14 may 2013

Dictadorzuelo en cierne

Por Jaime Castro Ramírez

Estar proyectando una clase de conducta o forma de actuar, equivale a los inicios de una acción futura por parte de los individuos comprometidos con una causa. La clase de acción depende de la intención con que se pretende crear impacto ante la sociedad, intención que puede estar ávida de cualquier tipo de codicia, incluso fingiendo buenos propósitos para poder engañar la voluntad ciudadana, pero con una finalidad implícita que posteriormente puede llegar a ser decepcionante para quienes aceptan comprometerse con tesis inciertas, y lo pueden aceptar quizás conscientemente, pero sin conocer el verdadero fondo direccionado con que suele actuar el impostor.

Cuando de política se trata

Un escenario propicio para los impostores es el escenario político. Allí se pueden conjugar toda clase de maniobras engañosas, para lo cual se valen de la ignorancia de la gente, y para ello acuden a las clases más pobres de la población para prometerles ‘sacarlos de la pobreza’ si apoyan electoralmente sus planteamientos, que generalmente son solo audacias socialistas irrealizables.

Infortunadamente, estos timadores de la voluntad humana suelen encontrar eco en la necesidad apremiante de la gente, y entonces proceden a convertir las personas en los llamados ‘idiotas útiles’ que apoyan sus causas perversas; causas que son iniciadas con la táctica de ideologizar políticamente el pensamiento ciudadano, pero por supuesto que el paso previo es iniciar indisponiéndolo en contra del poder legítimo de la democracia. Así actúan quienes su conciencia se nutre de egoísmo y de a una especie de psicopatía política para luego someter a sus adeptos.

Lo que pretende el alcalde de Bogotá Gustavo Petro

No es un secreto que el señor Petro dizque tiene ambiciones presidenciales. Tampoco sorprenden sus acciones de carácter desafiante con que responde a cualquier objeción que recibe por su talante como alcalde que le corresponde gobernar en Bogotá, pues lo que se observa es simplemente un desgobierno en la ciudad. Podrían citarse solo algunos ejemplos de los desaciertos que conllevan a tal desgobierno: El sonado caso del equivocado y traumático manejo de las basuras después de que venía funcionando eficientemente con empresas privadas que prestaban el servicio, las condiciones lamentables de la malla vial, el manejo de la movilidad y el sistema integrado de transporte, tratar a los adictos a las drogas suministrándoles ‘tratamientos’ con otras drogas que igual crean dependencia como la marihuana, enfrentamiento con el concejo de la ciudad, constante inestabilidad en los cargos de los principales funcionarios del distrito, etc.

Como respuesta a esta clase de políticas que entorpecen el funcionamiento de Bogotá, se gestó entonces la idea de revocatoria del mandato del alcalde, para lo cual se recogieron más de 600 mil firmas de ciudadanos que apoyan esta decisión.

Procedimiento dictatorial del alcalde

Una vez entregadas a la Registraduría Nacional del Estado Civil las firmas para la revocatoria, Petro solicitó a esta institución que le entregara copia de los archivos de esas firmas, y se sabe que lo hizo con el fin de tomar represalias de despido con personas que identifiquen como relacionadas con el Distrito, ya sea como funcionarios, como contratistas prestadores de servicios, o cualquier otro tipo de vinculación. Como se dice coloquialmente, el alcalde ‘peló el cobre’. Primero que todo es un abuso contra la libertad ciudadana de expresarse sobre un mal gobierno a través de la revocatoria (derecho amparado por la Constitución), y luego contra las libertades individuales de las personas de decidir sus propios actos, pues los gobernantes se deben al pueblo que los elige y les otorga la representación y el poder, y por lo tanto tienen la obligación de respetar sus decisiones de exigirles rendición de cuentas sobre el cumplimiento de su gestión.

Se observa que Petro fue buen alumno de su desaparecido amigo dictador Chávez, pues éste en eventos electorales utilizaba el mismo procedimiento de intimidar a las personas con amenazas de votarlas de los empleos porque pensaban diferente a sus caprichos políticos de sometimiento de voluntades.

Lo importante de este episodio es que Petro ‘se adelantó a ejecutarlo’, pues si es que pretendía ser presidente de la república… ahora los colombianos ya quedamos notificados sobre cuál es su perfil autoritario que lo proyecta hacia realidades dictatoriales. Tal vez le falló el momento para hacerlo, y también le falló el cálculo político, pues Chávez lo hizo cuando era presidente.

Los traidores confesos, en política, como en otros eventos, suelen quedar a la orilla del camino.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jaime Castro es el mismo Jaime Ruíz?
Escriben igualito...

Ruiz_Senior dijo...

Anónimo, es como esas personas que creen que el chino es lo mismo que el árabe: en ninguno de los dos idiomas se entiende nada.