4 sept 2013

La cosecha de Enrique Santos

Por @Ruiz_Senior

En el reciente debate de los precandidatos uribistas con María Jimena Duzán se describió a Francisco Santos con esa frase de su entrevista con la misma periodista hace casi un año.
... un país donde el presidente es un Santos, el director del primer periódico del país está casado con una Santos, el director de la revista más importante es un Santos, el que está trabajando tras bambalinas por la paz es un Santos y el que le hace la oposición es un Santos, no existe ni en África.
Como entonces se trataba de respaldar la componenda de La Habana, a nadie le llamó la atención el sobreentendido racista de la alusión a África, cosa que no ocurrió con el concejal que habló de la merienda de negros o el diputado antioqueño que se oponía a invertir dinero departamental en el Chocó. El linchamiento en las redes sociales, continuación de las masacres por otros medios, se aplica cuando conviene al hampa reinante.

Pero aparte de la curiosa ocurrencia de buscar una candidatura presidencial después de afirmar eso, la idea de que Enrique Santos Calderón está "trabajando tras bambalinas por la paz" es una perla de ésas que los uribistas pasan por alto porque los uribistas son un tipo de personas capaces de sostener varias opiniones opuestas a la vez.

Pero antes, en la misma entrevista, el precandidato se había atribuido en alguna medida el origen de las gestiones de "paz" de su primo.
M.J.D.: ¿Qué opina de las gestiones de su primo Enrique Santos Calderón? 
F.S.: Pues mire: el jugó un papel clave en todo esto porque los conocía, y su presencia generó una gran confianza. Es más, yo le dije al principio de este gobierno esta frase: “¡Lo que usted ayudó a armar ahora ayúdelo a desarmar!”, ¡Es que por la revista Altenativa pasaron todos los grupos guerrilleros!
Para los terroristas la presencia del hermano mayor del presidente generó una gran confianza porque a fin de cuentas es su jefe: el que a través de García Márquez tenía una relación con Fidel Castro y cobraba los crímenes desde la dirección del principal periódico. Otra cosa es la increíble confusión de los uribistas, que tienen la rara virtud de sostener a la vez opiniones contrarias, de aplaudir la negociación y a la vez condenarla. 

De modo que el trabajo tras bambalinas por la paz de Enrique Santos consiste en "desarmar lo que ayudó a armar", pero vendría a suponer que las FARC se someten, cuando lo que se ha visto es que cada vez exigen más y presionan más, ahora usando el movimiento estudiantil para las protestas urbanas y explotando la épica del bochinche, que fue junto con Alternativa la escuela del actual secretariado.

Dada la evidente disposición del gobierno a premiar a los terroristas, a ayudarlos a lavar sus billones, con los que controlarán cómodamente la política colombiana (baste pensar que la inmensa mayoría de los congresistas actuales eran uribistas hace cuatro años), se puede decir que lo que hace Enrique Santos es COSECHAR lo que entonces sembró, aunque ya hubo una jugosa cosecha en 1991, cuando el poder judicial pasó a manos de sus subalternos del M-19 (nadie aclarará nunca si es verdad o no que el autor material del asesinato de Mercado fue después magistrado de la CSJ).

La verdad es que el hermano mayor del presidente nunca ha dejado de conspirar a favor del terrorismo, ni de coordinar las labores de las diversas marcas de la conjura: tanto las FARC como el ELN y el M-19 obedecían órdenes de La Habana, que transmitía y transmite Enrique Santos. Para entenderlo baste atender a lo que afirma el primer director de Alternativa.
La tercera Alternativa guerrillera opera tras una transición de pleitos internos, retirada de la mitad de los socios, entre el n.º 90 y el 110, y que se prolonga luego hasta la liquidación de la revista. Consolidada bajo la dirección de Enrique Santos tiene la estrecha asesoría de Jaime Bateman y el montonero, «el gordo» Paco. Es una Alternativa de combate que rechaza la elaboración de análisis, teorías y reformas propias de ”los intelectuales”- Rechaza también el quehacer político para consagrar la insurgencia y la rebelión armada. Inmersa en la estrategia cubana de la Tricontinental y la formación de los mil vietnams antiimperialistas. 
Marcha al unísono con las tácticas de combate empeñadas por los Tupamaros, los Montoneros, los Movimientos de Izquierda Revolucionaria y por supuesto del ELN. Jaime Bateman está en plena acción, en 1977-1978, crítico de las FARC y constructor de la Anapo radical y del M19. Después del robo de la espada del Libertador y antes de la toma de la embajada Dominicana, padece la urgencia de dotar a su movimiento, el M19 y luego Firmes, de una publicación de envergadura nacional, con su ideología inmarcesible del “sancocho a la colombiana”: acciones intrépidas y consignas de raca mandaca. 
Lo intenta una primera vez con la “Alternativa del pueblo”, pero al parecer no logra asumir la dirección, sino la militancia de algunos. En la segunda arremetida gana Bateman con la venia de García Márquez… y de Fidel supongo –porque ambos prefieren a un chico más travieso y mágico que a todos sus Aurelianos Buendías peleados en mil guerras, pero ya a la espera de la pensión de retiro: Manuel Marulanda, Jacobo Arenas, Fabio Vásquez Castaño…

La revista toma pues su nuevo rumbo rompiendo un histórico record Guiness con más de un millón y pico de denuncias en su corta vida, hasta su caída final en el misterioso trance, pocos meses antes de la toma de la Embajada Dominicana (7.2.79) con 13 embajadores y el nuncio del Vaticano a bordo.
La coordinación de toda la conjura la lleva a cabo el hermano mayor de Santos, y la entrega del país a los terroristas no es más que la consumación de lo que empezó en 1974. Con el mismo acompañamiento de entonces: como ya he explicado muchas veces, se trata de la vieja dominación y para ofrecerle resistencia haría falta que la gente concibiera otra forma de vivir.

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