Uno se levanta con la mejor disposición a hurgar entre las fuentes de ambrosía que hay por todas partes en este paraíso y no deja de hacer hallazgos arrebatadores, de descubrir por fin todo aquello que la vida le había estado ocultando durante décadas. Sí, amigos míos, hay días, y aquí en el paraíso son muchos, en que da gusto acceder a obras en las que la belleza no desmerece la verdad.
Tal prodigio me ocurrió hoy leyendo a la precandidata presidencial Cecilia López Montaño. Ahora entiendo por qué está justificado el orgullo patrio. Es que antes no había leído cosas tan hondas y exactas.
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