Prosperidad para las FARC

Por @AdasOz 

 

Cuando Juan Manuel Santos habló de prosperidad democrática aún siendo candidato a la presidencia de la república, hacía referencia a que su mandato sería no solo la continuidad de las políticas de su mentor sino que las mejoraría. Y es que la misma frase da pie para imaginárselo, tanto así, que ilusionó a más de nueve millones de personas que lo elegimos. Pero lo que jamás nos imaginamos era que el exministro estrella de Uribe fuese a darle la espalda y en realidad a quienes les prometía prosperidad era a las FARC, a los que otrora combatió de palabra y militarmente.

Nada nos había podido alejar más de convertirnos en el país próspero que tanto anhelábamos, que una nueva mesa de negociación con el terrorismo que nunca se nos prometió y que venía oculta en la agenda de Santos en el momento de su elección. Aunque, pienso, quizás pudo haberla empezado a fraguar desde antes de ser elegido. 

La prosperidad llegó para las FARC el mismo día en que Juan Manuel Santos tomó posesión de su cargo como primer mandatario y cando al poco tiempo se reunió en Santa Marta con el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Nunca supimos a ciencia cierta qué fue lo que allí se pactó, pero a partir de ese momento la política colombiana empezó a encaminarse a hacerle concesiones a las FARC. El último golpe militar importante contra los cabecillas de las FARC del que tuvimos noticia fue el de alias “Alfonso Cano”, pero a partir de ahí, este gobierno no ha hecho más que protegerlos. Claro, Santos se convirtió en el mejor amigo de nuestro peor enemigo y por ende, era lógico que los amigos del mejor amigo también terminasen convirtiéndose en los mejores amigos de nuestro presidente. Al fin y al cabo su hermano mayor siempre ha sido amigo cercano de los Castro y de las FARC.

La Unidad Nacional ha sido una excelente conductora de prosperidad, así como el agua lo es para la electricidad. Todo comenzó con la Ley de Tierras y la Ley de Víctimas, que serían el preámbulo del adefesio más aberrante que alguna vez pudo pasar por el Congreso de la República: el Marco Jurídico para la Paz. Con éste, las FARC lograron un despeje tanto o más importante que el territorial, pues tendrían un soporte legal con el cual justificar todos sus crímenes escudándose en el “crimen político”.

El cambio de Fiscal fue otra gran maniobra de nuestro presidente delincuente, pese a que muchos pensaron que sería un buen cambio. Sin embargo, éste no ha hecho más que facilitar el avance de las FARC hacia la toma del poder. Cooperó, evidentemente por orden presidencial, para que el secretariado de este grupo criminal volara rumbo a Cuba y donde se refugian a salvo de cualquier combate o bombardeo esporádico. Y como si fuera poco, viven como emperadores llenos de lujos mientras discuten el orden político, económico y social de Colombia. Así, sin votos, las FARC han logrado políticamente mucho más de lo que lograrían por la vía democrática, además de haber aprovechado los diálogos para rearmarse, reorganizarse y fortalecerse.

Evidentemente, dada su ideología marxista-leninista, las FARC no aspiran obtener nada democráticamente sino por medio de golpes de Estado, tales como los que a cuentagotas nos ha ido dando Juan Manuel Santos con su farsa del proceso de paz, el cual ha representado un considerable incremento en los ataques terroristas por parte de esta agrupación criminal, el resurgimiento del casi extinto ELN y su anhelo de participar en su propio proceso de negociación.

El problema de negociar con terroristas es que éstos no se contentan con poco. Además de negar descaradamente sus crímenes y de seguirlos cometiendo, las FARC se niegan a ir a la cárcel a pagar por éstos. A cambio, exigen participación en política. Nada más ni nada menos que cupos directos en el Congreso, lo que es una flagrante violación de la Constitución del 91. ¿Pero qué nos sorprende si Juan Manuel Santos no ha hecho más que violarla desde el mismo día de su posesión? También exigen el control sobre las tierras, es decir, que sus delitos como la usurpación de fincas y la ocupación de terrenos sean legalmente aceptables. Y como si fuera poco, aspiran controlar la economía del país mediante la obtención de puestos en la Junta Directiva del Banco de la República. Lo del canal lo paso por alto porque nuestros medios de comunicación, en su mayoría, están dedicados a hacer apología a estos criminales. 

Señores lectores, lo que las FARC están a punto de darnos, con la complicidad de Juan Manuel Santos y todos lo que le sirven, es un gran golpe de Estado llamado “Paz” que viene disfrazado en el lema “prosperidad para todos”.