Por @Camilofz45
Es conocido por muchos
el espíritu traidor del señor Presidente Juan Manuel Santos. Santos ya traicionó al Partido Liberal, a
Álvaro Uribe, a nueve millones de colombianos, a Andrés Pastrana, a Petro, entre otros
cientos de traiciones y fraudes.
En marzo de 2008, en los esplendores de la seguridad
democrática en la que Santos fungía como ministro de Defensa, ese gobierno
decidió bombardear el campamento terrorista de las FARC en Ecuador dando de
baja al terrorista Luis Édgar Devia.
Indignado con la violación de la soberanía, el presidente
Rafael Correa decidió romper relaciones diplomáticas con Colombia. Un año
después el juez ecuatoriano Daniel Méndez Torres emitió
una orden de captura contra el ministro de Defensa Juan Manuel Santos.
El gobierno de Colombia inmediatamente expidió un pasaporte
diplomático al ministro Santos quien se encontraba fuera del país, esto con el
fin de evitar que fuera detenido en algún aeropuerto extranjero.
Santos y los de la cúpula militar y de policía solo tenían
un defensor público en el proceso
judicial que les seguía el juez penal de la provincia de Sucumbíos, el señor
Daniel Méndez. Ahí es donde aparece Fernando Balda –opositor furibundo al
régimen de Rafael Correa–, quien contrató a varios abogados –entre ellos uno
muy destacado y costoso– para que defendiera a Santos del proceso penal que se le seguía en
Ecuador.
La actuación de Balda y los abogados que contrató logró que
se revocara la orden de captura contra Santos y la cúpula militar y de policía
y posteriormente logró el archivo de la investigación. Salvado Santos de las
garras de la justicia ecuatoriana, solo le quedaba a este la gratitud con
Fernando Balda, pero…
Siendo asambleísta Fernando Balda, quien se encontraba en
Colombia desde finales de 2009, fue condenado en el año 2010 por el delito de
injuria no calumniosa grave por denunciar la corrupción y la mafia de un
funcionario cercano a Rafael Correa que manejaba una entidad adscrita a la
presidencia.
Con las críticas ácidas de Balda en un blog en Wordpress.com
a Correa, su gobierno y la corrupción que lo rodeaba, el gobierno de Correa
decide espiar a Álvaro Uribe y a Fernando Balda en Colombia.
Agentes de inteligencia ecuatoriana se hicieron amigos de
Balda diciendo que manejaban una ONG opositora a Rafael Correa. Así
infiltraron a Balda y Álvaro Uribe. Asistieron a una reunión de la
fundación de Uribe, Fundación Internacionalismo Democrático y tomaron notas y
fotos de todo lo que hacía Balda.
Y luego el gobierno de Correa y sus agentes iniciaron la
operación Balda, que no fue más que el intento de secuestro de Fernando Balda
en Bogotá.
La revista
Semana publicó que el 5 de julio de 2012 varias personas disfrazadas de
policías lo abordaron en un taxi y lo llevaron a migración para lograr su
deportación, pero Balda quedó en libertad a las pocas horas. Este hecho
gravísimo muestra la persecución criminal del gobierno de Correa.
Pero el 13 de agosto del mismo año en las horas de la noche
varios hombres lo abordaron y lo subieron en un vehículo a la fuerza. Sí,
señores, Fernando Balda fue secuestrado en Bogotá. Para fortuna suya, un
taxista vio la situación, informó a los taxistas y a la policía, la cual, en
una heroica persecución, logró la liberación de Balda, pero los secuestradores
huyeron. La investigación determinó que agentes ecuatorianos secuestraron a
Balda con la intención de llevárselo a Ecuador por orden de Rafael Correa.
Pero la diplomacia colombiana qué hizo? Nada, guardó
silencio cómplice con la situación, con la clara violación de la soberanía
nacional solo por el gobierno de Ecuador.
Pero la desfachatez mayor no fue el silencio cómplice de
Santos con el gobierno de Correa y su intento de secuestro en territorio nacional,
sino que luego por temor al supremo Correa, Santos ordenó la deportación de
Fernando Balda, léase bien, la deportación de Fernando Balda.
Fernando Balda fue deportado de Colombia el 10 de octubre de
2012 por la cancillería
Colombiana quien justificó la deportación alegando que Balda tenía una
condenada por el delito de injuria. Válgame Dios, la injuria es un delito
menor, mínimo, a nadie extraditan, deportan por una injuria, que para iniciarse
se necesita de querella previa.
Es así como Santos entregó en bandeja de plata a Fernando
Balda al régimen de Rafael Correa. Por un delito de injuria. El gobierno Santos
debió concederle a Balda asilo territorial en razón del delito –mínimo– por el
que era perseguido, por ser víctima de espionaje en Colombia y por los dos
secuestros de los que fue objeto, pero no, el gobierno Santos contemporizó con
el régimen de Correa y le entregó a Balda para que lo encausaran a las buenas o
a las malas, para que lo metieran preso solo por criticar un régimen corrupto y
represor de las libertades y la prensa.
Santos olvidó lo que decía Correa de él cuando era ministro
de Defensa, olvidó Santos que los computadores de Devia, alias Raúl Reyes, y
los 100 mil dólares que le dieron las FARC a la campaña de Correa a través de
los intermediarios Larrea y Chauvín; olvidó Santos los computadores de alias el
Mono Jojoy y olvidó el video verificado en que el malhechor reafirma que las FARC
le dieron 100 mil dólares a la campaña presidencial de Rafael Correa.
Santos olvidó los valores democráticos que defendía en sus
columnas de El Tiempo, olvidó sus críticas y acusaciones a Rafael
Correa, olvidó que Fernando Balda lo ayudó cuando Ecuador la emprendió contra
él. Gracias a Fernando Balda el señor
Juan Manuel Santos no está en la cárcel.
Santos olvidó lo que Balda hizo por él. De lealtad, gratitud
y coherencia entiende muy poco. Eso es claro.
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