad de un exito adscrito a Bush. Palacios, como cosmopolita que es, esta dispuesto a sacrificar no solo a un pueblo ajeno sino al propio!