Parece que a pocos les importa resolver este
interrogante, así como muchos otros que han surgido desde que nos fueron revelados
los diálogos secretos que el gobierno de Juan Manuel Santos adelanta con las
FARC fuera de Colombia y a espaldas de todo el país. Sin embargo, a mí no sólo
me importa el paradero de la terrorista holandesa sino cómo hicieron para
sacarla de Colombia, para que al final esta terrorista terminara siendo una de
las negociadoras en los diálogos de paz. No se me ocurre nada distinto a lo
mismo que sucedió hace relativamente poco con otros 29 cabecillas de las FARC,
a quienes alegremente el fiscal Montealegre les levantó las órdenes de
captura que recaían sobre ellos, siguiendo órdenes precisas del mismo
presidente de la república.
Según el ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, la
terrorista holandesa lleva más o menos un año fuera del país. Sí, señores,
Tanja Nijmeijer goza de plena libertad desde hace un año y hasta ahora el
ministro de Defensa nos lo confirma, ni siquiera lo denuncia sino que
descaradamente confirma que esta criminal ya no se esconde en la selva
colombiana sino que ahora vive a sus anchas fuera del país, protegida por el
mismo gobierno colombiano, el cubano, el noruego y otros cuantos que están
igualmente entusiasmados en dejarnos en manos de esta caterva de criminales.
Y así como la propaganda nazi fue todo un éxito en la
Alemania de los años treinta, la propaganda de la falsa paz que promete este mentiroso
gobierno ha ido calando con la suficiente rapidez hasta lograr que nadie se
extrañe ni reaccione contra semejante anuncio que nos hace Pinzón, que es tan
grave como que el fiscal Eduardo Montealegre admita que ayudó a fugar a 29
cabecillas de las FARC y todo siga tan normal, como si aquí no pasara nada. Es
que no hay un solo medio que los denuncie, ni un solo congresista o senador que
ponga el grito en el cielo contra semejante despropósito. Así no sea el
conducto regular y vaya en contra de toda la institucionalidad del Estado
colombiano, la negociación continúa tranquila por su cauce sin siquiera padecer un solo tropiezo. Mucha prudencia sí piden el gobierno y los cabecillas de
las FARC, que ya parecen hablar al unísono y en el mismo lenguaje. La suerte de
Colombia fue echada por la borda y nadie parece inmutarse. Ni siquiera el descarado
silencio que guarda el presidente frente a estos graves hechos despierta la más
mínima suspicacia de los más importantes críticos de los procesos de paz. ¿Será
que al final de cuentas están de acuerdo con que esto pase? ¿Será que están
esperando a que Colombia vuelva a ser la de 1998 para que por fin alguien tenga
la entereza de oponerse seriamente a la claudicación de toda una nación ante
sus más viles victimarios? Quizás cuando eso ocurra, ya sea demasiado tarde y
recuperar el rumbo sea mucho más difícil de lo que ahora podría parecer.
Mientras esperamos a que algún líder tenga la
iniciativa de denunciar seriamente a este gobierno cómplice de los
narcoterroristas, Tanja y los otros 29 camaradas lograron evadir la justicia colombiana,
viven a sus anchas y comen y beben manjares en Cuba o en Oslo, pero quienes
definitivamente no nos libramos del flagelo del terror somos los millones de
colombianos que aún tenemos la osadía de residir en el país. Un país en el que
cada día es más tormentoso vivir, pues “curiosamente”, los diálogos de paz sólo
han sabido traernos más barbarie, más inseguridad y más zozobra, algo que
habíamos advertido algunos columnistas de este blog, incluso antes de que
Francisco Santos nos revelara la verdad oculta, y no tanto, de este gobierno
criminal.
Aquí no existe una relación de gana-gana por ninguna
parte, pues en la medida en que las FARC ganan terreno y celebran este logro,
Colombia entera pierde en seguridad en institucionalidad y su propia dignidad. Tardaremos
mucho en volver a retomar el rumbo perdido, y en todo caso, ¿quién dijo que las
FARC deben ganar algo?
1 comentario:
Yo insisto Chavez colaboro a Santos vaya uno a saber que negocios con las mafias del mundo tienen Exccelente articulo
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