Por Jaime Castro Ramírez
Las garantías constitucionales solamente tienen vigencia y aplicabilidad en un escenario democrático real, valga decir, que no es suficiente simplemente hablar de democracia, o que por hacer elecciones ya se configura de hecho tal condición; empezando por el respeto y garantía de pulcritud en el proceso electoral, respeto a las libertades individuales, la libertad de expresión, la libertad de prensa, independencia de poderes, derecho a la protesta, garantías a la oposición, respeto a la propiedad privada, etc.
Cuando estas bondades de la democracia se restringen, o simplemente se niegan, se está entonces en presencia de una democracia de papel, pues solo sirve para identificar engaños provistos de despotismo, y para que el gobernante intente proyectar una imagen de apariencia democrática ante la comunidad internacional. Este tipo de conductas causan repulsión a la sociedad que ve lesionados los intereses ciudadanos, pero además con el ingrediente oprobioso del sometimiento a dichas prácticas. Como la realidad identifica la existencia efectiva de hechos cumplidos, entonces hay que nombrar las cosas por su nombre, y decir que en esta clase de escenario político se configura, no una democracia, sino una dictadura en la extensión de sus oscuros propósitos.
El panorama político venezolano
El caso de la república de Venezuela causa demasiada preocupación para los demócratas solidarios con la causa de este país y su democracia. Desde hace 14 años Venezuela ha venido en un proceso peligroso de desinstitucionalización y de pérdida de los valores democráticos. La causa obviamente no ha sido otra que el audaz ensayo político del socialismo del siglo XXI. Aquí se demuestra una vez mas que históricamente el socialismo se ha caracterizado por desintegrar la democracia, pervertir los medios de producción atentando contra la propiedad privada, y en consecuencia, solo produce miseria.
Las elecciones del 14 de Abril de 2013 en Venezuela solo dejaron grandes dudas sobre la honestidad del resultado de ese proceso en las urnas. Esto equivale a que la imagen que quedó fue la de la configuración oficial de un gran fraude electoral. Como no existe independencia de poderes, existe entonces un Consejo Nacional Electoral en manos del chavismo, y por consiguiente carece absolutamente de neutralidad por falta de imparcialidad política, lo cual solo crea profunda desconfianza en el manejo de los resultados electorales.
La política ejercida por la oposición en estas condiciones de falta total de garantías electorales, se convierte en solo una burla por parte del chavismo que regenta el poder.
Riesgos complementarios para la democracia
No solo la democracia está expuesta al riesgo ocasionado por movimientos subversivos alzados en armas, también la acción del gobernante déspota que niega los elementales derechos democráticos a sus gobernados, y que acude al colmo de la negación al impedir el derecho de la oposición al reconocimiento de un triunfo electoral, sino que además aparecen otra clase de personajes con el rango de gobernantes de países ‘democráticos’, a quienes el carácter personal, y el carácter político como estadistas, les es escaso, y por lo tanto actúan como instrumentos pasivos para validar ese funesto comportamiento antidemocrático mediante una acción de diciente complicidad, y tan peligrosa, o más, que la del autor material del delito conocido como fraude electoral.
Este juego que atenta contra los principios democráticos tuvo un escenario ‘ideal’ en la reunión de presidentes de los países de UNASUR programada el día 18 de Abril de 2013 en Lima (Perú), dizque para estudiar el caso de la controversia por el resultado de las elecciones presidenciales en Venezuela. Allá lo que iba a ocurrir, como efectivamente ocurrió, era confabularse con el señor Maduro para reconocerlo como presidente de Venezuela, sin tener en cuenta el tan cuestionado resultado electoral, ni el justo reclamo de la oposición. A manera de contentillo insubstancial, los presidentes dijeron que estaban de acuerdo con que se examinara el 100% de la votación, pero a la vez aceptaron lo más contradictorio posible: que Maduro se posesionara al día siguiente como presidente, antes de conocerse el resultado de la auditoría, y de inmediato viajaron a Caracas al festín de posesión, entre ellos el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos Calderón, aunque más del 90% de los colombianos no aceptaban ser representados en ese acto que lesiona la democracia del pueblo venezolano.
A propósito, y por si quedaba duda alguna sobre las consecuencias de esa especie de burla en la reunión de Lima, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, por boca de su presidenta, dice ahora que “lo hecho no tiene reversa, y que no se efectuará reconteo de los votos, sino una auditoría”. Esto parece un juego tramposo sin límite de descaro, pues ¿cómo se hará una auditoría sin contar los votos?
Lo que se puede colegir entonces es que el resultado de esta incógnita es muy elemental de encontrarlo: No va a pasar nada con el cuento de la tal auditoría, y Maduro se quedará en el poder usurpado a la voluntad popular venezolana.
1 comentario:
Eso se esperaba, porque ya estaba planificado asi por el chavismo, ahi no tenian posiblidad de perder, todo estaba previsto asi.Pero la reunion en Peru si es realmente un golpe a la democracia latina.Y lo mas denigrante es el apoyo descarado de Santos a esa patraña. Ahi demostro nuevamente su traicion al pueblo Colombiano, sus verdaderas intenciones comunistas. Debemos estar alerta, porque ahorab si se descaro este peon de los mamertos y guerrillos.
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