Mensaje para Plazas Vega

Por @AdasOz

No suelo ser una persona apegada a las tradiciones de fin de año en las que la mayoría de la gente suele pasar eufórica de reunión en reunión, bien sea con sus familiares, amigos, compañeros de trabajo o con las personas más allegadas, celebrando las fiestas gregorianas de la Navidad y el año nuevo. Soy, más bien, alejada de todas estas celebraciones y un tanto apática ante tanta efusividad. Los años vienen y se van, y así como las personas, unos son buenos y otros no tanto, pero mientras ustedes y yo gozamos de los festejos y de la compañía de nuestros seres queridos, no puedo sacar de mis pensamientos a un héroe de carne y hueso que tuve el placer y el honor de conocer hace más o menos un par de meses, y quien me dejó profundamente conmovida: El coronel (r) Luis Alfonso Plazas Vega. Es a él a quien quiero dedicar este escrito.

Es posible que muchas personas tengan que pasar esta época del año solas o lejos de sus familias, pero gozan de plena libertad y eso es suficiente. En su lugar, el coronel Plazas tendrá que pasar otro año más privado de ese derecho fundamental sin poder abrazar a sus hijos o a sus nietos, como cualquier padre o abuelo desearía hacerlo en cualquier momento, pero especialmente en esta época en la que la tradición dicta que las familias deben reunirse a festejar.

Cuando estuve visitándolo, lo sentí animado y hablaba de todo un poco: de su condena, de lo mucho que le preocupa el país y el rumbo que ha tomado ahora que Santos es quien nos gobierna, pero fue al final, ya cuando me despedía de él, que pude percibir la profunda tristeza que guarda dentro de sí. Tristeza que se mezcla con la soledad que padece al verse obligado a estar separado de su esposa Thania, de sus hijos, nietos y demás familiares. Fue tanta su tristeza, que yo misma salí acongojada de la visita y no fue sino hasta ahora que pude atreverme a escribir algo al respecto.

Su injusta e infame condena, que es más bien una cadena perpetua, lo mantendrán lejos de sus seres queridos en esta Navidad, mientras Gustavo Petro celebra impunemente y destruye lo que queda de Bogotá con sus improvisadas decisiones, y mientras manda a erigir monumentos que honran la memoria de los criminales que murieron en el Palacio de Justicia. Pienso que para el coronel debe ser aún más doloroso ver ese panorama en el que los victimarios resultan ser las víctimas y lo héroes como él, los victimarios. Pero no sólo es doloroso e injusto, sino que esa placa que ordenó hacer Petro es una burla para las verdaderas víctimas que cayeron en manos de su grupo narcoterrorista en noviembre de 1985, así como para los miembros de las Fuerzas Militares como Plazas Vega, que obraron en defensa del Estado y hoy pagan condenas como si hubiesen sido los victimarios.

A todas esas personas que celebran la infame condena contra el coronel Plazas, les solicito que lean el salvamento de voto del magistrado Lara Acuña para que entiendan por qué Plazas es inocente y por lo tanto debe recuperar su libertad de manera inmediata. Otra cosa es que apoyen por conveniencia la tesis mentirosa que han venido hilando los ex M-19 con la ayuda de periodistas, jueces y magistrados de bolsillo, cuyo único interés es llenar sus cuentas bancarias sin importarles el haber vendido sus conciencia a los criminales o la ética profesional como tal.

Al coronel, a su valiente esposa Thania y a toda su familia no sobra decirles que cuentan con el apoyo de millones de colombianos sensatos que recordamos la horripilante toma del Palacio de Justicia y tenemos claro quién salvó la patria. A él, infinitas gracias por su labor en ese entonces así como a lo largo de su carrera profesional. Pese a las duras circunstancias que viven en este momento, sepan que seguiremos, al igual que ustedes, clamando por la libertad de Plazas Vega y por que en Colombia algún día, más temprano que tarde, se haga justicia.