Por @Ruiz_senior
Las personas de derecha suelen creer que alguien se convierte en un canalla por efecto de la ideología comunista. Es el clásico error de confundir la causa con la consecuencia. En realidad los canallas encuentran en el comunismo un pretexto para su crueldad y su ambición, una retórica que les permite presentarse unos ante otros como protagonistas de la historia y no como meros desalmados que se las arreglan para hacerse ricos y poderosos a punta de crímenes.
En la historia de Colombia esa crueldad tiene su origen en la Conquista y en la sociedad de castas resultante, y su expresión más típica en la "viveza" del colombianito típico, que encuentra de lo más honroso atropellar a los demás. Cuanto más humillados resulten, cuanto más perverso sea el ardid, mayor es la felicidad y el orgullo de quien comete el atropello.
En el caso concreto del comunismo o "izquierda" (todo lo que en Colombia se llama izquierda es leninismo, cosa que sería inexacta respecto al resto del mundo), la astucia despiadada de los canallas encuentra su materialización más repulsiva en la explotación de las víctimas. Cuando había cientos de alcaldes que no podían acudir a sus despachos por amenazas de las FARC, la "izquierda" se encargó de organizarlos para que presionaran al gobierno en aras de la negociación. Los parientes de secuestrados tenían una organización que dirigía Iván Cepeda Castro con cierta Marleny Orjuela que sigue en las mismas. En Francia los miles de embajadores de las FARC, casi siempre bien pagados con el dinero de los secuestros, movilizaban a los radicales para presionar al gobierno de Uribe para que se sentara a negociar explotando el cautiverio de Íngrid Betancur... Es ya una vieja costumbre.
El "encuentro de víctimas" del domingo forma parte del mismo juego, tal como el programa Las Voces del Secuestro, que no por casualidad pasa en la misma emisora del "colombiano por la paz" Darío Arizmendi. El "heroico periodista" de ese programa sufrió un secuestro de lo más extraño, gracias al cual obtuvo notoriedad. Para obtener financiación pública para vivir en el exterior y cobrar los secuestros fue necesario que las FARC lo intentaran matar muchas veces, ¡siempre fallando! Volvió a aparecer para dictarle las respuestas a un terrorista preso que era útil al montaje que permitió dejar impune a Sigifredo López y finalmente como garante del proceso de paz, para el que advierte que debemos estar preparados para soportar muchas víctimas.
¿Cómo puede estar representando por las víctimas un angelito así, que precisamente dice que tenemos que prepararnos para tenerlas? Es perfecta ocasión de notoriedad y de colaboración con la causa. Estoy completamente seguro de que cualquiera que conociera los antecedentes personales de Herbin Hoyos antes de su "secuestro" le encontraría relación con grupos comunistas. Su desfachatez llega a tal punto que entre las víctimas convocantes incluyó a Sigifredo López.
La desgracia de toda esa situación es que la gente descontenta siempre mira a Uribe y los uribistas como redentores cuando son parte del espectáculo y cada vez más abiertamente cómplices de esos montajes. La inmensa mayoría de los activistas hicieron oídos sordos ante el descarado montaje con que dejaron impune al asesino de los diputados del Valle, a quien el propio Uribe apoyó en su aspiración al Senado en 2010. También muchos aplaudieron el montaje del domingo en la plaza de Bolívar, y un personaje tan típico como el exviceministro Rafael Guarín se quejaba de que el gobierno no mandara representantes al "Encuentro de víctimas".
Aparte de sus cálculos mezquinos y de sus esfuerzos por salvarse de la persecución, el uribismo sólo es "crítica constructiva" al santismo, de cuya Unidad Nacional no se separa. La diferencia entre los políticos más próximos a Uribe y un líder del uribista Partido Social de Unidad Nacional como Augusto Posada Sánchez (que prefiere a Timochenko en el Congreso y no "repartiendo bala" en el monte) es que éste llegó a presidir el Congreso. Aparte de eso, todos apoyan la negociación con Santos con las FARC aunque le encuentran algún defecto que los autoriza a ser críticos.
Muchos se indignan porque les digo eso. A ellos no les parece que alguien debería denunciar los montajes del frente de víctimas, o la monstruosidad judicial que permitió dejar impune a Sigifredo López. Sólo tienen interés en mostrar su lealtad al Hombre Fuerte, seguro a la espera de ascensos que les permitan obrar como Roy Barreras o el citado Posada Sánchez. Realmente no les importa lo que hagan los terroristas sino su buena relación con el poder, si otros se adelantaron a influir en los nombramientos de Santos, ellos esperan su ocasión de apoyar la paz o lo que sea, para lo que servirán los votos que la gente ingenua seguirá depositando por Uribe.
En fin: con todo el descaro imaginable, las FARC le mostraron al mundo su frente de víctimas que a la primera ocasión que las entrevistan están encantadas con la "paz". El único uribista que aludió a eso, el citado exviceministro (que descubrió que Santos iba a negociar con las FARC después de perder el puesto), lo hizo en términos de reconocimiento. La hegemonía fariana que viene, con mucha más sangre que la que se ha visto, tiene autores conocidos: todos los indolentes que lo permiten, interesados sólo en caerle bien al poderoso.
En lo profundo la "viveza" de Herbin Hoyos o de Sigifredo López la comparten los uribistas, que realmente no tienen ningún rechazo al crimen sino a la exclusión de los cargos públicos, ¿o no son casi unánimemente admiradores del vicepresidente, que antes también fue vicepresidente de la Unión Patriótica, el partido abiertamente surgido de las FARC?
La desgracia de toda esa situación es que la gente descontenta siempre mira a Uribe y los uribistas como redentores cuando son parte del espectáculo y cada vez más abiertamente cómplices de esos montajes. La inmensa mayoría de los activistas hicieron oídos sordos ante el descarado montaje con que dejaron impune al asesino de los diputados del Valle, a quien el propio Uribe apoyó en su aspiración al Senado en 2010. También muchos aplaudieron el montaje del domingo en la plaza de Bolívar, y un personaje tan típico como el exviceministro Rafael Guarín se quejaba de que el gobierno no mandara representantes al "Encuentro de víctimas".
Aparte de sus cálculos mezquinos y de sus esfuerzos por salvarse de la persecución, el uribismo sólo es "crítica constructiva" al santismo, de cuya Unidad Nacional no se separa. La diferencia entre los políticos más próximos a Uribe y un líder del uribista Partido Social de Unidad Nacional como Augusto Posada Sánchez (que prefiere a Timochenko en el Congreso y no "repartiendo bala" en el monte) es que éste llegó a presidir el Congreso. Aparte de eso, todos apoyan la negociación con Santos con las FARC aunque le encuentran algún defecto que los autoriza a ser críticos.
Muchos se indignan porque les digo eso. A ellos no les parece que alguien debería denunciar los montajes del frente de víctimas, o la monstruosidad judicial que permitió dejar impune a Sigifredo López. Sólo tienen interés en mostrar su lealtad al Hombre Fuerte, seguro a la espera de ascensos que les permitan obrar como Roy Barreras o el citado Posada Sánchez. Realmente no les importa lo que hagan los terroristas sino su buena relación con el poder, si otros se adelantaron a influir en los nombramientos de Santos, ellos esperan su ocasión de apoyar la paz o lo que sea, para lo que servirán los votos que la gente ingenua seguirá depositando por Uribe.
En lo profundo la "viveza" de Herbin Hoyos o de Sigifredo López la comparten los uribistas, que realmente no tienen ningún rechazo al crimen sino a la exclusión de los cargos públicos, ¿o no son casi unánimemente admiradores del vicepresidente, que antes también fue vicepresidente de la Unión Patriótica, el partido abiertamente surgido de las FARC?
3 comentarios:
Respetable columna pero es necesario aclarar un aspecto importante: Soy un Uribista del común, votante, ciudadano de a pié y como tal NO apoyo el proceso de Paz con narcoterroristas reconocidos internacional mente; como Uribista soy crítico también de los errores cometidos por un hombre llamado Alvaro Uribe Velez asi como de sus aciertos pues NO sigo a Caudillos, solo a su legado y plataforma ideológica. Y para terminar nunca he aspirado a cargos públicos pues, reitero, soy un ciudadano normal en ejercicio de su derecho a opinar políticamente.
Gustavo Adolfo Salazar: entiendo su punto de vista y admito cierto exceso retórico en mi post, pero la cuestión por la que escribí eso es ésta: ¿no es increíble que nadie denuncie la maquinación del frente de víctimas? Tampoco nadie con audiencia entre los uribistas les dijo que Sigifredo López estaba siendo dejado impune por presiones del gobierno y seguramente de Chávez y las FARC, por lo que la inmensa mayoría se aprestaron a linchar al fiscal de DD HH de Cali que se atrevió a intentar aplicar la ley y a Gustavo Durán.
Es decir, admitido, mucha gente que se identifica con Uribe es honrada y no cabe en la descripción de lagartos, aunque es evidente que los hay. Pero el resultado de esa adhesión cuando nadie los orienta es que en definitiva no hay oposición a Santos, y podría haberla, y si bien Uribe no ha manifestado ningún apoyo a la negociación, casi todos los políticos a los que se asocia con él sí lo han hecho (con reparos ridículos, pero lo han hecho) sin que el expresidente diga nada.
No sé si a usted le parezca tolerable que un montaje como el de Herbin Hoyos no encuentre NADIE que lo cuestione, a pesar de su desfachatez. A mí me parece una forma de indolencia tan grave que empieza a ser complicidad.
Por cierto, ¿por qué me tiene bloqueado en Twitter?
¿Exceso retórico?
Si hay un culpable aquí, ese soy yo, por inmoral, por permitir en mis narices que pase lo que pasa.
Por el atajismo, por la indolencia, por dejar que exista algo como el uribismo, que mira inerme como asesinan al vecino, mientras se indigna contra no se sabe quien.
Y a este señor Gustavo Adolfo Salazar Muñoz parece que le cayó el guante pero el ego no se lo deja chantar.
Si no admitimos que somos inmorales y cómplices por no ser capaz de alzarnos contra nuestros verdugos, no tenemos derecho a sentir indignación de ningún tipo.
Cualquiera con un asomo de sensatez está deacuerdo con el biensabido discurso terrorista. ¿Pero es que acaso alguien que quiera someter a un humano puede hablarle de algo diferente?
El problema de Colombia no son Las Farc, ni la corrupción, sino los colombianos, esos que miramos detras de las cortinas a presenciar un atraco para luego de la fuga, salir a preguntar: ¿lo atracaron?
Para nada es un exceso retórico desenmascarar a los taimados colombianos y a los que hacen de las suyas en ese otro de tantos circos en Noruega
Con palmaditas en la espalda seguimos de culos pa'l estanque.
Es tan peligroso lo que pensamos y somos, que llegamos a creer que la rebelión es mala per se, porque eso nos hicieron creer (y lo queremos creer en el fondo).
No señor, esto no lo arreglan los verdugos, lo arreglamos nosotros , en la casa, coordinando, leyendo prensa, y multiplicando el.modelo al barrio.
Claro todo será esteril si no hay bases morales. Es demasiado pedir.
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