Por @AdasOz
Las FARC ya se sienten triunfantes y no es para menos, pues a día de hoy es evidente que los terroristas se han salido con la suya. El resultado de todas estas décadas de barbarie en Colombia finalmente está cumpliendo su objetivo principal: el sometimiento definitivo de la sociedad ante sus victimarios, quienes poco a poco y con la colaboración del presidente Juan Manuel Santos, han venido imponiendo un sistema totalitario.
Con la marcha por la Paz, la Democracia y la Defensa de lo Público, que se llevará a cabo el próximo 9 de abril, impulsada por el gobierno nacional y por el distrital, queda claro que el país ha sido cedido al terrorismo, gracias a la desafortunada alianza de nuestro presidente con los criminales.
Solamente con el título de la marcha ya envían un mensaje que reivindica todas las formas de lucha utilizadas por el narcoterrorismo para someternos, pues ellos siempre han sostenido que son un ejército “liberador” que lucha por la emancipación de un pueblo sometido por un Estado “opresor” y que solamente cuando ellos lleguen al poder habrá “democracia”. Pero en realidad ellos solo recurren a la corrupción del lenguaje para generar confusión entre las masas, ya lo que sucede en Cuba es completamente inconstitucional y por ende, antidemocrático.
La “paz” para este grupúsculo de criminales no es otra cosa diferente a la reivindicación de sus crímenes por medio de la impunidad que se les ha concedido, al tiempo que se convierten en las principales víctimas de un conflicto que en la realidad no existe. El mensaje que envían a la sociedad, cada vez más crédula, es que la única posibilidad para hacer la paz es cediendo ante el chantaje terrorista, pues el uso de la estrategia militar es una medida “extrema” que baña de sangre al país. Lo que los eufóricos marchantes no alcanzan a captar es que en estos años de negociación la barbarie criminal aumenta día a día. Sistemáticamente lo ignoran mientras exigen sumisión total a las Fuerzas Armadas hasta que dejen de combatir del todo.
Con la Defensa de lo Público buscan convertir a Colombia en un Estado benefactor en el que todo el mundo demande derechos y evite a toda costa cumplir con sus deberes. De esta forma, destruyen todo cuanto pueda generar capital privado, desarrollo, industria y empleo, con el fin de concentrar la riqueza entre un grupo cada vez más reducido de personas (ellos), quienes mediante la creación de subsidios y ayudas aseguran sus votos por un período prolongado de tiempo entre la población cada vez más empobrecida y necesitada. La clave del comunismo light es precisamente generar pobreza, ya que es ésta la que les asegura su permanencia en el poder.
Ellos no son mayoría, pero sí son expertos en hacer ruido y en movilizar gente que les permita mostrarse favorecidos ante determinada circunstancia. En este caso, y tal como lo explicó el alcalde Gustavo Petro, su interés es movilizar al menos un millón de personas en Bogotá, lo que les servirá para la propaganda de claudicación y mostrar así una mayoría que no existe. Para ello, se valdrán de varios sectores de la sociedad, como los estudiantes, muy seguramente los sindicatos estarán allí presentes y gente que seguramente asistirá sobornada. Pero además, van a estar presentes de funcionarios del Estado y del Distrito.
Por ejemplo, otro de los propósitos que claramente expresa Petro en su discurso de lanzamiento de la marcha del 9 de abril es el de “neutralizar toda una construcción política y social que intenta sabotear la paz”. Esta simple frase demuestra que no son mayoría, y que como menciona más adelante en el video, temen que ese grupo de personas logren destruir el sueño totalitario que planean imponer antes de que termine el primer período presidencial de Santos. Como para variar, recurre a la falacia de acusar a Uribe por la violencia que padece Colombia por haber gobernado ocho años, ignorando sistemáticamente que fue durante ese período cuando más se redujeron los índices de violencia, comparado con los períodos presidenciales inmediatamente anteriores, que fueron fatídicos.
La movilización tiene varios aspectos claves que el alcalde explica. En primera medida, tiene que llevarse a cabo el 9 de abril, fecha que coincide con el aniversario del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Así es como el comunismo pretende reivindicarse como principal víctima de la violencia. Y en segunda medida, Bogotá es la ciudad clave para mostrar la propaganda en favor del terrorismo. Esto explicaría con mayor razón la importancia que significaba para Juan Manuel Santos el que Petro se convirtiera el alcalde de Bogotá. En realidad le convenía para su proyecto de claudicación, pues desde el distrito cuenta con un aliado que se lo ayuda a financiar y a promocionar. Este hecho lo explica claramente el exmilitante del M19 y ahora columnista de El Tiempo, Héctor Pineda:
Las cartas del juego del Presidente, inevitablemente, realinearon las fuerzas políticas y sociales. El propio Juan Manuel Santos organizó la "mesa de la unidad nacional", con los antiguos comensales uribistas y, adicional, sirvió un plato para los verdes. La orilla social y política se movilizó en la 'marcha patriótica' y la ciudadanía decidió, contrariando pronósticos, poner en manos de un grupo significativo de ciudadanos, en cabeza de Gustavo Petro, el segundo cargo más importante de elección popular: la alcaldía de Bogotá.
Recordemos que las candidaturas a la alcaldía de Gina Parody, David Luna y Juan Manuel Galán, fueron apoyadas por Juan Manuel Santos para ayudar a dividir los votos de Enrique Peñalosa y de esa manera ayudar a que Petro ganara las elecciones. La recompensa para cada uno de ellos por haber cumplido con su misión, fue un puesto burocrático dentro de la Unidad Nacional, sin importar que el cargo que después ocupasen fuera completamente inútil.
Con la marcha del 9 de abril se pretende homenajear a las víctimas y cualquiera pensaría que la Ley de Víctimas está diseñada para reparar a todas y cada una de las personas que han sufrido directamente el flagelo del terrorismo, sin embargo, cuando el columnista Pineda menciona que una de las “cartas de fondo” y de “quiebre definitivo” de Santos fue poner del mismo lado al Gobierno, al Estado y a las víctimas, queda un sinsabor que unos párrafos más adelante nos aclara de la siguiente forma (con pésima redacción, eso sí):
Hasta, ahora, como se puede constatar, el común denominador del variopinto bloque social y político al que me he referido, con sus matices, lo ha constituido la férrea convicción de porfiar en el camino del diálogo para el fin del conflicto y el de restablecer los derechos de las víctimas, devolviendo a sus legítimos dueños las tierras del despojo paramilitar, principales victimarios.
Si para el “ilustre” Pineda los paramilitares son los principales victimarios, entonces ¿quienes son las víctimas? No es que yo pretenda insinuar que no hay víctimas de los paramilitares ni mucho menos, pero sus cabecillas están pagando penas en cárceles en Estados Unidos y los de menor rango las pagan aquí en Colombia. A lo que me refiero, es a que el columnista elude descaradamente la responsabilidad que han tenido las FARC sobre el terrorismo que han sembrado por más de medio siglo dejando miles de víctimas a su paso, pero además, reafirma las declaraciones de los cabecillas farianos cuando afirmaron ser las principales víctimas del “conflicto”. Esto indica que la Ley de Víctimas sirve como plataforma para reivindicar a esta banda narcocriminal y que las verdaderas víctimas seguirán igual que ahora: hundidas en el más profundo olvido.
Ahora bien, para mayor intranquilidad de los bogotanos, en el video Petro les confiesa sin ruborizarse a dónde va a parar el dinero de sus impuestos. Dice que va a destinar recursos del Distrito para garantizar que la marcha sea segura, es decir exitosa, multitudinaria y prolongada (piensan hacerla durar todo el día). ¿Se imaginan ustedes cuánto dinero de nuestros impuestos serán destinados para la famosa movilización reivindicativa del terrorismo? Está claro entonces que mejorar las condiciones de vida de los bogotanos no es una prioridad para este señor ni para Santos. La ciudad seguirá sumiéndose en el abandono y en el atraso a costa de la claudicación. ¿Están dispuestos los bogotanos a permitir que los costosos impuestos que pagan se destinen a legitimar terroristas en lugar de destinarlos a la mejora de la malla vial, por ejemplo? Este par de funestos personajes y sus socios narcoterroristas saben que tienen todas las de ganar porque al final de cuentas a nadie le importa. Nadie hará nada ni alzará su voz para evitarlo.
Al final dice Pineda, “el 9 de abril, los más, estamos citados”, y tiene razón. Los más, que somos Ud., el lector, yo y otros cuantos millones, tenemos la obligación de manifestarnos, de mostrar nuestro descontento ante semejante desfachatez y enviarle un mensaje a toda Colombia y al mundo rechazando con contundencia el esfuerzo que hace el cogobierno FARC-Santos para arrodillar al país ante nuestros eternos y principales victimarios.
1 comentario:
Es que es increíble (min 2.15):
Quienes creen que debe haber una salida "pacífica" al "conflicto armado" son los asesinos que ponen bombas y cobran secuestros. Y la gente se traga esto sin chistar.
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