Los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo en España anuncian el triunfo de los chavistas en las elecciones generales que se celebrarán por tarde en noviembre. Las listas más votadas en Madrid y Barcelona (los alcaldes son elegidos por el concejo, llamado ayuntamiento o consistorio municipal) corresponden a coaliciones controladas por Podemos, la sucursal del narcoimperio castrista (que ahora cuenta con el apoyo del PSOE, cuyos líderes declaraban antes de las elecciones que no se aliarían con ellos). En varias regiones en que gobernaba el PP tendrá que salir a pesar de haber sido la lista más votada, ya que la suma de diputados de Podemos y el PSOE, y a veces otros partidos, forma mayorías en los parlamentos regionales.
En número de votos, el PSOE queda en segundo lugar, pero sólo porque Podemos no presentó listas propias. En las elecciones generales de final de año, previsiblemente, obtendrá muchos más votos que el PSOE.
Los dos elementos que confluyen para permitir el ascenso de los chavistas son por una parte la crisis económica, que ha dejado secuelas terribles de pobreza y desempleo, y los incesantes escándalos de corrupción que afectan a los dos partidos que han gobernado el país en los últimos 33 años, lo que genera mucha rabia. Y por otra parte la inyección financiera del narcoimperio cubano, que convirtió dos importantes cadenas de televisión en un continuo publirreportaje de los franquiciados chavistas y a las redes sociales en un continuo hervidero de agitación antisistema (se descubrió que la mayoría de los tuits de un TT de Podemos procedían de Venezuela).
Las dos cadenas de televisión abiertas autorizadas hacia 1990 terminaron generando una especie de duopolio que controla las principales cadenas privadas de una oferta de decenas de canales. Los propietarios de ambos grupos son por una parte un consorcio de Berlusconi con el grupo Prisa, dueño de El País y, en Colombia, de Caracol Radio, y por la otra el grupo surgido de la editorial Planeta. Los canales por los que el dinero de los gobiernos sudamericanos llega a esos grupos empresariales son inagotables, además de las relaciones que puedan tener: no hay que olvidar que Planeta sirvió de testaferro a los Santos antes de Luis Carlos Sarmiento, cuando se hizo necesario ocultar el dominio de la familia del futuro presidente en el periódico. El caso cierto es que cualquiera que haya visto los programas de La Sexta y Cuatro sabe que se han dedicado durante muchos meses a la propaganda incesante de Podemos.
En número de votos, el PSOE queda en segundo lugar, pero sólo porque Podemos no presentó listas propias. En las elecciones generales de final de año, previsiblemente, obtendrá muchos más votos que el PSOE.
Los dos elementos que confluyen para permitir el ascenso de los chavistas son por una parte la crisis económica, que ha dejado secuelas terribles de pobreza y desempleo, y los incesantes escándalos de corrupción que afectan a los dos partidos que han gobernado el país en los últimos 33 años, lo que genera mucha rabia. Y por otra parte la inyección financiera del narcoimperio cubano, que convirtió dos importantes cadenas de televisión en un continuo publirreportaje de los franquiciados chavistas y a las redes sociales en un continuo hervidero de agitación antisistema (se descubrió que la mayoría de los tuits de un TT de Podemos procedían de Venezuela).
Las dos cadenas de televisión abiertas autorizadas hacia 1990 terminaron generando una especie de duopolio que controla las principales cadenas privadas de una oferta de decenas de canales. Los propietarios de ambos grupos son por una parte un consorcio de Berlusconi con el grupo Prisa, dueño de El País y, en Colombia, de Caracol Radio, y por la otra el grupo surgido de la editorial Planeta. Los canales por los que el dinero de los gobiernos sudamericanos llega a esos grupos empresariales son inagotables, además de las relaciones que puedan tener: no hay que olvidar que Planeta sirvió de testaferro a los Santos antes de Luis Carlos Sarmiento, cuando se hizo necesario ocultar el dominio de la familia del futuro presidente en el periódico. El caso cierto es que cualquiera que haya visto los programas de La Sexta y Cuatro sabe que se han dedicado durante muchos meses a la propaganda incesante de Podemos.
Los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 y la hábil explotación de su efecto que hicieron los socialistas en los días previos a la elección determinaron el triunfo de Rodríguez Zapatero tres días después (todas las encuestas daban ganador al PP, que intentó culpar a ETA para que no se relacionaran los atentados con su apoyo a la intervención estadounidense en Irak). El gobierno de Zapatero fue el preludio del ascenso totalitario en España, con campañas de odio y el manifiesto interés en demonizar al PP como heredero del franquismo. En realidad el mismo juego de Chávez de dividir a la sociedad y perseguir a los adversarios sin cesar. Lo mismo que hace Santos aunque sin los excesos criminales del tartamudo siniestro.
La economía española había experimentado una notable recuperación durante los dos gobiernos de Aznar (1996-2004) y siguió creciendo animada por la expansión mundial hasta 2007. Pero al estallar la crisis la situación se fue haciendo cada vez más complicada y Zapatero lo ocultó todo lo que pudo para poder ganar las elecciones de 2008, lo cual agravó la situación, a tal punto que un día tuvo que decretar una reducción del 5% del sueldo de los funcionarios. El elemento principal del crecimiento había sido la industria de la construcción, que al implosionar dejó cientos de miles de desempleados y otro tanto de personas que no podían hacer frente a la hipoteca, lo que produjo numerosos desahucios ya en el gobierno de Zapatero.
En noviembre de 2011 el PP obtuvo mayoría absoluta en el parlamento, unos meses antes había conquistado numerosas alcaldías y gobiernos regionales. La crisis continuó y su política se centró en la reducción de los gastos y la flexibización laboral, lo que impidió que hubiera que pedir el rescate a Europa y ha permitido a partir de 2013 una recuperación que parecía cada vez más sólida (hasta las elecciones, a partir de ahora las inversiones huirán, como ha ocurrido en Grecia).
El incesante bombardeo de propaganda chavista culpa de la crisis a la corrupción, y de la corrupción al gobierno del PP en un ejercicio de engaño muy curioso que se basa en la incapacidad de la gente de entender de economía, administración pública y demás. El gobierno que saca al país de la crisis resulta ser el que la causa porque la gente ignorante supone que volver a la situación de 2007 es cuestión de ser generosos y buenas personas y gastar dinero en cosas que la favorezcan.
De repente afloran por todas partes los indignados segurísimos de saber qué habría que hacer contra la crisis y de que todo es obra de los "corruptos" del PP. Incluso los del PSOE, cuyos latrocinios en Andalucía son mucho mayores que toda la corrupción que ha podido haber en el PP, se suman a esa retórica.
Es muy difícil entender de qué modo se articula la voluntad de una sociedad formada por muchos millones de individuos heterogéneos. La democracia es irrenunciable porque todos deben tener derecho a decidir quiénes los gobiernan, pero en la medida en que existe el Estado y éste obedece al partido más votado, siempre se tiende al uso de los recursos públicos en favor del partido de gobierno. En Colombia es clarísima esa relación y nadie la puede negar, por ejemplo pensando en la inversión estatal en publicidad en medios que calumnian, insultan y amenazan sin cesar a la oposición. En otras partes, determinados grupos de interés pueden usar esos medios para generar opiniones que conduzcan al ascenso de sus representantes mediante el engaño a los ciudadanos. Es lo que han hecho los regímenes del Foro de Sao Paulo, Irán y Rusia en España con Podemos.
Ortega decía que la política y el amor eran los temas más complejos y que sin embargo era de ellos de los que todo el mundo se sentía autorizado a hablar. Los millones de "enterados" venezolanos que eligieron a Chávez en 1998 y lo reeligieron otras veces partían de la misma ceguera, por ejemplo sobre las fluctuaciones del precio del crudo, y a partir de esos sobreentendidos estúpidos "compraron" el mito que les vendían los agentes cubanos en medios que recibían dinero de la cocaína de las FARC. Ahora le toca el turno a España: la venganza contra el PP conllevará también la ruina general, pero la mayoría no entenderá la causa, como cuando Hitler culpaba a los judíos de la crisis o como cuando Maduro acusa a la "guerra económica" de la creciente miseria de su país. De hecho, la misma inversión de capital es algo que la mayoría desprecia. Baste ver este tuit de un activista de Podemos:
Los mercados se ponen nerviosos porque se les acaba el chollo. Que se vayan con su dinero manchado de muerte a otro sitio
#PabloIglesiasM4
— no_pasaran# (@fermont1965) Mayo 27, 2015
1 comentario:
Ese tipo de discursos pelecha entre adolescentes adoctrinados, que terminan votando por hampones como Iglesias.
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