Dos indicadores de desarrollo casualmente publicados hoy martes 3 de diciembre podrían servir para resumir lo que ha sido la obra de Santos. Pero no hay que obstinarse con la culpabilidad de Santos pues de no ser por las condiciones morales de los colombianos no habría podido sacar adelante su infame plan.
El primero es el índice de percepción de la corrupción de Transparency International, que confirma los datos de 2012 en que Colombia ocupaba el puesto 94 entre los 177 países evaluados. Comparado con 2009, el último año en que Uribe fue presidente hasta el final, Colombia ha caído 19 puestos. Un dato abrumador, patente: la corrupción se ha disparado durante el gobierno de Santos.
La noticia la intentaron camuflar y maquillar con sus burdas técnicas habituales, pero a fin de cuentas quien quiera enterarse lo hace. Lo interesante es que el dato no figura en las columnas de la prensa, dada la tarea a la que anda dedicada ahora, pero a partir de ahí queda la impresión de que no interesa a nadie. Los profesionales del odio a la corrupción son los principales beneficiarios del régimen, si la corrupción aumenta es en parte porque ellos están distraídos robando. Lo mismo se puede decir de los académicos típicos que tanto calumniaban al gobierno de Uribe.
Los datos del informe PISA son aún más desalentadores, muestran más hasta qué punto la complacencia del gobierno con los terroristas y sus clientelas es destrucción automática de todo lo que se pudiera haber alcanzado antes: cuanto más se hace de la educación un "derecho", más se vuelve sólo un mecanismo de dominación de los dueños del Estado y menores son los conocimientos y destrezas de los educandos.
Voy a copiar un párrafo de la noticia que aparece en El País porque vale la pena contrastarlo con las reacciones del régimen:
El primero es el índice de percepción de la corrupción de Transparency International, que confirma los datos de 2012 en que Colombia ocupaba el puesto 94 entre los 177 países evaluados. Comparado con 2009, el último año en que Uribe fue presidente hasta el final, Colombia ha caído 19 puestos. Un dato abrumador, patente: la corrupción se ha disparado durante el gobierno de Santos.
La noticia la intentaron camuflar y maquillar con sus burdas técnicas habituales, pero a fin de cuentas quien quiera enterarse lo hace. Lo interesante es que el dato no figura en las columnas de la prensa, dada la tarea a la que anda dedicada ahora, pero a partir de ahí queda la impresión de que no interesa a nadie. Los profesionales del odio a la corrupción son los principales beneficiarios del régimen, si la corrupción aumenta es en parte porque ellos están distraídos robando. Lo mismo se puede decir de los académicos típicos que tanto calumniaban al gobierno de Uribe.
Los datos del informe PISA son aún más desalentadores, muestran más hasta qué punto la complacencia del gobierno con los terroristas y sus clientelas es destrucción automática de todo lo que se pudiera haber alcanzado antes: cuanto más se hace de la educación un "derecho", más se vuelve sólo un mecanismo de dominación de los dueños del Estado y menores son los conocimientos y destrezas de los educandos.
Voy a copiar un párrafo de la noticia que aparece en El País porque vale la pena contrastarlo con las reacciones del régimen:
En el puesto 62 se encuentra Colombia, penúltimo país latinoamericano de la lista antes de Perú –último-, la nación de la región que más ha retrocedido en los últimos tres años, ya que el país que lidera Juan Manuel Santos ha caído 10 posiciones con respecto al año 2009. Colombia obtiene 376 puntos en matemáticas; 399 en ciencia y 403 en lectura.
Son datos que en otro país preocuparían, pero realmente en Colombia el conocimiento y la inteligencia no le interesan a casi nadie y sólo se piensa en ostentar lujos y obtener rentas cómodas. Mejor dicho, esa actitud es la causa de que sea ése el resultado de las evaluaciones. Pero ¿qué mejor que la opinión de la ministra?
PISA destaca avances significativos en Colombia entre 2006 y 2012: pic.twitter.com/WfpTwOVFuP
— María Fernanda Campo (@MariaFCampo) diciembre 3, 2013
En alguna parte del informe encontró un párrafo que parecía elogioso, y que probablemente aludía a logros del gobierno Uribe y ni corta ni perezosa la ministra salió a lucir su "éxito", como si un retroceso tan desastroso no tuviera que ver con ella.
Más elocuente fue el alcalde de Bogotá elegido por la inversión de Santos:
Estamos a punto de cerrar la brecha de calidad entre la educación privada y la educación pública en Bogotá.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) diciembre 3, 2013
Tiene razón, los diez puestos de descenso en el informe PISA lo confirman: ya han rebajado el nivel de la enseñanza privada al de la pública. Sin el menor pudor los intelectuales colombianos desisten de preocuparse porque el rendimiento general es bajísimo, y en lugar de eso andan preocupados porque los colegios buenos son mejores que los colegios malos. Petro también festeja los logros de que seguramente está muy orgulloso, como la ministra.
Pero su convicción va más lejos, aludiendo esta vez al informe PISA (supongo que lo conocería cuando publicó el tuit que comenté antes), respondía a un comentarista:
Pero su convicción va más lejos, aludiendo esta vez al informe PISA (supongo que lo conocería cuando publicó el tuit que comenté antes), respondía a un comentarista:
@DanielRaisbeck lo que indica el fracaso en pruebas PISA que tuvo la nación. Es que hay que fortalecer financieramente la educación pública
— Gustavo Petro (@petrogustavo) diciembre 3, 2013
Es decir, típico avivato, aprovecha la desgracia para reclamar recursos para su clientela. Cuanto más se le entregue a Fecode peores resultados educativos habrá, pero ¿hay alguien que no lo sepa?
A Santos no le ha tocado una gran catástrofe, tenía a la guerrilla arrinconada y una situación económica que tal vez fuera la mejor de Colombia en su historia. Todo se lo gastó en comprar apoyos, en cebar parásitos y en pagarse la propaganda. La percepción de la gente apolítica o ajena a la política es apacible porque ha habido mucho dinero, fruto de los avances en seguridad de la era Uribe, pero a pesar de eso la realidad demostrada en esos datos es un retroceso brutal.
A Santos no le ha tocado una gran catástrofe, tenía a la guerrilla arrinconada y una situación económica que tal vez fuera la mejor de Colombia en su historia. Todo se lo gastó en comprar apoyos, en cebar parásitos y en pagarse la propaganda. La percepción de la gente apolítica o ajena a la política es apacible porque ha habido mucho dinero, fruto de los avances en seguridad de la era Uribe, pero a pesar de eso la realidad demostrada en esos datos es un retroceso brutal.
La suerte de Santos es que no tiene oposición. Ha pasado el día y el candidato Zuluaga no se ha enterado de los datos del informe PISA y el índice de Transparency International.
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