14 oct 2013

Un chantaje llamado paz

Por @AdasOz

La paz como estrategia para hacer política es un despropósito, todo un irrespeto a las víctimas del terrorismo, pero ante todo, es un chantaje de las FARC del que el gobierno de Juan Manuel Santos también hace eco descaradamente. Siendo realistas, los colombianos no tenemos un gobierno que represente nuestros intereses dentro y fuera de nuestras fronteras, pues la verdad sea dicha, éste se ha dedicado a ser el representante de una minoría que no votó por él y que usa el terror como arma política.  

Colombia nunca podrá llegar a pacificarse premiando criminales con curules en el Congreso o con cualquier otro cargo público, pues esto solo los alentará aún más para seguir cometiendo crímenes atroces. No importa cuánto tiempo pase, pueden ser meses, lustros o décadas, pues saben que siempre habrá un comodín que llegue a la presidencia dispuesto a negociar las leyes para otorgarles amnistía e indulto y como si esto no bastara, para darles participación política. Con Juan Manuel Santos las FARC vieron la luz al final del túnel y lograron, como bien lo ha mencionado el canalla, avanzar como nunca antes lo habían hecho. Su principal finalidad es usurpar en su totalidad el poder en Colombia y van por buen camino porque desde ya han empezado a tomar decisiones sobre temas fundamentales para el país, como por ejemplo el agro o la economía.  

El único medio que salvaría a Colombia del terrorismo perenne es aplicando la ley a rajatabla, sin excepciones ni sacrificios ni mucho menos favoreciendo a minorías que chantajean cometiendo crímenes a diario. Algo tan sencillo como esto, sumado al fortalecimiento de las instituciones del Estado y al respeto por las mismas, nos conduciría por el camino correcto, los índices de criminalidad disminuirían considerablemente y pocos serían los que se atreverían a levantarse en armas con fines políticos y mucho menos el presidente se atrevería a comprar senadores con salarios exorbitantes para que le aprueben los proyectos de ley que favorecen sus intereses, que vienen a ser los mismos de los narcoterroristas.  

Pese a esto, el gobierno Santos decidió enarbolar la misma bandera de las FARC y sus ya bien conocidos auxiliadores: la paz, entendida como método para chantajear a todo un país para que se sometan a esa minoría, porque de no ser así, habrá más “guerra”. Y quien no apoye esa “paz” es inmediatamente señalado como enemigo y debe ser mandado a acallar de cualquier manera. Pero lo que ellos llaman “guerra”, es terrorismo crudo. Hacen terrorismo las FARC con sus masacres, atentados, secuestros y demás crímenes atroces, al mismo tiempo que Juan Manuel Santos lo hace diciendo “Colombia está ante la última oportunidad de conseguir la paz”.  

El chantaje no podría ser más evidente, pero hay mucho ciego que sigue comiéndose el cuento, y es así de fácil de explicar: poniéndolo en los mismos términos del tahúr profesional que es Santos, la supuesta “paz” es el as que tiene el canalla bajo la manga para lograr la reelección y por eso alinea su discurso con el de los terroristas y el de sus auxiliadores. Por un lado, el presidente, a pocos meses de las elecciones parlamentarias y presidenciales, nos muestra ésta como la última oportunidad para vivir en paz, y a los opositores nos manda una clara amenaza de muerte:  
“Hay quienes parecen preferir más años de conflicto, más años de dolor y muerte, a la posibilidad de la paz”.
 Así las cosas, el presidente busca que vayamos a las urnas con un cuchillo en la nuca y si no votamos por el “hombre de la paz” entonces somos guerreristas, enemigos de la paz, y sobre nosotros debe recaer la culpabilidad: somos responsables de que en Colombia haya terrorismo. ¡Pero, claro! ¿No se dan cuenta de que es lo que las FARC y su gobierno necesitan? Inmediatamente las FARC se convierten en víctimas, el gobierno las reconoce como tales, y quienes nos oponemos a premiarlas pasamos a ser su objetivo político.  

Ese es el juego de las FARC y de su gobierno, un chantaje histórico nunca antes visto en otro país, y que como bien dijo la vocera de las FARC, Piedad Córdoba, “el proceso electoral en el que está inmerso Colombia se va a dirimir entre la guerra y la paz”. Y no duden que en ese lapso de tiempo en que los diálogos sean suspendidos, arreciarán los atentados y las masacres, y el número de secuestros y extorsiones también incrementará.  

¿Están ustedes dispuestos a dejarse chantajear? Exijamos una Constituyente que nos asegure una renovación de raíz del Poder Judicial para que la ley se aplique en derecho y no se venda al mejor postor, que en nuestro caso resulta ser el más sanguinario de los victimarios: el narcoterrorismo ligado al comunismo internacional.  

Nota al pie: los amigos de la “paz” volaron en este puente tres torres de energía y 43 vagones de un tren del Cerrejón, Tumaco lleva una semana sin luz gracias a ellos, un auxiliar de policía fue secuestrado en Nariño, cuatro militares murieron en combate contra los amigos en Arauquita, un vehículo fue incinerado en la vía entre Medellín y Quibdó y el departamento de Chocó sufre un nuevo aislamiento por un paro armado decretados por los amigos. La lista de hechos de “paz” continúa y usted insiste en dejarse chantajear.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

a Uribe le da miedo Pachito
http://www.eltiempo.com/politica/proyecto-uribista-a-punto-de-estallar-en-pedazos_13121778-4

Amparo Meza dijo...

Lo que aquí dices es la mas grande verdad de lo que está ocurriendo en nuestro deprimido país. Como pudimos permitir que esto sucediera.? No hemos hecho ni lo mas mínimo para evitarlo, somos unos cobardes pusilánimes. La pereza y desidia nos ha de llevar al terror. Muy real y buen artículo

Unknown dijo...

Ante tanta barbarie yo me pregunto: hacia donde nos conduce el Camarada Santiago?. No es posible que este individuo, en su desbocada y demencial carrera, egolatra, populista, mediática, corrupta, electorera y de falsa paz, le esté causando tanto daño al país.
Tal y como van las cosas junto con sus aliados narcoterroristas, estos psicopatas nos llevaran a las urnas con la trompetilla de un R.15 en la nuca, para favorecer a su candidato el camarada Santos (a) Santiago, y una vez con la sartén por el mango seremos un pueblo oprimido a las ordenes, caprichos y atrocidades de un nuevo dictador en la región bolivariana.
Asesinan la democracia para convertirse en socialistas, ya que una vez en el poder vienen las reelecciones (aun en contra de la voluntad popular) y se aferran al poder heredado o violentado, tal y como lo podemos apreciar en Argentina, Ecuador, Venezuela Bolivia, Nicaragua y ahora Colombia.
Que curioso. Para la reelección de Uribe el pueblo acudió a firmar su continuidad, como quien dece, el pueblo lo reclamaba. Pero, la izquierda comunista en asocio con el tenebroso cartel de la toga cumplierón el mandado: ignorar la voz del pueblo y declarar nulo todo acto para tal fin. Esa reelección si no se valía. Y así tenia que ser porque de sobra entendían que de continuar Uribe velez en el poder, sería el fin total del ya aniquilado narcoterrorismo y por ende de la fas farc, aronconadas en sus fronteras aliadas de Ecuador y Venezuela. Y a costa de lo que fuera, no lo podían permitir. Luego vendría su salvador, que era quien menos sospechamos, el traidor camarada Santos alias Santiago, nuevo mejor amigo del peor enemigo de los Colombianos, el hermano del alma de los narcoterroristas, el dictador Chavez. Ahí se afianzo y estrecho lazos esta funesta familia, co los catastroficos resultados que estamos viviendo.